Probablemente algún día se escribirá la auténtica y documentada historia de la NATO Tiger Association, pero mientras tanto permitirme que elucubre un poco en base a mi modesto conocimiento de la idiosincrasia de los aviadores.
Los intercambios de aviones en ejercicios permitían a los aliados de la NATO intercambiar conocimientos y tácticas así como mejorar su interoperabilidad, sea lo que quiera que sea lo que quiere decir esa palabreja.
Pero sobre todo los pilotos se lo pasaban chupi trasegando cervezas, contando batallitas y echándoles los tejos a las mozuelas locales, mientras discutían quien la tenía más larga y había puesto más rabos en el cielo y en la tierra. En fin este párrafo podría resumirse como ‘hablando de sus cosas’.
Los pilotos de ataque siempre han elegido animales totémicos que representasen la agresividad, coraje, ferocidad (etc, etc…) que se supone distingue a los ases del aire de forma que es posible que alguien notase que el tigre era un motivo muy comun en los escuadrones de caza y ataque y que casi cada pais -con una falta de originalidad asombrosa- disponía de algun escuadrón con esa característica.
Pensando como podrían montar la juerga de pilotos más numerosa, a la que todos los pilotos de la OTAN (y parte de los del Pacto de Varsovia) estuvieran deseando ir, a algún espabilado, especialmente dotado de habilidades sociales se le ocurrió la idea de lo de los ‘Escuadrones Tigre’.
La idea tuvo tanto éxito que incuso algunos escuadrones, a la hora de buscar su totem, eligieron al fiero tigre de dientes de sable con la perversa y astuta idea de apuntarse a los saraos conocidos como Tiger Meet, en detrimento de otros aspirantes que aun ostentando feroz tigre en su emblema habian decaído en tareas de entrenamiento con sus anticuadas ‘estrellas fugaces’.
Y esta, más o menos, podría ser la historia -no reconocida oficialmente- de los Tigres de la OTAN. Colorin colorado, este rollo se ha acabado.