Hoy, cuando he abierto WordPress -el sistema gestor de contenidos con el que escribo y publico este blog- me he encontrado con un anuncio ofreciéndome la posibilidad de instalar como plugin el editor «Gutenberg», que a partir de la siguiente versión de WordPress será el editor por defecto.
Lo primero que me ha gustado, y es una de las razones por las que uso WordPress es que anuncian que igual que puedes instalar este editor ahora como pluguin, cuando sea el ‘oficial’, podrás conservar el editor ‘clásico’ del mismo modo. Fantástico. Me gusta el software que te da facilidades y ofrece libertad de elección.
Soy de la vieja escuela. La de aquellos que no se leen los manuales si no es imprescindible. Tampoco me he entretenido en averiguar si hay uno. El primer archivo que abre el editor es una explicación de como funciona, y después de leer una frase aquí y otra allá, me he dicho que lo mejor es probarlo.
Mis primeros miedos ya se han disipado. Se trata de un editor basado en bloques. Los bloques se pueden mover, definir de un tipo u otro y el más común es el párrafo de toda la vida.
No hay que aprender secuencias de comandos ni memorizar menús, (Word-Perfect, WordStar, ¿donde estaréis, además de en mi memoria?) los comandos aparecen en menús que podríamos llamar ‘locales’ en cada párrafo. Para añadir un nuevo bloque de párrafo solo hay que pulsar ‘enter’, como toda la vida, y luego si no quieres que sea un humilde párrafo de texto, le cambias el tipo.
Hay tipos de párrafos para texto, imágenes, galerías, encabezado, subtitulo cita, verso, sin formato, o lista. No se me ocurren más necesidades.
Hay una especial preocupación por que los bloques se puedan reordenar y reutilizar y es posible editar el HTML de cada bloque, que era una de mis primeras preocupaciones, porque, lo confieso, con frecuencia me gusta acudir a editar el HTML puro y duro. No me gusta que los robots corrijan mi código.
El sistema está orientado a conservar las fotos en el repositorio interno y encajar la imagen a mi gusto, con una referencia a una foto externa, no ha sido sencillo. Pero lo peor es que modifica mi código HTML, que es el mismo que he utilizado siempre. Yo comprendo los principios del CSS y que están hechos para facilitarte la vida, pero yo no quiero que me la faciliten: quiero el código tal y como yo lo escribo.
Me temo que me están empezando a salir escamas y soy como esos dinosaurios que añoran los códigos visibles que aparecían entre el texto de WordPerfect en la parte inferior de la pantalla (letras blancas, fondo del texto azul y rojo el fondo de los códigos) al pulsar Alt+F3. La verdad es que tenían su utilidad. ¿Es tan difícil conservar las buenas cosas de antes?
Creo que el tema de las imágenes va a ser, definitivamente, el talón de Aquiles de este editor. No está previsto combinar texto e imágenes dentro de un bloque, al menos no fácilmente. desde luego no con la precisión con la que estoy acostumbrado manipulando el código.
Quizás en nuevas versiones mejore y pueda utilizarlo, por ahora, me quedaré con mis escamas y mi editor clásico.