Esta mañana subía al trabajo y como de costumbre prestaba poca atención al mundo y mucha a mi vida interior. Tengo que aclarar que no conducía yo, así que este pequeño remanso de meditación no comprometía la seguridad vial.
De pronto una imagen ante mi me ha sobresaltado. Me ha parecido ver una mujer con un tiro en la frente pintada en el camión que nos precedía. Al fijarme un poco más me ha parecido que tenía unas argollas al cuello y que tenía cara de sufrimiento.
La marca de una conocida empresa de alimentación me ha disuadido de la idea de que se trataba de una troupe sado-maso aunque el mensaje publicitario «ven al placer azul», seguido de un rombo de ese color me ha parecido una clara referencia a unas conocidas pastillas vigorizantes de la libido.
He abierto con interés los ojos pensando que me encontraba en medio de una alucinación onírica, pero el camión seguía allí. No he podido remediarlo, he echado mano a la cámara de fotos mientras comentaba: esto lo tengo que contar en el blog. Y aquí está.
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