Felicitar las navidades, y hacerlo a tiempo nunca se me ha dado bien. Siempre he sido bastante irregular en esta costumbre que resulta un poco perjudicada por mi natural despiste. Eso me fastidia, pues aprecio mucho a mis amigos y en general del trato humano y me satisface tener esos pequeños detalles que suelen hacer felices a los demás.
Hace tiempo me creí en la obligacion de felicitar, desde mi cargo a una serie de personas que habían trabajado en la unidad que yo dirigía. Me pareció lo mas natural del mundo completar las felicitaciones impresas con una felicitacion breve pero escrita a mano personalmente. Aquel detalle, que para mi era algo natural y sin importancia tuvo una excelente acogida y fueron muchos los que me agradecieron que hubiera tenido con ellos esa atención que personalizaba un detalle más allá del protocolo.
Comprendí entonces la importancia de las pequeñas cosas que hacemos por los demás, la importancia de que aquel a l que te diriges sepa que te has implicado personalmente en la relacion, que has dedicado una parte de tu tiempo a hacer algo tu mismo con cariño más allá del poder del dinero, del poder de los encargos o de transmitir la orden al personal sobre el que ejerces autoridad.
Más adelante en mi vida profesional, cuando ya dibujaba de forma intensa en mis ratos libres y en algunos actos oficiales a los que asistía y en los que el protocolo me lo permitía, mis habilidades se fueron conociendo por las personas con las que me relacionaba y al llegar la Navidad pensé que más allá de una postal impresa, todos agradecerían algo más personal.
Como no podía contentar a todos, hice una seleccion de las autoridades más representativas, pero tambien de aquellas personas a las que por razones profesionales o personales quería manifestar una especial adhesión.
El primer año cifré el numero de las felicitaciones personalizadas en unas diez, pero al final fueron más y en años sucesivos han sido unas veinte.
Para simplificar el procedimiento de realizar veinte felicitaciones a mano, hice lo siguiente. Primero hago el boceto a mano y cuando tengo el dibujo definitivo lo escaneo y después de corregir el tono y limpiar el fondo en el ordenador con GIMP, lo imprimo en un papel de acuarela con un tono gris claro para las lineas que se asemeja a un boceto hecho a lápiz. Sobre ese dibujo impreso, pinto con las acuarelas y luego hago las lineas usando tinta indeleble con la pluma estilográfica.
De esta forma puedo hacer 15 o 20 dibujos más o menos iguales, aunque todos tienen pequeñas diferencias, con menos dificultad de la que supondría repetir todos los pasos desde el primer dibujo.
El dibujo que ilustra este artículo es uno de ellos y quiero que dirva de felicitación a todos los que leeis este blog ya que aunque no tengo constancia de cuantos ni quienes sois os agradezco profundamente vuestra atención a estos escritos con los que a veces me desahogo otras expreso mis opiniones o dejo constancia de mis intereses y tambien de esos momentos en lso que se te va la pinza y a la creatividad le da por agarrar el teclado y escribir un poco. Gracias a todos por estar ahí.