Jean Mermoz es una figura gigantesca de la aviación comercial. Se le ha llamado ‘EL’ piloto y en Francia se le conocía como «el Arcángel». Mermoz fue protagonista -junto a otros gigantes- de esa época apasionante, romántica y heroica de la aviación que es el periodo entre las dos guerras mundiales.
Nacido en Aubenton, al norte de Francia en 1901, se formó como piloto en el ejército después de la Gran Guerra, a partir de 1920. Como piloto militar viaja a Siria donde realiza seiscientas horas de vuelo sobre el desierto en dieciocho meses incluyendo la experiencia de un aterrizaje forzoso. Después de licenciarse y pasar un tiempo de penuria, Didier Daurat le contrata como mecánico de la Latécoère («La Ligne») pero pronto es asignado como piloto a la linea Tolouse-Barcelona.
Inicia así , junto a otros actores principales como Antoine de Saint-Exupèry o Henri Guillaumet, su papel en la epopeya que constituye la apertura de las primeras lineas comerciales, primero desde Francia a Senegal, después en América del Sur con la Aeropostale y que culmina el 13 de mayo de 1930, con el operador de radio Leopold Gimié y el navegante Jean Dabry, realizaron el primer enlace completamente aereo con el mismo aparato entre Francia y América del Sur, atravesando el Atlantico entre Saint-Louis de Senegal y Natal, en Brasil.
En 1933 realizaría otro vuelo memorable al volar desde Paris a Buenos Aires en el avión Couzinet 70 «Arc en Ciel» del 12 al 22 de enero.
Como otras grandes figuras románticas de la aviación, desaparecería en diciembre de 1936 con su tripulación en el transcurso de un vuelo sobre el Atlántico sur, en un hidroavión Latécoère 300 «Croix-du-Sud». Desde 1930 había efectuado 24 travesías del Atlántico.
En el 80 aniversario de la primera travesía de un vuelo comercial sobre el Atlántico, Jean Mermoz aún no tiene un artículo en la Wikipedia en español. Yo he tomado la mayor parte de esta información de Wikipedia en francés y autorizo a quien desee hacer ese articulo a copiar este aun cuando sea literalmente. Y es que hasta la semana que viene no puedo ni pensar en escribirlo yo mismo.
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