El sábado por la noche me robaron la cartera. Fue en el metro de Barcelona, en la estación de Plaça Espanya, donde estaba haciendo trasbordo. Veníamos de Maria Cristina donde está la residencia, frente al Corte Inglés de Diagonal y íbamos a enlazar con la linea 1 para ir a Universitat.
Subíamos por unas escaleras mecánicas. Mercedes se había adelantado y cuando ya casi me encontraba en el final del tramo, noté una suave caricia en la parte donde llevaba la cartera. Fue como notar la cartera, pero de una forma rara y de forma instintiva me eché mano al bolsillo trasero derecho del pantalón donde la llevaba. ¡No estaba!. Estábamos en lo alto de la escalera y un muchacho me adelantaba por la derecha. Le cogí del antebrazo fuertemente y dije «la cartera».
Creo que puso cara de asombro o de miedo solo balbuceó: «Yo no tengo nada». Miré hacia delante y llamé con voz fuerte: «¡Mercedes!» cuando Mercedes se volvió y me miró le dije: «¡la cartera!, ¡me han robado la cartera!», a todo esto no soltaba al fulano de mi derecha al que le sacaba la cabeza y medio metro por cada lado. Mercedes se vino hacia nosotros decididamente y ciando estaba a menos de un metro se oyó claramente caer una billetera, miró al suelo y la recogió rápidamente. Era mi billetera. No sabía de donde había salido pero estaba allí, en manos de mi mujer. Estaba seguro de que no faltaba dinero: no llevaba un duro, solté al que tenía agarrado que desapareció bastante rápido sin pedir explicaciones.
Esto es de lo que me acuerdo. Cuando subíamos otro tramo de las escaleras mecánicas unas chicas nos dieron: «ha sido el de la gorra, hemos visto como la tiraba al suelo». Creo que se referían al muchacho que yo agarré, pero no estoy seguro. De hecho el agarre fue instintivo y cuando dijo que no llevaba nada y abrió los brazos lo que pensé es «¿con que fundamento voy a registrarlo?» Tampoco vimos quien tiró la cartera al suelo, fue muy rápido.
No se si al carterista le dio tiempo a ver que el botín no merecía la pena o pudo atisbar mi carnet profesional y lo confundió con el de un miembro de la policía, o si, simplemente fue la táctica evasiva para desaparecer y eludir un incidente. Desde luego su rapidez le salvó, si yo veo en aquel momento a un extraño con mi cartera en sus manos, no se si habría tenido suficiente autocontrol para no dejarme llevar por un violento ataque de ira. Ya decían los latinos que «Ira est brevis furor«.
Cambié la cartera de bolsillo y seguimos hacia el teatro, donde llegamos por los pelos al inicio de la función.
Hace tiempo,unos 6años, viví algo similar. Solo que el ‘relojero’ sí se llevó un par de… No se quién corría más después, el o yo, en sentidos contrarios.
Me topé con un policía, al que conté todo lo ocurrido y denuncié el intento de robo. Cuando le describí al sujeto dejó de tomar notas ‘sí, es viejo conocido nuestro, podemos cogerle, pero en 15min estará fuera, con suerte alguien le pegará tal paliza que dejará la profesión, no hay nada más que se pueda hacer…’. me respondió.
Menos mal! Debió de pensar que le tirarías escaleras abajo y prefirió soltar su presa.