Tener una profesión propicia a los traslados -aunque yo no puedo quejarme en ese aspecto- y pasar bastante tiempo conectado a la red son factores claves para tener las amistades dispersas por el mundo. Por eso cuando viajo, me gusta intentar reunirme con los amigos que solo puedo ver en esas ocasiones.
Otras veces he aprovechado las vacaciones en Murcia para reunirme con los amigos de la Asociación Aire. Teniendo en cuenta nuestra común pasión por la aviación estas reuniones han dado lugar a visitas a diversas instalaciones aeronáuticas con su posterior encuentro gastronómico-coloquial.
En esta ocasión se me ocurrió proponer en la lista reservada a a los socios de Aire una visita al Ala 14. Previamente había consultado con Orlando, el Coronel del Ala, la oportunidad de hacerlo en esas fechas a lo que accedió amablemente.
La convocatoria tuvo un éxito rotundo y en pocos días teníamos una lista de cerca de cuarenta personas para la visita. El éxito de la anterior visita al Ala 15 por parte del “Capítulo Madrileño” de la Asociación tuvo, sin duda alguna, una influencia positiva.
Montserrat Pin y Oscar Cosin se encargaron de toda la organización previa, recopilando las listas de concurrentes y poniéndose en contacto con la Oficina de Relaciones Públicas del Ejército del Aire para pedir los permisos correspondientes y Manuel Mañas negoció con una habilidad superlativa el asunto de la pitanza posterior a la visita, pero parte importante del evento.
Llamé a Javier para ver si se venía con nosotros e inmediatamente propuso que fuésemos por via aérea en su Cessna 414. La perspectiva era halagüeña, pero unos virus intestinales se interpusieron en el camino y el día anterior Javier estaba en una situación poco apropiada para viajar por ningún medio.
Finalmente hemos ido en mi coche mi hijo Roberto, Juan y yo. Juan es la pareja de mi cuñada Carmela y aunque no constaba que fuera aficionado al tema aeronáutico, pensé que una visita a Los Llanos era suficientemente original como para entretener a cualquiera. Después de la jornada no sé que es lo que le ha asombrado más, si los aviones o la pandilla de pirados de los aviones que nos hemos reunido allí.
La visita ha sido entretenida e interesante. Un montón de amigos que hacia tiempo que no veía, charlas cruzadas sobre mil temas comunes y al mismo tiempo empapándonos de todo lo que veíamos y como no, haciendo fotos a destajo. He tenido ocasión de ver a varios amigos que están allí destinados y he comprado un parche del reciente Tiger Meet celebrado en la base. A pesar de ser un grupo numeroso se ha cumplido el programa previsto, gracias a la perfecta organización por parte del Ala 14 y a la amabilidad de todo el personal que nos ha atendido y acompañado en la visita.
Hemos comido en el Restaurante ‘El Lomo’, próximo a la salida por la Maestranza. Como se ha dicho Manuel había negociado magníficamente un menú de 18 euros que incluía unos abundantes entrantes, paella o Gazpacho manchego a elegir y un segundo plato a elegir también entre varios de carne y pescado. Naturalmente yo me he decidido por el Gazpacho manchego y unas chuletitas de cordero. Después de postre y café emprendimos la marcha llenos de alegría por el encuentro que hemos disfrutado con tantos amigos.