En mi momento de intimidad con la radio de esta tarde, es decir mientras conducía bajo la lluvia hacia casa he tenido la oportunidad de escuchar la entrevista que le han hecho a Richard Stallman, el activista del software libre, creador de conceptos como el «Copyleft«.
Cuando leí por primera vez a Balmes o a Ortega y Gasset era bastante joven, pero quedé sorprendido como la esencia de lo escrito resultaba fácil de comprender y me hacia reflexionar sobre lo bien escritos que estaban aquellos libros que haciendo planteamientos tan complejos, los explicaban con tal precisión que no resultaba difícil entenderlo.
Eso mismo me pasaba oyendo a Stallman en su perfecto castellano. La perfección del razonamiento estaba tan bien acompañada de la sencillez y precisión en la explicación que no puedo por menos que pensar que cualquier intento que yo haga aquí de reproducir sus ideas será una burda parodia de los mismos.
Stallman ha definido como el factor principal de los programas de código abierto (barbarismo: opensource) como la potenciación de la libertad de los usuarios y su principal efecto como el de la libre circulación de las ideas y el conocimiento. Para establecer las diferencias entre software libre y gratuito ha dicho que él no es enemigo de que se gane dinero, sino de que se gane de forma injusta. Yo solo tengo que añadir que a mi, además, me molesta enormemente que el dinero que otros ganan injustamente salga de mi bolsillo.
Como guinda de una entrevista breve pero de una densa intensidad conceptual, la locutora le ha preguntado que por qué no llevaba teléfono móvil y él ha dicho que los teléfonos móviles son muy cómodos, pero pueden servir para localizarte con precisión y -con pareado y todo- ha dicho que “es mi deber como ciudadano, resistirme al gran hermano”.
Yo no puedo más que aplaudir esa postura. Con frecuencia alguien me recrimina que lleve el teléfono móvil apagado y a veces no lo encienda en varios días. Cuando lo hago, vuelvo a apagarlo por la noche y no me canso de repetirles que el teléfono está a mi servicio y no yo al servicio del teléfono.
Ejercer la libertad individual también es un deber ciudadano: una sociedad libre solo puede estar formada por hombres libres.