Alrededor de las estilográficas

Hoy es el Día Internacional de la Pluma Estilográfica. Pensando en como podría celebrarlo he llegado a la conclusión de que hay un tema interesante y curioso sobre el que quería escribir: todas esas cosas que usamos en nuestra afición por las plumas, pero que no son plumas.
Cuando empezamos con las plumas también usamos cartuchos, ya que normalmente es la forma más limpia de recargar la tinta. Quizás en algún momento pensamos en comprar un tintero, porque sale más barato y hay más variedad de colores. Para entintar la pluma con a tinta del tintero necesitaremos un convertidor en la propia pluma si esta no lleva integrado un sistema de carga, por émbolo o al vacío.
La alternativa es recargar los cartuchos. Para hacerlo es recomendable limpiarlos y estos estrechos recipientes de plástico no son fáciles de enjuagar. Se puede usar una jeringuilla de las que venden en farmacias y después de dejarlos en remojo meter con ella agua a presión para eliminar todos los restos de tinta.
Una vez seco, el cartucho puede recargarse de nuevo con la jeringuilla, con la que tomaremos la tinta del tintero para introducirla en el cartucho. Con el tiempo nos daremos cuenta de que las afiladas agujas de las jeringuillas de farmacia conllevan un cierto peligro de pincharse y elegiremos comprar unas jeringuillas industriales con agujas de punta roma.
La operación de entintado desde el tintero también implica un cierto peligro de que la tinta salpique o se desborde en algún momento así que hay que tener previsto un trapo o papel poroso para limpiar o recibir esos excedentes indeseados de tinta. Yo tengo siempre encima de la mesa un rollo de papel higiénico, pero si a alguien le parece un detalle «poco fino» puede sustituirlo por pañuelos, servilletas o toallitas de papel o a lo grande, por papel de cocina.
Tarde o temprano es la propia pluma la que necesita una limpieza. Quizás queremos cambiar el color de la tinta o nos parece que hay restos de tinta seca que pueden estar dificultando el normal funcionamiento, quizás solo queremos investigar o cambiar el plumín.
Desmontar una pluma la primera vez es siempre inquietante. No hay (normalmente) manual de instrucciones y no sabemos cuanta fuerza aplicar. ¿Se puede romper si aprieto mucho? ¿No se desenrosca porque no hago fuerza suficiente? Usar herramientas metálicas puede dañar a preciosa superficie de la pluma o romper incluso alguna pieza. ¿Como solucionarlo?. La herramienta mágica para esta delicada operación es un trozo de caucho. Yo suelo usar un pequeño rectángulo de unos 4×2 cm. recortado de una vieja cámara de bicicleta aunque a veces uso otros tamaños como 6×1 cm. depende del tamaño de a pluma y de los dedos del artista, el caso es que permite hacer un agarre firme y desenroscar lo desenroscable o agarrar el plumín y el alimentador, que suelen entrar a presión en el interior de la sección o boquilla. A veces la tinta seca bloquea las piezas y es necesario dejar el conjunto en un baño de agua tibia antes de volver a intentarlo Necesitaremos una serie de recipientes para dar estos baños a las piezas. Yo normalmente uso la base de botellas de plástico recortadas a la altura pertinente o envases plásticos reciclados para ese uso.
Algunas plumas requieren una pequeña llave que el fabricante incluye (o no) con la pluma nueva para desmontarla.
Una vez extraído el alimentador pude considerarse desmontada la pluma si es de carga por cartucho con convertidor. Los mecanismos de émbolo o vacío juegan en una liga suprior y hay que ser más atrevido para meterles mano. Aunque todo llega.


