Si la frase que conforma este título no se acompaña de ningún elemento que le añada un énfasis, es muy probable que el contexto que imaginemos para ella sea una expresión despectiva de rechazo, que implica una respuesta única: nadie. Si la acción heroica que imaginamos implica la muerte, la sensación de rechazo es aún mayor.
Nuestra sociedad rinde culto de la vida, el bienestar y la felicidad asociándola a la salud y la riqueza material. En el campo de las ideas, la tolerancia y la libertad parecen esconder una falta de convicciones firmes o transmite la sensación de que ninguna idea necesita que luchemos por ella o es tan importante como para dar la vida por ella.
Se trata de un culto exacerbado del individualismo. Puesto que para el individuo la vida lo es todo, ¿Como podría por tanto resultar razonable dar el todo por una parte?. En el contexto individual, el heroísmo es impensable.
El riesgo de la propia vida solo es asumible en función de un bien mayor. La naturaleza nos ha marcado, como a cualquier otra de sus especies con una consigna arcaica y fundamental: la supervivencia de la especie, piedra angular de la evolución. En este contexto el individuo acepta que puede perecer para que la especie sobreviva. No se trata de un planteamiento racional ya que está presente en otras especies. Por tanto no es evaluable desde la perspectiva de la lógica o la racionalidad, no podemos decidir si compensa o no, en que condiciones y bajo que presupuestos es asumible.
Pero si en los animales resulta el producto del instinto de supervivencia, en las personas es un acto voluntario, y por tanto un rasgo tremendamente humano.
¿Podrá sobrevivir nuestra sociedad sin héroes?. Depende de a qué llamemos ‘nuestra sociedad’. La vida de la especie continuará con unas u otras características de calidad, los grupos sociales seguirán su inercia siempre que no haya una amenaza que les conduzca por otro camino y podríamos suponer que si apareciera un peligro definitivo, la propia naturaleza haría aparecer nuevos rasgos de heroísmo. Efectivamente. O nos extinguiríamos.
O quizás podemos considerar que esa capacidad concreta de sacrificio por el bien común no es un rasgo general de la especie, y que aparece con diferentes intensidades en diferentes grupos sociales o diferentes culturas. Si esto es así ¿que grupo social o qué cultura se convertirá en predominante?. Creo que no son necesarios muchos razonamientos para deducir que aquellos que están dispuestos a morir por sus ideas tienen ventaja sobre los que solo están dispuestos a razonar o a asumir peligros y daños limitados.
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