Hubo un tiempo en que en Correos se vanagloriaban de que en muchas ciudades, no solo pueblos pequeños, llegaban cartas con la única indicación de nombre y apellidos del destinatario, además del nombre de la ciudad. En Figueres me contaban que los carteros hacían un corrillo y se leían los nombres de las cartas que no habían podido encontrar y que invariablemente un compañero reconocía.
Eran aquellos lejanos tiempos en los que eramos un país tercermundista donde las personas se conocían y hablaban. Hoy nuestro flamante progreso y nivel tecnológico además de la solidez de nuestro sistema financiero nos tiene a cuatro patas en el charco y la gente pasa sin mirar ni preguntar, no vaya a ser que tengas la desvergüenza de necesitar ayuda.
Como Correos dejó de funcionar, unos espabilados montaron SEUR, una compañía privada que -pagando otro precio muy diferente del franqueo oficial, eso si – tenía que funcionar mucho mejor. Pero una de las cosas que tiene el capitalismo, este que ahora hay que reinventar, es lo de la competencia y al olor del dinero acudieron otros zorros y ahora tenemos un montón de compañías de paquetería urgente.
Como la competencia implica limitación en los precios hay que aumentar beneficios aminorando costes. La mayoría de las empresas reparten franquicias como si fueran caramelos y sin test de inteligencia previa. Y como consecuencia cuando tu pagas para que te traigan un paquete a casa «puerta a puerta» se llamaba antes, la cosa viene a ser así: si estás en casa cuando al repartidor le pasa por las narices pasar por allí, te da el paquete y si no, …ya irás a buscarlo a su oficina.
Compré unos filtros para fotografía en Digital Toy Shop y elegí la opción de entrega en 24 horas. A día siguiente estaban en Figueres, pero como no tuve la prudencia de adivinar la hora en que SEUR iba a pasar por casa, el paquete durmió el sueño de los justos durante 31 horas más en poder del repartidor, a pesar de que me dijeron que lo repartirían de la misma tarde.
Otro caso. Al día siguiente por la mañana me llamó al móvil el repartidor de SEUR, no para preguntar cuando estaría en casa, sino para anunciarme que iba a pasar a dejar dos paquetes. Como le dije que no estaba en casa que si podía pasar por la tarde, se puso un tanto borde y me dijo que él «estaba en ruta» -por lo visto si se salia de la ruta era como si en vez de llevar el paquete a su destino en Figueres me lo llevase a La Coruña- y añadió que en Figueres tenían una oficina y que yo «podía pasar a recogerlo por allí«. Si, -le dije- «pero es que yo he pagado para que me traigan el paquete a casa», su respuesta fue que podía hacer lo que quisiera, vamos que si te va bien lo recoges y si no «usted verá«. El valor del paquete enviado por Pixmania era de 1500 euros de material frágil, así que después de recordarle que si todos hiciéramos «lo que quisiéramos» a lo mejor el dejaría de tener con qué comer, le di una dirección alternativa donde a pesar de las «estrictas normas de la compañía» dejó el paquete sin pedir identificación alguna.
Así que, a pesar de lo que paguemos, estamos en manos de cretinos perezosos. El reparto de paquetería urgente ya no es ‘de puerta a puerta‘ sino ‘a pie de ruta‘ y en el horario del repartidor, si usted no está a tiempo, tendrá que ir a recoger el paquete a la oficina …el día siguiente, pues el repartidor paseará su paquete todo el día, como castigo a su falta de diligencia y a su ingenuidad al confiar en su empresa.
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