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Tronc de Nadal

Publicada el 26 de diciembre de 2006 por Roberto Plà

Para Nochebuena, todos los hermanos de Mercedes vinieron a casa de sus padres a cenar con sus parejas y sus hijos. Nos juntamos diecinueve personas entre mayores y pequeños, con la consiguiente algarabía. Para poner un poco de orden en un cruce de regalos entre tanta gente, hace años que para los obsequios de navidad organizan un ‘amigo invisible‘. A cada participante se le asigna por sorteo secreto a otra persona – que no sea su cónyuge- a la que debe hacer un regalo. Luego todo el mundo empieza a hacer llamadas para espiar los deseos de su ‘víctima’ y en general los regalos no van muy desencaminados. A mi me regalaron el libro “La Guerra Civil española” de Antony Beevor (ISBN(13):9788484326656) que en primera hojeada resulta bastante interesante.

Cuando mis hijos eran pequeños hacíamos cagar al ‘Tronc de Nadal‘ cada año, tanto si estábamos en Lleida como si íbamos a Murcia. Este año Beatriz decidió hacer partícipes a sus primos murcianos de esta bonita tradición catalana y se encargó de organizarlo todo. Manolo trajo de su casa un par de troncos que para que tuvieran una mínima disposición a la expulsión de golosinas hubo que amarrar con una cinta de embalar. Y después la cena, que este año consistió, además de los aperitivos en una paletilla de cerdo al horno que estaba exquisita.

El día de Navidad solo vinieron Carmela y Juan y se comió el tradicional ‘Pavo con pelotas‘, que Gloria hace buenísimo y que a mi me encanta aunque, inexplicablemente, en casa todo el mundo duda que a mi me guste.

PanoramicaPlaza PreciosaCenaTronc de NadalBelen
GrupoGrupoGrupoLos UrrutiasLos Urrutias

El día de San Esteban fuimos a Los Urrutias a comer con la familia de Ana Mari, la hermana de Gloria.

José Pedro, el marido de Lola me sorprendió, porque siempre había sido un ‘Macquero‘ convencido y ahora se ha pasado a Linux. Estuvimos hablando de Ubuntu y me dio un par de consejos que en cuanto pueda pondré en práctica.

La parte gastronómica del encuentro fue un Caldero del Mar Menor para el que me resulta tan difícil encontrar adjetivos como me costó encontrar espacio para alojarlo, después de tantos excesos de comidas. Sin embargo, tanto el pescado como el espeso arroz desaparecieron sin que se oyeran protestas. Buena puntuación, habrá que tenerlo en cuenta para el verano, aunque el Caldero es otra de las habilidades de Gloria.

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