La campaña de recogida de firmas para evitar que la Unión Europea permita las patentes en Europa es una lucha de los ciudadanos de la Unión Europea contra las multinacionales y las empresas de patentes, que son los únicos beneficiarios del sistema. Es un pulso para decidir si la voz de los ciudadanos se puede oír por encima de los grupos de presión o si la Oficina de Patentes Europea puede desoir al Parlamento y establecer una legalidad al margen de la voluntad de los ciudadanos.
¿Por qué no podemos permitir que se patente el software?. El sistema de patentes no está construido pensando el desarrollo de la informática, sino para propiciar la especulación de unas pocas compañías que acumulan patentes sobre aspectos de uso frecuente en los programas, que no han desarrollado ellos mismos la mayor parte de las veces sino que simplemente han sido los primeros en correr a patentarlo. Esto supondría un peaje a pagar por las pequeñas compañías y desarrolladores de software que enriquecería -sin necesidad de trabajar- a los grandes y hundiría a los pequeños.
A despecho de las resoluciones del Parlamento Europeo, la Oficina de Patentes ha seguido emitiendo patentes sobre aspectos como el pago con tarjeta de crédito en Internet (EP779587), el «carrito de la compra» o «cesta de la compra» (EP807891) en el comercio electrónico. Si la tesis de la Oficina de patentes y los especuladores triunfa, cualquiera que pretenda usar o esté usando estos elementos en sus webs podría ser objeto de una demanda por vulneración de patentes.
Un sistema sin patentes de software mejoraría el desarrollo de la informática y el comercio electrónico, algo fundamental para que Europa sea competitiva en la economía, algo de lo que depende nuestro bienestar.
Sin patentes, ¿Habría innovación?. Naturalmente, mucha más que con ellas. El Software libre se he desarrollado con libertad de copiar el código y multitud de desarrolladores y empresas han desarrollado negocios y obtenido beneficios con este modelo. Los que quieren imponernos por la puerta de atrás las patentes quieren robarnos la libertad y el desarrollo para enriquecerse ellos. Y no podemos permitirlo.