Está no es una guía de compras sobre cajas de acuarelas que puedas comprar, sino un repaso de las cosas que he aprendido en los últimos años sobre las cajas de acuarelas y que pueden ayudarte a decidir cuál es la caja que necesitas.
Es posible que nuestra primera caja de acuarelas proceda de algún regalo o la hayamos comprado en el momento que decidimos dedicarnos a practicar está técnica de pintura, siguiendo alguna recomendación o estimulados por un impulso al ver una atractiva caja de acuarelas en un comercio.
Un buen consejo cuando se estrena una caja de acuarelas es tomar nota de la marca y referencia de los colores que incluye, para cuando tengamos que reponerlos poder comprar los colores adecuados. También es una buena costumbre hacer una muestra de los colores que contiene la caja, a ser posible con la misma disposición que tienen en la misma, para hacernos una idea de cómo quedan en el papel, ya que al usarlos, el aspecto de los colores cambia y se oscurece y puede resultar difícil incluso recordar cual es el color ubicado en una determinada posición.
Las cajas que me gustan más son las compactas, sin más espacio entre los colores que las paredes de los pocillos que los contienen. Las cajas que llevan las pinturas separadas entre si me parecen un desperdicio de tamaño, algo importante si como a mí te gusta llevarlas encima para pintar en cualquier sitio.
Las cajas de plástico suelen ser más baratas que las de metal y también más económicas, pero a veces el sistema de sujeción de los godets no es del todo perfecto y en un movimiento extraño, nuestras pinturas pueden acabar por el suelo. Si es el caso hay que procurar asegurarlas en su sitio con cinta de doble cara en su base o aún mejor, con unos tacos de goma moldeable de la que se usa para fijar los posters en la pared en lugar de usar chinchetas.
La caja ideal también tiene que permitir cambiar fácilmente las pastillas cuando estas se agotan. Las metálicas suelen llevar unas lengüetas metálicas entre las que cabe un godet a lo ancho o en su lugar dos medios godets. En algunas cajas hay un espacio reservado inicialmente a los pinceles donde pueden alojarse más pocillos de pintura.
Otra de las dudas que nos asaltan a la hora de comprar nuestra primera caja es cuantos colores necesitaremos. En teoría, todos los colores pueden obtenerse a partir de los tres básicos: amarillo, azul y rojo. Pero para un principiante puede ser un poco complicado. A partir de los tres colores primarios, se suelen incluir los tres secundarios: naranja, morado y verde. A partir de aquí un color negro o mejor de tinta neutra para obtener los colores más oscuros, y aunque «el blanco no existe en acarela» hay quien lo usa para facilitar la obtención de tonos claros en las mezclas. También se suelen incluir colores que son más difíciles de obtener por mezclas, como el siena, (natural y tostado) el turquesa, el verde viridiano o el amarillo de Nápoles. Las cajas básicas suelen incluir: dos tonos de amarillo, dos de rojos, dos azules, dos verdes, dos marrones, el blanco y el negro. Esos doce colores dan mucho juego y son suficientes para empezar.
Cuando estamos empezando nos atenemos a los colores que contiene esta primera caja, sin plantearnos si son o no los adecuados. Cuando la práctica aumenta nuestros conocimientos, nos planteamos si nuestro equipo es el ideal y como podemos mejorarlo.
En el caso de la caja de acuarelas descubrimos que unos colores tienen más uso que otros y se agotan antes. Sí estuvimos acertados en nuestra primera compra tendremos una caja en la que los colores vienen en unas pequeñas cubetas que pueden extraerse y reemplazarse por otras nuevas. Tanto si es así como si los cubículos de las pinturas no pueden sacarse de la caja, siempre podemos rellenarlos con acuarelas que se venden en tubo. Según el clima, después de unas horas la pintura se secará y puede usarse como las pastillas sólidas originales. Hay que esperar a que la pintura seque y no cerrar la caja con ella húmeda y blanda.
El uso de los colores también nos lleva a la conclusión de que hay colores que nos gustan más y otros que nos gustan menos. Puede que no usemos el blanco y pensemos en sustituirlo por otro color, que el negro marfil nos resulte excesivamente drástico y queramos sustituirlo por un color de tinta neutra o un gris Payne. En cualquier caso, solo tenemos que comprar una pastilla de ese color y sustituirlo en la caja o cuando se agote la pastilla rellenar el cacillo con pintura de acuarela en tubo.
Normalmente si compramos pastillas sólidas, estas vienen con su propio recipiente. Estos recipientes tienen un tamaño estándar y reciben el nombre de «godet» que en francés quiere decir cubeta. Un godet tiene un tamaño de 30x 19 milímetros y medio godet 19 x16 milímetros, ambos tienen 10 milímetros de altura. Por tanto, sus capacidades son de unos 4 ml. De pintura el godet y unos 2 ml. El medio godet. En las cajas para aficionados los medios godets son el tamaño más frecuente. Permite llevar una paleta suficiente en una caja ligera y compacta o una paleta algo más extensa en una caja algo más grande. pero el diseño de las cajas suele permitir combinar ambos tamaños usando recipientes más grandes para los colores más usados.
Los colores obtenidos por mezcla son más apagados que los que proceden de un único pigmento. Por ello las cajas con más colores permiten realizar acuarelas más brillantes, con tonos más saturados. La práctica en las mezclas nos enseña que no es lo mismo mezclar dos colores cualquiera para obtener el secundario correspondiente, sino que los diferentes pigmentos multiplican las posibilidades de las tonalidades y matices en la mezcla. Esto nos lleva a desear cajas con más colores. Hay que tener cuidado en no cargar con cajas grandes porque pesan, son difíciles de manejar dibujando en localización y puede que contengan un buen número de colores de uso muy esporádico. Hay que combinar los colores que más usamos, los que solemos usar más para mezclas y los propios del lugar o la estación del año que vamos a dibujar, y para ello podemos tener cajas diferentes para ir al bosque o a la playa o cambiar los colores según donde vayamos de vacaciones.
Una posibilidad, de la que escribiré en un próximo artículo, es hacerse uno mismo las cajas de acuarela a su gusto, comprando cajas vacías y rellenandolas con nuestra paleta favorita o reciclando alguna caja adecuada.