La unidad externa de disco óptico Zip iOmega de 100 Mb. que se conecta al puerto paralelo fué allá por los finales del siglo pasado y los albores del presente mi almacenamiento masivo transportable. Los discos duros extraibles eran demasiado aparatosos para andar con ellos de un lado para otro, pero sobre todo, requerían una infraestructura en el ordenador anfitrion, mientras que la unidad iOmega solo requería instalar los drivers.
Por otra parte aunque no era difícil ni caro grabar un CD, los discos ópticos tenían la ventaja de su mayor capacidad y sobre todo de que eran reescribibles.
La unidad tiene un diseño de apariencia robusta y que permite instalarla horizontal o vertical, es ligera aunque la fuente de alimentación compensa ese detalle con creces.
Los discos son de un tamaño algo superior a un disco de 1,4 Mb y casi 70 veces más capacidad de almacenamiento.
Ahora parece un sistema de acceso algo lento, pero en aquella época tenía un ratio de transferencia de datos muy aceptable. Durante muchos usos con múltiples borrados y grabado de datos de nuevo, solo recuerdo haber tenido problemas con un disco en el que se corrompió un subdirectorio, problema que desapareció al formatearlo de nuevo.
Cuando su uso se hizo innecesario al empezar a usar un ordenador portátil, el almacenamiento para el transporte de proyectos, aplicaciones e imágenes pasó a ser un almacén de archivo. La necesidad de instalar la unidad hizo que el archivo durmiera durante años en mi estantería.
Esta semana decidí examinar los discos para recuperar los datos útiles, borrar los obsoletos y limpiar los discos.
Primero busqué la forma de acceder a la unidad desde Debian. Aunque encontré un driver para Linux descargable desde Synaptic, al instalarlo no reconocía la unidad, por lo que me resultaba imposible montarla. Al ampliar la búsqueda encontré al menos cinco aplicaciones que permitian accceder a este tipo de unidades, pero no quise hacer tantas pruebas y decidí instalar los drivers en una máquina con Windows sistema para el cual tenía las utilidades y drivers descargados de la web de iOmega.
Esto salió bien a la primera y a ratos perdidos, durante tres días he ido haciendo el trasvase de archivos. Finalmente esta mañana he recuperado los últimos y he desinstalado la unidad. No sé bien que hacer con ella. No parece que vaya a poder darle una utilidad pero desde luego no pienso tirarla. A estas alturas ya empieza a ser un periférico ‘antiguo’ y sin duda dentro de unos años será un auténtica reliquia.
Que recuerdos…. eso tengo que hacer yo con mis discos. Yo tengo 3 unidades, una paralelo, el modelo USB y una interna con conexión IDE.