Spa

Cuando estuvimos en Bélgica visitamos a Mercedes, la prima de Mercedes (son veintiséis Mercedes en la familia, asi que la coincidencia no es extraña). La prima Mercedes nos llevó de excursión. Desde Verviers, hacia el sur, por un paisaje de bosques y pequeñas montañas que como era en febrero estaba nevado y nos pareció precioso.

Llegamos a una ciudad pequeña llena de casas de baños termales cuyo nombre es Spa. Rápidamente asociamos este nombre a la designación que hoy en dia se da a los Balnearios de toda la vida, las Casas de Baños, los servicios de baño y sauna comunes de un Hotel o hasta a la simple sauna doméstica o el casi humilde baño de burbujas de jardin.

El nombre, efectivamente, deriva de la ciudad de Spa, famosa por sus baños desde la época de los romanos pero que convirtió esta actividad en una floreciente industria a partir del siglo XVI. Donde lo he encontrado mejor explicado es en la Wikipedia en francés.

Hoy en dia tenemos una fiebre de spa en el ramo de la hostelería. Igual que en los años sesenta hasta los bares más rústicos se rotulaban de «snack-Bar», hoy no hay hotel que se precie que no sea un ‘Spa-Hotel’. Ya se sabe que en España lo extranjero siempre nos ha parecido más ‘chic’. Ya lo decía Aparicio -un compañero de trabajo- cuando quería señalar que algo era lo último y lo más moderno decía «es lo que está entrando de Europa«. Con ese aval, cualquier cosa parece merecer más atención.

El caso es que al margen de las modas y los nombres, un baño de agua caliente es una actividad relajante. Recuerdo las excursiones a los Baños de Mula, próximos a Murcia. Nos los descubrió nuestro amigo Pedro Javier y cuando iba a saltar en paracaídas a Alcantarilla era una forma estupenda de recuperar el cuerpo de los zurriagazos a los que se veía sometido en los saltos.

En Francia, cerca de las pistas de esquí tenemos Saint Tomé les Bains con sus piscinas al aire libre donde en pleno invierno puedes meterte en el agua caliente mientras la nieve cubre la orilla de la piscina. O los baños de Llo, con unas instalaciones más modernas, saunas y bañeras de masaje.

Pero nunca habíamos podido disfrutar del alojamiento en un Hotel-Spa. O mejor dicho nunca habíamos podido usar los baños, porque en Mallorca si nos alojamos en un Hotel que tenía este servicio, pero intensamente dedicados a visitar la isla, no pasamos mucho tiempo en el Hotel.

Este fin de semana hemos viajado a Lleida para celebrar el ochenta cumpleaños de mi padre que fue hace unos días y el cincuenta y cinco aniversario de bodas de mis padres. Por Navidad mi hermano Luis Miguel y su mujer Mariantonieta nos habían regalado una estancia en el Hotel Nastasi, a disfrutar en fecha a determinar. Así que aprovechando la celebración familiar lo hemos hecho efectivo este fin de semana.

La experiencia ha estado muy bien. El Hotel está decorado con bastante buen gusto, esta limpio y bastante nuevo como corresponde a un hotel de lujo. Las instalaciones de baño -el spa- incluyen bañeras de burbujas calientes y templadas, saunas y duchas de diversos tipos. Lo que más disfrutamos fue una ducha en la que te sientas sobre una especie de tumbona metálica, que a pesar de lo que pueda esperarse no está fría y te cae una ducha envolvente, desde arriba y los lados además, por supuesto, de la bañera caliente de burbujas donde solo se sale impulsado por la prudencia, porque el cuerpo lo que te pide es quedarse allí hasta disolverse como un azucarillo.

En la habitación del hotel hay un portátil a disposición de los huéspedes, de forma que yo, que no me había traído el mío para desconectarme, no he podio resistir la tentación de subir las fotos de la comida y escribir esta crónica.

Si tenéis ocasión de hacer una escapada, os recomiendo una estancia en un Balneario o en un ‘Hotel-spa’. De verdad que el estrés se disuelve en el agua caliente y se duerme como un bendito.

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