III Trobada del Mediterrani

El III Encuentro del Mediterráneo que ha tenido lugar en Valencia los días 23 y 24 de septiembre, organizado por los Urban Sketchers de Valencia, ha sido un éxito de participación y un evento a tener en consideración en los próximos años.
Todo empezaba el sábado en la sala Grau, en la calle Mariano Cuber 17, donde la organización nos había convocado a las 10:30 de la mañana. Allí debían formarse los grupos que irían a dibujar cada uno con uno de los seis dibujantes que encabezaban los seis grupos de dibujo organizados.
La asignación a los mismos se había elegido en el momento de la inscripción con dos opciones, porque las plazas se asignaban por orden de inscripción. Yo fui madrugador y me correspondió lo que había elegido en primer lugar, el taller con Jaoaquin Gonzalez Dorao, los demás jefes de los grupos eran figuras tan atrayentes como Julián Gonzalez de Montaña, Raquel Herranz, Alfredo Ugarte Urumo, José Galarzo y Mario Álvarez.
Allí mismo nos encontramos algunos compañeros habituales de las reuniones de nuestro grupo de Girona, otros conocidos de Barcelona y urban skechers de Madrid, Málaga, Cáceres, Zaragoza, Pamplona y otros lugares de España y, claro, mucha gente de Valencia y Castellón.
La distribución de la documentación aportada por la organización y los obsequios proporcionados por los sponsors fue rápida eficaz, mientras los que ya habían recogido su ‘kit’ charlaban animadamente con viejos y nuevos amigos. Después de la lógica espera para que los últimos participantes se presentaran, cada grupo partió hacia el lugar en el que se desarrollaría su actividad. Un voluntario de los USK de Valencia acompañaba al grupo para servir de guía y apoyo y en los casos previstos, facilitar el transporte. En nuestro caso, por ejemplo, hubo que tomar un tranvía cuyo importe corrió por cuenta de la organización.

Los talleres no se anunciaron como talleres, la actividad se llamaba «Dibuja con…» me parece bien, porque puede ser en un taller tienes unas expectativas de aprendizaje que piden una atención del tallerista que en los grupos un poco más numerosos puede ser difícil de proporcionar. Para mí fue muy difícil elegir a qué grupo quería apuntarme, porque hubiera querido poder ir a dibujar con todos ellos. Finalmente me decidí por Joaquin Gonzalez Dorao y como fui madrugador con la inscripción, pude ir en su grupo.
Hombre agradable y sencillo nos hizo sentir como auténticos compañeros y atendió a nuestras preguntas, hizo sus sugerencias y a todos nos contó muchas cosas que yo al menos no sabía. Por último, como siempre ocurre en estos casos, difundió mucho arte y mucha técnica y aprendí unas cuantas cosas de uno de los mejores dibujante de libros de viaje.


Después de la exposición de los cuadernos y la foto de grupo nos fuimos a comer. Muchos de los participantes habían reservado en el Restaurante Llevant, en el Paseo Marítimo de la Patacona, la playa donde se realizaría la actividad de la tarde. Ésta empezó a las 17:30 y consistió en dibujar en la playa.
La fundación Sorolla nos había proporcionado unas pegatinas con personajes sacados de cuadros del pintor y muchos de los participantes los integraron en sus dibujos.
A las seis y media, con unos vales que nos había proporcionado la organización tomamos una horchata con «fartons». La luz, la gente y los edificios del paseo nos dieron una gloriosa tarde mediterránea y la foto de grupo fue su apoteosis.


Todavía nos quedaba la mañana del domingo, pero creo que todos estábamos felices, habíamos visto a muchos viejos amigos y habíamos hecho algunos nuevos: sentiámos en nuestro ánimo que la Trobada había triunfado y que la mañana del día siguiente sólo sería una confirmación inevitable.
Mi mujer y yo cenamos con unos amigos en un hotel del centro. Como ellos no dibujan no sé si supe explicarles muy bien lo que hacíamos allí, pero teníamos muchas cosas que contarnos y entre una cosa y otra, cuando nos fuimos a la cama ya era domingo.
Sin embargo, nos levantamos pronto e impacientes por invadir el centro de Valencia. Ser madrugadores nos ayudó a encontrar un lugar en el parquing de la misma Plaza de la Reina y tener tiempo para dar un paseo por los alrededores, explorando el lugar que quería dibujar. Me decidí por el arco que une la catedral con la Real Basílica de Nuestra Señora de los Desamparados, sobre el Pasaje de Emilio Aparicio Olmos. Después volví a la plaza e hice un apunte rápido de una procesión de falleras que no tengo muy claro a qué evento o acto se dirigían pero cuyas vistosas faldas, los colores alegres de la vestimenta y los elegantes peinados y complementos merecían ser reflejados en el cuaderno de acordeón que estaba entre los regalos incluidos el día anterior a la ‘bolsa del participante’. Usé durante los dos días ese cuaderno llenando por completo una de sus caras.


Después de la despedida y la foto final, nos quedamos con ganas de más. La mayoría debía marcharme, pero yo hice uso de mi privilegio de jubilado para disfrutar sin ninguna presión de mi tiempo y nos quedamos por la tarde en Paterna, evitando los atascos propios de un domingo por la tarde.
En Paterna todavía encontraremos algunas cosas por dibujar, la impresionante torre de vigilancia y el barrio de «las cuevas de la torre» que le rodea. Estas casas lacustres muestran en la superficie sus originales chimeneas, formando un paisaje peculiar y de gran belleza.
Al día siguiente, lunes, con tranquilidad y algo de añoranza de las horas vividas volveríamos a Figueres.

Nota: Este artículo se publicó por primera vez -en catalán- en el blog de los Urban Sketchers de Girona el día 05/10/2023

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