El Gato Negro

Este juego es sencillo y quizás en eso radica su atractivo. Se trata de una versión en Flash de un juego que jugaba con cuatro fichas de un color y otra de otro y llamábamos «el ratón y el gato».

Las cuatro fichas debían moverse por el tablero de ajedrez con movimientos diagonales para bloquear a la única ficha oponente que se movía de la misma forma, obviamente en los cuadros del mismo color. Cuando la ficha única quedaba bloqueada era engullida por el gato y perdía el juego. Si por el contrario se zafaba de su perseguidor y conseguía llegar al lado opuesto al de salida se consideraba que se había escabullido y ganaba el juego.

En esta versión digital, el gato es quien intenta escapar saltando de un circulo verde claro a otro. Con el puntero hacemos clic en los círculos para oscurecerlos y formar una barrera que el gato no puede pisar hasta dejarlo completamente inmovilizado.

Como decía al principio, el juego es sencillo y mecánico y no es repetitivo porque los círculos oscuros que aparecen al principio de la partida están distribuidos de forma y en número diferente cada nueva partida.

De hecho esta configuración cambiante del tablero me sugiere una pregunta algo más trascendente que el simple pasatiempos. Para cada tablero dado ¿existe una política ganadora?. Es decir, puedo ganar todos los juegos o hay juegos que por mucho que me esfuerce están perdidos.

Si se pueden ganar todos los juegos, ¿Cual es la regla por la que hay que elegir las jugadas de la política ganadora?. Por contra, si hay partidas que es imposible ganar, ¿Como puede reconocerse un tablero con una disposición en la que no hay política ganadora?.

Para poder realizar un estudio amplio sería deseable poder repetir a voluntad las configuraciones del tablero y poder deshacer las jugadas, para ensayar las posibles soluciones. Eso sería también un buen entretenimiento.

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