No sé por qué pero cuando uno habla de los viajes que ha hecho casi siempre, la parte más importante de los recuerdos tiene que ver con la comida. En nuestro caso el viaje a Nueva York el verano pasado fue gastronómicamente muy interesante.
En las tiendas daba gusto ver mercancías y productos de todo el mundo: vino italiano, queso francés, setas chilenas, especias asiáticas, aceite español…La mayor parte de los días comimos en algún ‘deli’ un poupurri de comida mediterránea, judía, asiática y americana.
Pero si hay algo genuinamente neoyorquino de todo lo que probamos y que además nos gustó muchísimo eran los bagel. Se trata de unos bollos de pan en forma de anillo de unos diez centímetros de diámetro y que se hacen de varios tipos: simples, con semillas, con pasas o con nueces.
En casi ningún hotel de Manhattan incluyen el desayuno, nos dijeron en la agencia de viajes. Por suerte nosotros nos hospedamos en The Mansfield, un lugar encantador que sí incluía un apetitoso desayuno en el precio de la habitación.
Los bagel nos llamaron la atención y cuando volvimos a España, Mercedes buscó la receta y después de varias pruebas, este fin de semana acertó con todos los parámetros. Por fin hemos vuelto a desayunar en Manhattan sin salir de casa.
La primera impresión ha sido…¡Uy! Que ricos y además en una caja para que me los manden y los tome a vuestro provecho…
¡Pero no he acertado!.
El que estaba fuera de la caja era yo… Y plantear una guerra sin moral porque el enemigo es amoral, hace que sea necesario repasar el Quijote, que sin ser un texto militar, da argumentos de sobra… Otra cosa es el posible poco incapié en la formación militar…
Pero sigo pensando que me gustaría que Mercedes en su encantadora debilidad, no se hiciera rogar y nos deleitara a todos con su receta de “bagel” al estilo The Mansfield.
Gracias.
Buscaré la dirección de la receta, que salió de la red.