Un paseo por Roma

Cojer un autobús al centro no fue fácil: la información de que disponíamos era escasa. Solo la lista de paradas de cada linea en la propia parada. Consultarla y comparar con el mapa que llevábamos era poco productivo: cuando nos cansamos de hacerlo tomamos el primer autobús que llegó. Casi nos salimos del mapa y de Roma. Es curioso como puede cambiar la situación el hecho de disponer de una buena información. Un mapa de las lineas de autobús, una conexión a internet para averiguar los itinerarios adecuados y los enlaces posibles…sin información nos sentimos perdidos y desorientados, dependemos de nuestras fuentes de información.

Como llovía, nos lo tomamos como un recorrido turístico por los barrios del norte. Después de un trasbordo y frente a la isla Tiberina, atravesamos el rio hacia el norte por los puentes que la cruzan ( Ponte Cestio y Ponte Fabricio) en su centro y nos fuimos a buscar la plaza Matei, donde está la fuente de las tortugas y una pasteleria judía que según el libro guía, tenía que estar muy cerca, en via Octavia. La encontramos pero cerrada y faltos de café como íbamos, nos metimos en un pequeño local llamado Cafetería Guido, donde tomamos con el café una tarta que estaba tibia y deliciosa, de queso Mascarpone y trozos de chocolate.

Desde alli, aprovechando que la lluvia parecía haber remitido, fuimos paseando hacia el campo di Fiori, por una calle llena de tiendas de ropa. En una de ellas encontré una corbata que me gustó: sobre fondo azul, elefantes color naranja, que me recordó el logoptipo de ‘Meneame’. Tuve que prometer que no me compraría más corbatas en todo el viaje, algo que fue muy duro de cumplir, pues vi muchísimas a buen precio, de seda y con diseños estupendos. Y es que yo opino que un hombre nunca tiene suficientes corbatas, pero Mercedes piensa que lo que no tengo es espacio en los dos corbateros del armario para guardarlas. Ella siempre tan práctica.

Elefantes

Campo di Fiori es una plaza muy animada y con un aspecto muy agradable. Alli, como es muchos otros sitios de Roma hay una fuente con un agua fresquisima y excelente para beber. El agua de las fuentes de Roma es siempre potable y muy buena. Nuestro paseo siguió hacia el Trastevere. Después de pasear por el barrio, con muchas calles estrechas y retorcidas, lleno de gente y de vida, nos paramos a tomar una cerveza en una terraza.

La camarera que parecía argentina por el acento me dijo muy amable que si queria practicar podía seguir hablándole en italiano. Una forma muy sutil de decirme que mi italiano es deplorable. Algo parecido me había dicho Paolo, un investigador que conocí en el archivo: “hábleme en español que le entiendo”, a lo que yo le repliqué: “si, probablemente mejor que en mi deplorable italiano”, su amable sonrisa me hizo comprender que de mi italiano solo se apreciaba la buena intención de hablarlo. Son cosas que pasan cuando uno es puramente autodidacta.

Volviendo al Trastevere, me pedí una cerveza escocesa porque la que había pedido Mercedes el día anterior cerca de plaza Nabuona estaba exquisita. Esta vez también me gustó y por tanto he tomado nota: “Cervezas escocesas, levemente tostadas y con ligero sabor a roble: me gustan”. El lugar era tranquilo y allí hicimos tiempo para cenar y descansar los pies. Con la cabeza recostada en un árbol estratégicamente situado creo que incluso llegué a dormirme levemente. Cuando nos levantamos buscábamos los sitios recomendados en la guia y asi llegamos a la ‘vineria’.

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