El día ocho hizo seis años de la publicación de mi primera entrada en el blog. Al año de su publicación ya conté porqué la primera entrada no es la primera. La razón por la que esta entrada, que había empezado el día siete no se publicó el dia ocho es una pequeña muestra del ‘estado de la cuestión’: entradas esbozadas que se amontonan en la bandeja de salida sin llegar a estar listas y un ritmo de publicación muy irregular.
Creo que no he vuelto a publicar otras entradas ‘de aniversario’ intentando ser consecuente con mi desprecio por las fechas y los aniversarios ‘formales’. La casualidad me llevó el día siete a releer aquellas primeras entradas y me he sorprendido haciendo una recapitulación sobre el blog cuyo destino más natural es compartirla en el propio blog con aquellos que tenéis la paciencia de leerlo.
Soy consciente de que mirarse el ombligo es aburrido incluso para el propietario del mismo. El título de la sección del blog que habla sobre el blog y su autor es una broma al respecto. ‘Omblogo’ quiere decir «El blog del ombligo«.
Empecé este blog como un ejercicio de redacción, para tomar la costumbre de escribir, si no cada día, al menos regularmente. Ahora mismo no escribo cada día y la regularidad tampoco es otra de mis virtudes como autor. Pero lo cierto es que disfruto escribiendo y no renunciaría a ello. Aunque en los momentos más poco inspirados se me ha pasado por la mente cerrar el blog y dar por finalizada una etapa, ha sido solo un pensamiento fugaz e inconsistente.
En Lo Marraco descargo muchas de las criticas feroces que la injusticia y la estupidez me provocan. Creo que a veces los blogs personales pecan de negativos porque sirven a sus autores de válvula de desahogo. Puede que no sea muy bueno para la popularidad, pero es muy relajante. A otros les da por hacer deporte
También sirve de crónica de viajes y vida familiar. A los amigos virtuales les sorprenden estas crónicas en medio de opiniones sobre el software libre o experimentos fotográficos, pero por contra, nuestra familia protesta cuando escribo sobre ordenadores o como dice mi hermana «esas cosas raras que no se entiende ni jota».
Recientemente he creado otra sección en el blog sobre fotografía. La Fotografía es una de mis grandes pasiones y me gusta experimentar con métodos como la fotografía estenopeica, estereoscópica, el HDR o los Timelapses. En realidad me apasiona la imagen y creo que fotografía y dibujo no tienen una linea de separación sino que son simplemente formas de crear imágenes mezclando formas, lineas y colores, una especie de magia maravillosa.
Creo que publico menos porque frecuentemente me lío y quiero hacer artículos mejores, aunque a veces solo son artículos más largos, de los cuales algunos se quedan en el tintero porque para cuando están acabados han perdido actualidad o interés. Otros no cumplen mis expectativas y simplemente los desecho.
Desde el principio decidí no poner contadores en mi dominio, convencido de qu lo que aui escibiera era para mi y que no debí plegarme a la tentación de escribir para ser «popular». No es que vaya a adoptar la pose de que «escribo para mi» o «no me importa lo que piensen los demás», porque está claro de que se notaría demasiado que es solo eso, una pose. En el momento en que publicas, esperas que te lean y si no te importa lo que piensan los demás, es poco probable que lo que escribes tenga el más minímo interés. Asi que si me importa, pero procuro que no condiciones demasiado lo que escribo, para de esta forma, poder hacer aportaciones lo más originales posibles.
Esto me lleva a los comentarios. Necesito que los usuarios que van a comentar se registren en el blog para poder controlar el spam de comentarios, que está muy extendido y es una auténtica plaga, pero soy consciente de que eso frena la aparición de comentarios. También tengo claro que los comentarios es muy difícil ‘fomentarlos’ o ‘alentarlos’. No quisiera tener un publico que comenta ‘por obligación’ o como ocurre en muchos blogs -pasa especialmente en los de cocina- que se dejan comentarios triviales, creo que con el único ánimo de situar en la firma un enlace al blog del comentarista. Sentiros libres de comentar en Lo Marraco, estad convencidos de que vuestros comentarios, tuiteos o «Me gusta» son bien recibidos y agradecidos, pero que lo que más se agradece es vuestra atención de leer este blog personal que os convierte, queridos lectores y amigos, en compañeros de camino y en compañeros de tertulia.
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