«Canario» Azaola

Leo en El Correo esta crónica de una triste noticia, que como suele ocurrir en estos días ya me había llegado el día de su fallecimiento, 20 de marzo, a través de las redes sociales: «El vizcaíno Luis Ignacio ‘Canario’ Azaola, figura clave en el periodismo aeronáutico en Euskadi, fallece a los 86 años y deja como legado un compendio de artículos, libros y valiosas fotografías sobre el aeropuerto de Bilbao y el mundo de los aviones»

Canario fue uno de los autores predilectos de mi infancia. Cuando mi padre, que era poco amante de la aviación, vio mi pasión por todo lo que se separaba del suelo, se hizo socio del Real Aeroclub de Lérida.

En aquella época los quioscos de Lérida no tenían revistas de aviación, así que la revista «Avión» que nos llegaba a casa, era casi la única fuente de información aeronáutica que tenía.

Entre los artículos de la misma, mis preferido era la sección de canario «Cosas de mi archivo» o algo así se llamaba. Las anécdotas, las historias, ¡las fotografías!, me fascinaban. No sé si mi vocación abría crecido sin aquel riego de información y placer que me proporcionaban sus artículos. Recuerdo la caricatura que acompañaba la sección, que representaba a un Canario joven con gafas oscuras y una lupa inclinado sobre una foto que sostenía en su mano.
Tuve la satisfacción de conocerle personalmente en la redacción de Revista de Aeronáutica y Astronáutica hace ya algunos años. Su sección en RAA era uno de los artículos que siempre leía y me producían la misma ilusión de cuando era un niño ansioso de aviones e historias aeronáuticas.
He sentido su pérdida como la de alguien muy querido. He oído hablar mal de él a estúpidos que no le conocían. En este país de envidiosos, es una indicación de que has hecho algo grande. Sin embargo, los que le conocieron, solo tenían palabras de admiración y afecto hacia él.

No sé si él sabía que había sido tan importante para mucha gente como yo que tuvo que hacer crecer una vocación en un «secano aeronáutico». Su vida y su obra han sido inspiradoras. Esperemos que su archivo de fotografía aeronáutica vaya a parar a algún sitio donde esté a disposición y libre consulta del público para que continúe siendo el semillero de la pasión por la aviación que sentía Canario.

 

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