El día del Orgullo Friki ha tenido cierta difusión. Al menos a mi me lo han recordado en mi entorno y como consecuencia me he tenido que plantear si realmente soy «friqui» y en tal caso si es motivo de orgullo. Un vistazo a la Wikipedia ofrece un panorama bastante desolador, así como una lectura del «Manifiesto Friki«, publicado por aquellos mismos que promueven la celebración de la jornada de orgullo.
La impresión que saco es que el término está asociado al concepto de «otaku«, los aficionados japoneses al Manga y al Anime que se visten como los personajes de sus series favoritas y posan para fotografías encarnando a sus personajes. Hay otra serie de características en las que no puedo verme en absoluto reflejado: la incomunicación, la obsesión por la ciencia ficción o una serie de películas que de alguna manera reviven el mundo de los «tebeos». El lote completo parece algo enfermizo, la descripción de un síndrome neurótico obsesivo con poco contacto con la realidad.
Hay otras facetas que sin embargo si que suscribiría, como el interés por los juegos, no necesariamente de rol pero si de simulación y estrategia o aquellos que requieren estrujarse la mente, que están basados en fenómenos físicos, que permiten la participación o requieren una habilidad con el dibujo y que no se limitan a la agilidad digital (en los dedos) al apretar los botones de un mando de consola. Una atracción por los entretenimientos con base creativa, técnica o científica, como el aeromodelismo, la radioafición, los experimentos didácticos, la fotografía y sus variaciones, la astronomía, el spotting aeronáutico, el diseño de webs, o las que amplían el conocimiento y animan a la resolución de enigmas como la lectura, el estudio de la historia, la búsqueda de restos históricos, la exploración de museos o monumentos, la participación en la Wikipedia y en otros proyectos de carácter altruista donde se intenta la realización de una tarea cultural o científica en base a un trabajo de un equipo desorganizado, como el Seti at Home o los desafíos criptográficos. La aparición de algo congruente a partir del desorden de la participación voluntaria es algo que siempre me ha maravillado.
Quizás todo ello tenga más de la filosofía y la ética de los hackers: la curiosidad por el funcionamiento de las cosas, el interés en algo simplemente por conocerlo y explorarlo, disfrutando tanto más del camino que del resultado final y la necesidad de compartir el conocimiento como base de la libertad y el respeto a los demás. Pero yo, sin necesidad de recurrir a la modestia, no diría que soy un hacker, pues ni mi nivel de conocimientos ni mi dedicación encajan en absoluto con el perfil de las personas a las que si considero acreedoras de ese título. Como simple aprendiz, quizás podria considerarme un geek, denominación que al contrario que «friki» no ha cuajado tanto en nuestro idioma, sin duda alguna por su pronunciación extraña a nuestra lengua. También esta etiqueta tiene sus limitaciones. Los geeks, amantes de la tecnología y de los cachivaches (barbarismo:gadgets) pueden limitarse a ser usuarios pasivos o incluso meros consumistas compulsivos de tecnología, algo con lo que no puedo sentirme en absoluto identificado.
Como conclusión, veo que mientras el uso del término «friki» o «friqui» que prácticamente sustituyen en español al original «freak» se interpretan coloquialmente como «raro» de forma que no solo está abarcando el campo de la tecnología sino extendiéndose a otros aspectos de la vida, la realidad precisa del término es muy limitada ciñéndose casi exclusivamente al gusto por los juegos de rol, determinadas series de ficción y la encarnación de sus personajes. Yo no tengo nada que objetar a esos friquis-otakus, pero no puedo sentirme identificado con ellos.
Sin embargo, mi padre me enseñó que la humanidad se divide en borregos y águilas. A los primeros les complace la vida del rebaño y suelen seguir a algún carnero o cabrón, mientras que a los segundos les gusta ver las cosas desde arriba, gozando de su propia perspectiva. También me dijo que siempre hay que procurar ser un águila y sacar tus propias conclusiones. A diferencia de las parábolas, la vida no suele ofrecer estereotipos tan marcados, por eso solo diré que siempre he procurado ser un águila orgullosa, aunque humildemente he de reconocer que no siempre lo he conseguido. No obstante Ortega cifraba la pertenencia a la masa no tanto en la mediocridad como en la complacencia en la misma, por eso muchas veces, cuando no conseguimos ser águilas, nos tenemos que reconocer como borregos, aunque si no nos conformamos con ello, siempre nos quedará el consuelo y por que no, el orgullo de ser el borrego negro.
Nota: Editado el 26/03/2024 para corregir caracteres codificados erróneamente en el proceso de copias de seguridad y restauración.
Mira que me lo pones difícil… Si para pasar de borrego a águila tengo que pasar por el trance de ser borrego negro y tener que despistar a esos del gorro del cono blanco que quieren cocinarme. Menudo camino me espera.
Sic transit gloria mundi.
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a mi siempre me gusto la tecnologia de muy chico, desde los 12 a;os empece con la electronica y a los 15 en el a;o 94 con la informatica, siempre he estado al tanto de nuevas tecnologias, he tenido momentos de aislamiento y momentos con vida social y haber sido un adicto a nuevas tecnologias, creo que en algun grupo deberia encajar, pero creo que los conceptos han sido ensuciados, probablemente me identificaria en el antiguo concepto de geek, pero actualmente han ensuciado los conceptos y no me siento identificado con ninguno,
me gustan las nuevas tecnologias, probar cosas nueva, nuevos S.O. me gusta el heavy metal, tengo vida social aunque con ellos no comparta mis gustos musicales y mis aficiones a la electronica y computacion