Una compañía de Anderson está trabajando en el «Vertipod» un vehículo del tipo «Plataforma voladora» que si bien podría considerarse futurista en realidad tiene una larga tradición de fracasos a sus espaldas. Desde los tiempos de las primeras investigaciones sobre vehículos de despegue vertical, la plataforma volante ha sido un objetivo para diversos equipos de investigación que ha acabado siempre en el más estrepitoso fracaso.
Como cualquier aeromodelista sabe, volar es algo que en un momento dado se convierte en un problema de potencia y una cortadora de césped o una zapatilla pueden volar con el motor adecuado. La estabilidad y el control son harina de otro costal.
El vertipod es aparentemente uno más de esos inventos de científico loco. Si la fotografía no resulta lo suficientemente ilustrativa podría dar unas instrucciones para hacer en casa uno similar. Lo primero que hay que hacer es tomar un ventilador de esos que dan aire caliente y frio y que llevan la hélice protegida de un tamaño de mediano a grande. Lo ponemos dirigiendo su chorro de aire al suelo y ponemos encima un monopatín que servirá de plataforma para el tripulante al que acoplaremos una percha de píe de dormitorio de esas que llaman ‘Don Diego de noche’ pero que esté hecha, a ser posible, de aluminio y sea de diseño postmoderno. Para completar lo que será el habitáculo del pasajero necesitamos el andador del abuelo y para controlar el motor podemos acoplar el mando a distancia con cable del coche aquel que nos trajeron los Reyes en los setenta cuando pedimos un coche teledirigido.
Antes de subirse hay que acordarse de quitar el enchufe del ventilador de la pared y conectarlo al nuevo tipo de baterias ligeras que se recargan con sangre y sudor. Es comprensible que ninguno de estos dos elementos van a faltar en la prueba, asi que de la energía no hay que preocuparse.
Tampoco hay que preocuparse por el andador. En cuanto nos vea volar sobre el calefactor, el abuelo no volverá a necesitarlo y si sobrevive al infarto, querrá uno para él. Hay que tener la precaución de hacer la prueba en el exterior o en un local amplio, ya que es posible que no acertemos a dominar completamente el vehículo la primera vez que lo usemos y se conocen pocos casos de reintento.