Hoy hace cincuenta años del vuelo de Gagarin. El primer hombre en el espacio. Yo era entonces muy pequeño y evidentemente no me acuerdo, pero este hecho histórico marcó, no una gran parte de mi infancia, sino toda mi vida.
Los niños que crecimos fascinados por los viajes espaciales podríamos decir que somos ‘nativos espaciales’ en esa terminología tan en boga para internet. Como la red, viajar al espacio supuso un salto inmenso para la humanidad. El primer paso hacia el universo.
Desde que tengo recuerdos me fascina el espacio y el vuelo. Mi elección profesional fue lo más próxima que pude a mi objetivo primigenio de ser astronauta.
El espacio. La tierra vista desde fuera. Todas las imágenes de los cohetes, de las naves espaciales y de los trajes de los astronautas eran fascinantes. Como coleccionar cromos era demasiado convencional, durante un tiempo me dediqué a construir cohetes. Algunos de ellos con cápsula recuperable y una lagartija de tripulante. Quizás la serie ‘V’ ha sido una venganza de los parientes de aquellas lagartijas. Tengo que decir que no recuerdo que ninguna sufriera daños permanentes y que tras prestar sus servicios en mi agencia espacial eran liberadas con honores en cualquier descampado idóneo.
La web se ha conmocionado con este aniversario. Está bien, porque parece que hoy ya no nos sorprende nada. Si Elias volviera en su carro de fuego le pondrían una multa de aparcamiento sin contemplaciones. Pero el hueco que le hacemos a Gagarin en nuestros blogs no es solo un homenaje al hombre sino a la humanidad y a su deseo de progreso sin tener en cuenta las barreras físicas.
Las naves y las máquinas son imperfectas, como los mismos hombres que las construyen. En la historia de la humanidad hay muchos puntos tan oscuros como los peores recovecos del alma humana. Pero el ansia de progreso, el deseo de mejorar y el esfuerzo por conseguir un mundo mejor nos redime y por eso tenemos que recordar los momento que han supuesto una luz para la humanidad, un paso adelante, un paso que nos lleva hacia un futuro mejor.
Gagarin y los hombres que trabajaron para que lo consiguiera dieron ese paso. Hoy es el futuro de aquel vuelo y es justo que les recordemos y que intentemos emularles.
Hace tres años ya escribí en el blog sobre «La fiesta de Yuri». Espero que esta noche haya miles de fuiestas, que el mundo entero sea una fiesta de Yuri y que todos los actos y celebraciones no se acaben con el aniversario, sino que calen un poco en nosotros para hacernos desear otra vez ser astronautas.
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