Si el agua tibia no disipa las incrustaciones de tinta podemos pasar a frotar las piezas con un cepillo de dientes viejo o comprado al efecto. El interior de la sección o del capuchón si se manchó de tinta pueden limpiarse con un papel de cocina o higiénico enrollado, con palillos con algodón (de los que los médicos aconsejan no usar en las orejas) con escobillas de limpiar pipas o el papel antes citado enrollado en un palo de brocheta o un listoncillo de madera, como un palillo de restaurante chino.
Si las incrustaciones siguen aferrándose a nuestra estilográfica hay que pasar gradualmente a medidas más contundentes. Se puede añadir jabón neutro (sin aditivos) al baño de agua y unas gotas (hasta el 10%) de amoniaco del que se compra en disolución en las droguerías para limpieza. Hay que tener cuidado en la reacción que puedan tener estos productos con el material del que están hechas las plumas. Un último recurso es el liquido desincrustador que se vende específicamente para estos usos. Normalmente no habrá problema, pero las plumas de celulosa pueden literalmente en un baño de limpieza con según que productos. La información es la primera herramienta que hay que utilizar.
Por último un recurso definitivo es el uso de un baño de ultrasonidos. Es un recipiente donde se pone agua y se puede regular para que vibre con frecuentas ultrasónicas a diferentes intensidades durante un periodo de tiempo. Después de lo que nos parece una limpieza a fondo, introducir las piezas en este baño y ver somo desprende nubes filamentosas de tinta, es una inmensa satisfacción. Aunque hay algunos de estos elementos que son muy caros yo compré el mío en un conocido vendedor chino de internet por unos doce euros puesto en casa.
Después de tanto baño nuestra pluma despiezada necesitará un secado. Las partes externas pueden frotarse suavemente con el socorrido papel poroso que estemos usando, mejor si no es muy rígido o si no suelta muchas pelusas o restos de fibra. Pero el interior de las piezas es conveniente dejarlo secar y escurrir. Puede hacerse sobre una cama de papel, pero yo me he fabricado un «escurridor» para plumas, agujas, cartuchos y otros elementos.
Al volver a montar las plumas las que tienen mecanismos interiores como émbolos o roscas que deban ser estancas como aquellas cuyo cuerpo es el propio depósito de la tinta, pueden requerir un cierto engrase. Para este fin se usa una vaselina especial que se vende para pequeños mecanismos o grasa de silicona. Las cantidades que se usan son testimoniales, así que un pequeño frasco puede durar muchos años. Otro producto de uso escaso y esporádico es la goma laca. Es un adhesivo que se usa en algunas plumas antiguas como sellador o para fijar e montaje de algunas piezas Al desmontarlas, una pequeña presión basta para separarlas de nuevo. Es tan extraño que una vez que lo necesité le pedí una gota a un amigo y le devolví el frasco (sin hacerle foto, lo siento).
De nuevo con la pluma en servicio habrá que hablar de tintas. Supongo que habrá mucha gente que use pluma para escribir y simplemente vaya a la tienda y pida tinta «azul» y use la que le den. Pero no creo que haya ningún entusiasta de las plumas que no haya probado varios colores y use colores diferentes según las ocasiones. Vas comprando tinteros y llega el momento en que te ves comprando un frasco de tinta de medio litro. Yo lo hice. Es una tinta maravillosa, la Jaques Herbin «Azul Nomeolvides» (Bleu Myosotis), caso es que no es un frasco como para andar moviéndolo, así que trasvasé tinta a un tintero vacío para desde allí ir recargando la pluma. Me hizo falta ademas de frasco limpio de tintero un pequeño embudo. Y aunque me veo capaz de acabar con el medio litro de tinta, es mucha tinta, y da para compartir con los colegas que a lo mejor les hace ilusión probar esta tinta excelente. Así que de nuevo en mi amigo chino de internet, compré unos frasquitos de muestras y para hacer trasvases de pequeñas cantidades, unos cuentagotas de cristal.
Los plumines son piezas de precisión. La experiencia de escritura de la pluma depende mucho del plumín: si se seca, rasca el papel, tiene poco o mucho flujo de tinta… Cuando pasa algo de esto es fácil desesperarse y difícil encontrar e valor para tomar medidas. Pero a veces hay que hacerlo y poco a poco, con el sabio consejo de colegas más expertos te vas atreviendo. Por ejemplo, a separar los gavilanes con una galga. Las galgas son unas láminas de diferentes grosores que en mecánica sirven para comprobar que el espacio de separación entre dos piezas muy juntas es el adecuado. No están hechas para hacer fuerza, así que introducir una de las más finas en el canal por donde fluye la tinta entre los dos gavilanes es una operación delicada.
Otro problema muy desagradable es que el plumín ‘rasque’ el papel. Un papel de lija finísimo, de varios miles de numeración como los que se usan para dar brillo a las uñas puede ayudarnos a solucionar el problema con las maniobras adecuadas.
A pesar de lo dicho sobre las herramientas tradicionales, el uso de unas tenacillas o alicates puede ser necesario en algún momento. Según lo que vayamos a agarrar conviene protegerlo. He visto en el mercado alicates especiales con presa «blanda» y otras para desmontar piezas de plástico en juegos de construcción hechas también de plástico, que no he probado, pero no descarto que en algún momento tengan entrada en mi repositorio de herramientas.
Tuve una experiencia en la que tenía que desmontar una pluma en la que alimentador y plumín estaban metidos a presión. Para poder sacarlos se me ocurrió construir una pieza a medida con un taco de madera, de forma que agarrando la boquilla en un tornillo de banco y el conjunto del plumín y el alimentador con la pieza fabricada , y golpeando esta con suaves golpe de martillo conseguí extraerlo. Este extractor no es la única pieza que he fabricado: Para reposar sobre la mesa o para fotografiarlas se usan unas piezas que llamaré «reposa plumas» de las cuales hay bonitos y delicados ejemplares en cerámica, metal o madera. Yo he hecho alguna con madera y otras con piezas de Lego.
Y hasta el momento, que yo recuerde este es el conjunto de cosas que no son plumas pero que uso en mi pasión por las plumas estilográficas.
Feliz Día Internacional de la Pluma estilográfica a todos los frikis de las estilográficas a los amantes de la escritura con pluma …y a los que aún no lo sois, pero pronto os aficionareis.

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