Lo he leído en iMicrosiervos y no me lo podía creer, La Vanguardia ha puesto al acceso publico y gratuito su archivo hemeroteca, más de 127 años de prensa diaria de Barcelona con ámbito nacional e internacional. Esto representa uno de los hitos de la era de la información y redime ante mis ojos a La Vanguardia de todos sus pecados anteriores.
La Vanguardia podía consultarse a través de internet de forma gratuita, pero para ver el contenido completo de la noticia, había que registrarse. Me registré y empezaron a darme la paliza con correos no deseados y el acceso a los contenidos era incómodo, así que abandoné totalmente la lectura de La Vanguardia digital, hasta el punto de que si necesitaba consultar el texto de una noticia se lo pedía a un amigo mas paciente que yo y que estaba registrado.
A diferencia de El Mundo y El País, La Vanguardia no parecía haber encontrado su lugar en el mundo digital. Normalmente recibo El País en papel a diario, pero eso no impide que consulte su página web o que antes de que me llegue el periódico haya leído los titulares. La edición digital del País y El Mundo se complementan, cuidan la infografía y la satisfacción del cliente sin miedo a perder lectores de papel haciéndose a si mismos la competencia a través de la red.
Pero con este movimiento La Vanguardia les pasa muy por delante convirtiéndose en un referente y un ejemplo para la prensa nacional e internacional. El principal valor de la red es la información y cuando una entidad comparte sin complejos su información con los internautas se convierte en una pieza clave, imprescindible de la propia red. Salvo que se dedique expresamente a molestar a sus visitantes, La vanguardia puede considerar garantizado un flujo de visitas diarias y la fidelidad de miles de estudiosos, investigadores o simples curiosos.
Por mi parte en la primera media hora de búsqueda he encontrado información relevante sobre un asunto sobre el que llevaba investigando varios años. Cuando pude visitar la Biblioteca de Catalunya no tenían la colección de La Vanguardia de las fechas que me interesaban. Y no tengo tiempo para acercarme cada semana ni cada mes tampoco a Barcelona a consultar archivos.
La acción de La vanguardia no solo es un ejemplo y un referente para la prensa y otras instituciones privadas, debería serlo también para las instituciones públicas que se pelean por la posesión de unos papeles cuyo traslado y reubicación costará más caro que su digitalización y acceso a través de la red. Esta debería ser la primera preocupación de la administración: que la información esté al alcance de sus verdaderos propietarios, los ciudadanos.
Cuando no trabajan en ese sentido sabemos que los políticos son unos sinvergüenzas felones e inmorales. Porque el coste de ciertas medidas es mínimo y el poder que otorgarían al pueblo soberano seria mucho. Imaginad expedientes de adquisición y contratos de ayuntamientos expuestos en la red al examen de cualquiera. Los presupuestos de las comisiones que organizan conmemoraciones y ‘actos culturales’, los informes por los que se pagan cantidades desproporcionadas a amigos y parientes, ¡todo a la luz de la red!. Demasiado poder para el pueblo, demasiada democracia, algo insoportable para los que han hecho de la política un estercolero, pero algo que debería ser casi sagrado para cualquier cargo electo.
Ya que parece que no vamos a empacharnos de democracia, podríamos ir tomando un aperitivo de cultura: que cunda el ejemplo de La Vanguardia y que tengamos los archivos públicos al acceso del público. Algo que tendría que ser Ley.
Me encanta poder acompañarte a tomar el «Aperitivo cultural democratico»… Al tiempo que comparto que pasará aun mucho tiempo para que podamos empacharnos de democracia y la información pública pueda estar al alcance de sus verdaderos propietarios.
Un abrazo.
Pd. hay demasiado estiercol