El sábado nos vamos a Inglaterra. El objetivo declarado del viaje es visitar a mi hermano en Oxford, pero desde el principio estaba claro que no íbamos a perder la ocasión de ver a Roberto, nuestro hijo que está trabajando en Bournemouth.
No ha sido difícil encontrar vuelos de Ryanair de ida, Girona (GRO)-Bournemouth (BOH) y de regreso de Luton (LTN) a Girona (GRO). El plan es que mi hermano Luis Miguel y su familia, que tienen el coche en inglaterra nos recogerán el domingo.
Así que teníamos que pasar una noche en Bournemouth y al final hemos estado a punto de elegir como mejor solución alquilar un coche para dormir en él. Nos ha salvado la campana.
En Inglaterra la hostelería es cara. Cara y cutre, podría decir. No me extraña que los pobrecitos británicos se vengan a España como desesperados en las vacaciones.
Empezamos a buscar alojamiento por lo tradicional. Los Bed and Breakfast tienen un nombre que es en si mismo acogedor y en realidad cubren una serie de establecimientos que van desde la casa familiar con una o dos habitaciones de huéspedes a establecimientos la mar de coquetos. Por desgracia, los que nos gustaban no estaban disponibles y los disponibles eran caros y estaban lejos.
Encontramos un establecimiento, The Fenn Lodge Hotel que además de estar recomendado en alguna guia tenia la máxima calificación en la web de la Automobile Association. Solicitamos una reserva, pero no nos contestaron.
TripAdvisor ha sido bastante útil, como otras veces para hacer búsquedas, ordenar por precios y ver fotos de los establecimientos, pero tampoco había nada libre por menos de 150 libras esterlinas.
En la ‘Guia del Trotamundos’ recomendaba la calle St. Michael’s como un lugar donde había muchos B&B. Roberto usó su día libre para recorrérselos todos y sin embargo tampoco tuvo éxito. Le decían que estaban llenos, que había que reservar con más antelación o que fuéramos el mismo día a ver si había algo libre.
Desesperados y nerviosos porque se acercaba la fecha de partir sin encontrar una solución esta tarde se me ocurrió la feliz idea de alquilar un coche y dormir dentro. A grandes males,…
La cuestión es que antes de poner en práctica la «solución hippie», de dimos un repaso a la red. Entramos sin mucha esperanza en Lastminute.com y vimos una oferta de ‘Hotel Secreto’. No ponía el nombre pero costaba 137 euros con desayuno inglés incluido. Algo bastante más barato que los 185 euros que habíamos visto como precio más económico en la zona.
Por otra parte de tanto buscar casi se puede decir que nos conocemos Bournemouth y la calle parecia céntrica, y se anunciaba como ‘hotel en el paseo marítimo’, asi que nos lanzamos y hicimos la reserva. El nombre del hotel solo puede verse después de haber pagado y ha resultado ser The Cumberland Hotel a unos 900 metros de donde vive Roberto. Salvados por la campana.