El día de Nochebuena mi hermana pequeña -me refiero a la de menor edad- me regaló el libro ‘El puente de los judios’. En la portada, una foto del magnífico puente de Besalú ya dejaba entrever a que se refería el título.
Lo mejor que puede decirse del libro es que se lee sin esfuerzo y que es entretenido. Es cierto que el discurrir del argumento por parajes muy conocidos y queridos ayuda bastante.
El argumento es cuando menos sencillo aunque desde el principio se conectan los diferentes escenarios de una forma poco sólida. En general el libro resulta entretenido porque con un tono de charla de divulgación, incluye en sus páginas la descripción de castillos feudales, oficios medievales, justas y torneos, monasterios y el Cau o barrio judío de Besalú.
En su afán divulgador de las tradiciones y leyendas de la Garrotxa incluye una serie de escenas que podríamos calificar de literatura fantástica de las que se podría prescindir completamente. También son bastante artificiales y gratuitas las escenas de sexo que el autor quizás incluyó para hacer el libro más comercial o sencillamente no apto para menores.
Las costumbres sexuales del mozo de cuadra son especialmente irrelevantes y superfluas, además de francamente desagradables y el argumento habría podido prescindir completamente de esa escena como de otras que en nada enriquecen el argumento.
El carácter histórico de la novela nos refiere al relato de hechos acaecidos realmente sino a la ambientación del argumento, usando algunos hechos reales con otros ficticios y amañando algún anacronismo para aderezarlo todo. Tal cosa es completamente aceptable porque en un epilogo el autor explica todos estos ‘apaños’ históricos lo que a mi modo de ver le reconcilia con la Historia.
En general el libro es entretenido aunque no consigue exponer una trama sólida ni desarrollar una intriga apasionante. Para pasar el rato no está mal además de constituir una curiosidad local.