Siete errores capitales

De joven hay que disfrutar de la vida

La vida hay que disfrutarla a todas horas todos los días de tu vida. La mejor forma de disfrutar la vida es ocuparla en una tarea apasionante. Una tarea es apasionante cuando la amamos intensamente. Amar es la forma mas completa de disfrutar la vida. Amar es dar, no recibir.
En un ámbito mucho más prosaico y menos filosófico, el error es igualmente demostrable. Se estudia realmente entre los diez y los veinticinco años y se trabaja entre los veinticinco y los sesenta y cinco.
Puedes desperdiciar quince años en juergas, bromas y otras diversiones vanales y trabajar como mano de obra no cualificada los siguientes treinta y cinco años o puedes estudiar para poder elegir tus opciones en la vida y disfrutarlas durante treinta y cinco años. Por otra parte es evidente que la situación personal a partir de los sesenta y cinco depende en gran medida de los treinta y cinco de vida laboral y estos de los quince de estudio. Por tanto áun suponiendo que no fuera posible estudiar y disfrutar, seria más rentable sacrificarse esos años y disfrutar el resto de la vida que al revés.

Hay que saber las cosas para el examen

Lo exámenes son irrelevantes. Lo importante es saber. Al que sabe no le preocupan los exámenes. El conocimiento hay que adquirirlo porque es la principal fuente de riqueza y satisfacción y durante la época en que somos estudiantes representa un esfuerzo mínimo y la mente está predispuesta a recibir ese conocimiento. Con la edad, la capacidad de aprendizaje se adormece, especialmente en quien no la ejercita. Estudiar el último día y economizar el máximo posible de esfuerzo es una mala política, porque lo que no cuesta esfuerzo no vale nada, por una aplicación sencilla de la ley económica de la oferta y la demanda: lo que no cuesta esfuerzo lo tienen todos y lo que todos tienen nadie necesita comprarlo y por tanto, no vale nada, porque nadie quiere comprarlo. Cada cosa en esta vida tiene un valor marcado por el esfuerzo que hay qe desarrollar para conseguirlo: a más esfuerzo, más valor. Igual que las manzanas caen haca abajo y no hacia arriba , como observó Newton, las cosas buenas no caen hacia quien las espera sino que son alcanzadas por quienes con esfuerzo las persiguen.

Me lo sabía, pero ya no me acuerdo

Cuando se sabe una cosa, es imposible olvidarla. Aun cuando hayamos perdido el camino a un recuerdo ese recuerdo sigue ahí y en cuanto lo buscamos reaparece con un esfuerzo mínimo o sin ningún esfuerzo. Solo se sabe lo que no se olvida. El paso de la memoria a corto plazo donde residen las cosas que «creemos que sabemos» a la memoria a largo plazo donde residen las cosas «que no se olvidan» se consigue por la repetición, la comparación con estructuras de conocimiento similares o el análisis detallado que se realiza al resumir o explicar la información, a otros o para si mismo. Supone un esfuerzo que va resultando menor cuando la mente está ejercitada en realizarlo.

Quiero hacer una carrera que me guste

Una carrera es básicamente un conjunto de obstáculos que se interponen entre un estudiante y su objetivo en la vida a fin de medir la determinación que tiene de ejercitar una profesión. Aquellos que aman la profesión que han elegido hayan placer en superar los obstáculos y finalizan victoriosos su periodo de estudios para seguir aprendiendo cada día de su vida algo nuevo y experimentando un gran placer al hacerlo. Algunos pedantes creen haberlo aprendido todo en su periodo de estudios y pasan el resto de su vida ejerciendo de necios y exhibiendo su ignorancia, amargados porque nadie reconoce el mérito que creen tener y aun cuando alguno llega a la cumbre social, nunca encuentran la felicidad. Otros pobres diablos se rinden a las primeras o las segundas dificultades y se excusan diciendo que ese no era su camino en la vida o que realmente no era tan interesante como creían. Algunos suelen ser tan estúpidos que encuentran en la mala suerte, la crueldad de la vida o la conspiración de sus semejantes la causa de todos sus males y de esa forma siguen eludiendo vivir con la responsabilidad de dirigir su vida y ahorrándose fijarse otras metas que la auto compasión y sin otro rédito que la amargura.

Tengo derecho a divertirme

No se tienen más derechos que aquellos que justamente se conquistan, se ejercen y se defienden. Aun cuando parece que con ejercerlos y defenderlos basta, la realidad es que al no ser conquistados o acreedores de los mismos, se trata de simples prebendas, ejercidas por condescendencia de otros o usurpadas sin derecho alguno, injustamente. Para descansar hay que haber trabajado, para recibir hay que aportar, la justicia es dar a cada uno lo que merece, quien recibe y disfruta lo que no merece es el actor de una injusticia. Hasta los derechos más elementales se disfrutan porque hubo alguien que se atrevió a enunciarlos y hay alguien que está dispuesto a defenderlos.

Me hace falta dinero

El dinero es útil para resolver muchas cuestiones en la vida, pero lo más terrible no es que falte dinero sino que falte la determinación de trabajar para conseguirlo. El dinero útil solo es aquel que se gana honradamente porque aunque de forma inmoral puede ganarse mucho dinero normalmente es a costa de perder la tranquilidad o la conciencia, esencia esta última de nuestra condición de ser humano.
La necesidad de dinero es la correa con la que nos atan quienes nos crean falsas necesidades a fin de atarnos a su noria y esclavizarnos de por vida. Hay mucha gente en el mundo que vive sin saber lo que es el dinero y es feliz. Porque es cierto que lo importante no es tener lo que quieras sino querer lo que tienes.
Por otra parte, cuando uno trabaja y se esfuerza, consigue dinero. Si gasta menos de lo que gana, paga al contado y no pide préstamos ni especula esperando obtener dinero fácil, es muy posible que aunque nunca sea rico, no sienta esa falta de dinero. Las cosas más importantes de la vida no pueden comprarse con dinero.

Tu no me entiendes, ahora es diferente a tus tiempos

Cambia la música, la moda, la tecnología, el valor del dinero y muchísimas otras cosas, pero los valores, el mecanismo básico de la vida, la verdad, la justicia y la razón, no cambian. La mayor parte de las cosas que he escrito me las dijo mi padre en diferentes momentos, de diferente humor y más o menos literalmente. Con unas estuve siempre de acuerdo, otras me costaron cierto tiempo entenderlas y otras, casi toda la vida. No todas las que he entendido he reconocido haberlo hecho. Da igual, no se trata de que me des la razón, ni ahora ni en ningún otro momento. He escrito esto con la esperanza de que ahora o algún día te sea útil a ti, no a mi. Mi satisfacción es dártelo porque yo creo que es útil y correcto, incluso a despecho del uso que hagas de ello. Porque Amar es dar, no recibir y yo te amo profundamente, hijo mío.

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