Lo mejor que tienen las elecciones es que dejan de bombardearte con estridentes musiquillas acompañadas de frases cortas e incoherentes, de verdades a medias y promesas que nadie se cree obligado a cumplir.
Y esa es la parte amable, porque luego está la otra, la ensalada de tiras de piel, la batalla de bolitas de estiércol, el baúl de los trapos sucios que solo se abre si el contrario abre el suyo porque aquí quien más quien menos tiene algún secreto inconfesable que nunca parece ser de interés público a menos que medie provocación.
Sobre todo me alegro de dejar de recibir los mensajitos de algunos conocidos que se empeñan en explicarme a quién tengo que votar. Cualquier opinión que pudiera escribir aqui a vuelapluma seria demasiado ofensiva y como ellos insultan mi inteligencia no quiero dejarme llevar por una escalada agresiva. Me sorprende que fácil le resulta a la gente convertirse en seguidores de teorías conspiratorias, aceptar hipótesis elevadas al rango de axiomas cuando secundan sus ideas preconcebidas o aplaudir a los agoreros contumaces o a los panegiristas impenitentes.
Alguien debería hablarles de las normas de formación de criterio, de la diferencia entre la prueba y el rumor, entre los hechos y los libelos, entre afirmaciones y verdades.
La falta de argumentos y el «dime que propones que me opongo», o «hagas lo que hagas va e estar mal», me llena tanto de hastío como esas peroratas de sordos insolentes que pontifican sobre quien la tiene más larga con reglas trucadas de escala logarítmica. No es que nos mientan, es que lo hacen con completa desfachatez y además les importa un bledo.
¿Es tan difícil cooperar?. Los problemas a resolver, ¿son tan difíciles de acometer de forma efectiva?. Entiendo que pueda haber discrepancias en los números , algún regateo en el presupuesto o algún ajuste en el calendario. Hasta sería humano un tira y afloja en el nombramiento de cargos y de responsables, sin duda motivado por el fervor generalizado de servir al ciudadano en los puestos de mayor responsabilidad. Pero no puede ser tan dificil aproximarse y cooperar en la obtención del bien común. Y si eso no ocurre quizás podríamos pensar que lo que pasa es que lo que se busca no es el interés común, sino el propio y ahí si que es difícil, porque claro, lo que te llevas no me lo quedo y como la tarta me la han dejado a mi, me la como yo entera. Acabáramos.
Aún así coincido con aquel que decía que «la democracia es el peor sistema de gobierno si exceptuamos todos los demás» y yo votaré. Que una decisión sea difícil no quiere decir que podamos eludirla. En esta vida cada uno debe asumir sus responsabilidades y vivir cuatro años sintiéndose responsable por haberlos votado. No se puede escurrir el bulto y luego criticar.
Discrepo como es lógico de lo que se puede o no se puede…
Si estuvieran vacíos los asientos del congreso porque el pueblo no ha encontrado ninguna alternativa aceptable que le represente…
Si los representantes respondieran civilmente y penalmente de sus actos y promesas incumplidas…
Si…
¡Por cierto!¿Sabes de alguien que haya escuchado algún discurso de algún senador que se presentaba para el senado?. Yo solo conocía a uno, y porque era de mi pueblo, los demás ni en la foto los había visto.
Para votar así, es mejor no votar, seguro que no te equivocas ante la ceguera que tenemos.
¡No me sirve lo del tuerto en el mundo de los ciegos!.