Hoy he tenido la emocionante oportunidad de participar en la exploración de un refugio de la Guerra Civil en el mismo centro de Figueres. Nuestra ciudad fue una de las mas cruelmente castigadas por los bombardeos durante la guerra civil.
Desde el primer ataque en enero de 1938 en el que murieron diecisiete personas, en medio de unas escenas dantescas en el Parc Bosc de la ciudad, la ciudad sufrió regularmente la presión de los bombardeos, que se incrementó hasta límites casi inconcebibles en los últimos días de la retirada republicana en que la ciudad estaba abarrotada de transeúntes que huían hacia la frontera.
Como reacción lógica de protección ante estos ataques se construyeron muchos refugios, la mayoría de los cuales perviven ocultos en la oscuridad del subsuelo. Existía un refugio en la antigua Plaça del Comerç, hoy Plaça del Gra o también popularmente conocida como la ‘Plaça Coberta por el tejadillo de hierro, madera y tejas que protege los puestos el día de mercado y que fue construido en el año 1887 por Puig y Saguer, bajo los auspicios de los Villalonga, industriales del hierro figuerenses. Este refugio recibió el impacto directo de una bomba en los últimos días de la campaña de Cataluña y se hundió, haciendo de sepultura por varios años de siete víctimas de aquel bombardeo.
Con motivo del aniversario de la última reunión de las cortes republicanas en territorio español el 5 de febrero de 1939, se van a realizar una serie de actos. En la comisión que prepara este evento se consideró que una de las acciones posibles seria la limpieza de alguno de los refugios antiaéreos para hacer posible su visita por el público.
Agustí Vehi, Subinspector de la Guardia Urbana e historiador, gran conocedor de la ciudad, apuntó dos o tres lugares que se podrían estudiar. De sus gestiones ha surgido la posibilidad de inspeccionar este de hoy, por tratarse de uno de los más céntricos y accesibles que sin embargo es desconocido por la mayoría de los ciudadanos que día a día pasean sobre el.
Ayer, Miguel Ángel me dijo que le había llamado Richard Elelman citándonos a las 08:30 para explorar un refugio en una céntrica plaza Figuerense. Allí hemos aparecido y en cuanto ha llegado el personal de Fisersa, la empresa de servicios municipal nos hemos metido en el pozo sin esperar a ponernos ni mono ni botas de agua y sin más compañía que la linterna y la cámara de fotos.
Hemos tenido suerte porque en el antiguo refugio solo había tierra y algo de barro, no olía mal ni tenia otros habitantes. Formado por varias galerías ramificadas, unas de ellas con las paredes cubiertas de ladrillo y el techo reforzado por una bóveda de medio punto no hemos tomado las medidas, ya que con la emoción del momento no habíamos llevado ni una mísera cuerda. Aquellos que son tan aficionados a las listas me recordarán alguna página donde encuentra la «lista de útiles imprescindibles para el explorador de túneles», pero llegará tarde, aunque sin duda tendremos que realizar un estudio más métrico y científico de la instalación.
La disposición y forma es muy parecida al refugio que restauraron en Roses y a otros que he tenido ocasión de conocer. Eso da idea que su planificación responde a un plan concebido por La Generalitat o el Municipio siguiendo las directrices de las autoridades en la materia y la existencia de galerías sin reforzar da la impresión de que no hubo tiempo para acabarlo.
Bravo, que bueno! No puedo dejar de aplaudir cualquier iniciativa que pretenda recuperar los vestigios de nuestra guerra, por desgracia la politización y los rencores de cualquier tema relacionado con la guerra civil reducen este tipo de recuperaciones a unos pocos ejemplos mientras los pocos restos desaparecen y son olvidados.
Mi enhorabuena!