Al observar los componentes del diseño que proponía la imagen del libro aprecié varios inconvenientes. Las pinzas de la ropa en casa son mayoritariamente de plástico y aunque quizás hubieran servido, la estabilidad de mi matrimonio tiene una ley no escrita que dice «no jugarás con las pinzas de tender la ropa en vano». Así que decidí buscar soluciones por otro sitio.
Como componente básico de la estructura decidí usar listones cilíndricos de madera procedente de China. Es decir, palitos de brocheta. Son mucho más ligeros que las pinzas de ropa usadas en el diseño original, y sin duda aportarían esbeltez a la estructura. No me cabía la menor duda de que, adecuadamente situados, resistirían el esfuerzo necesario para tensar la goma que proporcionaría la fuerza de impulsión.
Pero era necesario encontrar un sistema de unión de los diferentes elementos. Recordé un artículo, «Cómo construir una Kon-Tiki en miniatura». En un libro que había en casa cuando era pequeño: «Mundo Juvenil de Selecciones» (Selecciones del Reader’s Digest, Madrid, 1965, pp. 85-89). Esta referencia la he encontrado en la red gracias al magnífico artículo de Mario Vallejo, que reproduce el tema del original, la construcción de una maqueta de la Kon-Tiki. El caso es que en aquel artículo se describían detalladamente los nudos a realizar para montar una balsa primitiva peruana.
En mi estructura el hilo no me pareció muy adecuado y también pertenecía al negociado de mi esposa, así que a pesar de los tiernos recuerdos infantiles, lo deseché por completo.
Ya se sabe que la llamada Cinta Americana es «como el amor» porque «mantiene el mundo unido». No sé si además de este detalle sentimental que me proporcionó mi hija Beatriz se sabe que está formada por fibras de carbono un material cuya resistencia es casi 3 veces superior a la del acero, y su densidad es 4,5 veces menor.
Pensé que aplicada sobre las juntas con una técnica mixta entre las ataduras de la Kon-Tiki y los vendajes, les daría la fuerza necesaria. Para las primeras juntas simples usé trozos demasiado cortos que aunque cumplían su funcion eran algo escasillos, pero enseguida decidi tomar un trozo de cinta de unos 20 cm y cortarlo en tiras de unos 5mm de ancho a lo largo. Las largas tiras resultantes se podian enrollar en los listones a unir y rodear la junta de forma diagonal varias veces lo que ha dado como resultado las juntas sólidas y resistentes que pueden apreciarse en las fotos.
Para la cazoleta y la palanca lanzadora decidí usar una sola pieza: una cucharilla de plástico. Además resulto ser de «calidad aeronáutica» pues se trata de un recuerdo de nuestro viaje a Estados unidos con Delta Airlines.
Inicialmente pensé en crear un sistema de madeja de gomas retorcidas que mediante la fuerza de torsión para volver a su posición original harían girar la palanca de proyección hasta que hiciera tope con un travesaño. Pero encontrar un anclaje lo suficientemente fuerte para soportar de forma casi continua la tensión de la madeja de gomas no era sencillo y si a eso añadimos la necesidad de tener un sistema para dar tensión a las gomas girándolas resulta que el numero de complicaciones excedía con mucho el alcance del proyecto, por lo que decidí acudir al método tradicional que podríamos denominar de ‘tirachinas’ con una pequeña modificación: la de introducir la palanca expulsora en una gaza de la goma para que simplemente mediante el rozamiento esta permaneciera fija en el punto de apoyo de la palanca expulsora.
Por suerte había colocado un travesaño doble en el frontal de la base y usé el superior como eje de la bisagra de la palanca expulsora. Esta bisagra la hice con un trozo de cinta americana que rodeaba el eje al tiempo que sus puntas abrazan el extremo de la palanca expulsora (cucharilla) y que a su vez aseguré mediante otra pieza más pequeña alrededor el brazo de la palanca expulsora.
Por último coloqué el travesaño que detiene el recorrido del brazo de la catapulta y aseguré todo el pórtico frontal apuntalándolo con dos listones. Estos listones han quedado bastante largos sin que esto tenga otra razón que la estética, aunque no pueden recortarse del todo para que hagan de tope de las gomas impulsoras.
Las primeras pruebas, realizadas con un proyectil de circunstancias dan un alcance a la catapulta de 287 cm sobre el plano de su base y medidos a partir del pórtico frontal.
Sin embargo ya se ha programado un amplio calendario de pruebas balísticas con diferentes tipos de munición del que se dará cumplida cuenta en este blog aunque por ahora todo ello pertenece al más estricto secreto militar.
Los planos en 3D están realizados con SketchUp por mi hija Beatriz que es una verdadera artista con este programa y pertenecen a la fase de post-producción del prototipo ya que los planos originales se realizaron al mismo tiempo que se construía la máquina.
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