Reconozco que en cualquier centro comercial me atrae la sección de papelería. Sé que no soy el único y es menos incómodo de explicar que la atracción por la sección de lencería, pero estas y otras intimidades y su relación con el consumismo quedarán para otro día.
Hoy quiero escribir sobre un descubrimiento que hice revisando el material artistico disponible en una gran superficie. Me llamó la atención un opúsculo sobre caligrafía y a su lado otro que hablaba de ‘Zentangle’. Yo no sabía que era eso y lo ojeé. Vi que era algo así como hacer garabatos con un método y estuve tentado de comprarlo, pero los mecanismos de autodefensa contra el ansia consumista funcionaron y pospuse la compra a la espera de informarme sobre el tema.
En una segunda visita le presté más atención y alguna de las cosas que leí encendieron mis alarmas. Propugnaba el dibujo de garabatos como un método de meditación, casi curativo. Toda la majadería esotérica me pone malo. Me parece que meditar sobre el ser, la verdad o la vida, como sobre cualquier otra cosa que sea de nuestro interés es algo muy positivo, pero me indignan los mercaderes que quieren venderte resinas olorosas imanes o piedrecitas, en definitiva, «espejitos y avalorios» con la promesa de que te conducirán a «un plano superior».
En definitiva lo del Zentangle es una marca registrada de una pareja de avispados norteamericanos que recomiendan hacer los garabatos con una serie de normas y eso si: en los papelitos que venden con su marca, con los rotuladores que recomiendan, a los vendedores y gurús locales autorizados y demás parafernalia de mercadotecnia. Además del dinero, eso lo hacen por tu felicidad, para que medites mucho mientras trazas garabatos. Incluso se permiten ofrecer modelos con nombres que no sabemos si también estarán patentados.
Y por curiosidad, ¿cuales son estas ‘normas’ del Zentangle?. Habla, por ejemplo de dibujar en un papel cuadrado de 89mm. de lado. Unas dimensiones que no son caprichosas, son 3,5 pulgadas y es el tamaño de los papelitos de notas. Lo sé porque yo los uso mucho, de hecho mi serie «Garabatos» está dibujada en esos papelitos y muchos de los retratos que he hecho en el grupo «La Fiesta del retrato de Julia Kay» . Eso si, te recomiendan comprar sus papelitos, de una calidad superior. Es cierto que los papeles de los bloques para notas son de mala calidad, pero con usar papel bueno, os aseguro que puede ser de cualquier marca. Para muchos garabatos servirá el de los bloques de notas, para otros basta con usar folios de los buenos y en cualquier papelería que vendan material artístico encontrareis hojas de todas las calidades que se pueden recortar a cualquier tamaño.
Una de las cosas más graciosas es la especificación de las líneas que se pueden-deben usar. Básicamente son líneas rectas, curvas, dobles curvas, puntos gordos y círculos. Me parece tan ridículo que voy a incluir una foto, porque sospecho que a quien lea esto le parecerá que exagero.
Así de fácil. Otra de las recomendaciones es limitar con unas líneas el espacio de dibujo. Y realizar un dibujo que no tenga orientación. Es decir que pueda ser visto usando cualquiera de sus lados como base.
También recomienda no borrar líneas, sino aprovecharlas para integrarlas en el dibujo, usar preferentemente le línea negra y ocasionalmente algún toque de color. Y por supuesto una marca de rotuladores (por cierto, es una marca de calidad, es verdad) y sus kits para practicar.
Todo esto no pasaría de ser una técnica o un método para hacer garabatos más o menos útil o interesante. Lo que le confiere el carácter de tomadura de pelo son frases como:
«Haciendo Zentangle siguiendo nuestros patrones conseguirás una alta concentración mental que te aportará un agradable estado de relajación y tranquilidad. Esto se traducirá en bienestar personal.»
Aprende Zentangle por María Pérez-Tovar
Es difícil encontrar tantas estupideces juntas en una sola frase. No se trata de sugerir que medites mientras garabateas o que garabatees mientras meditas. Se trata de que sigas el método patentado (mejor pagando, claro) y obtendrás todos esos efectos benéficos para tu mente, pero ¡ojo!, si usas sus patrones, en otro caso no se puede asegurar el éxito.
Lo que me repugna de toda esta panda de magufos, curanderos, profetas, gurus de pacotilla, adivinos de nada y esquilmadores de todo es el uso de la mentira, el abuso que supone disfrazar su negocio de altruismo trascendente.
Me parece muy lícito vender material de papelería, estimular a la gente a dibujar, decirles que no hay que ser un genio como Velazquez para pintar, igual que no hay que ser campeón olímpico para hacer deporte.
También creo muy interesante meditar. Pensar sobre nuestros actos, el sentido de la vida, poner en orden nuestros pensamientos, repasar los recuerdos e intentar aprender de ellos para tomar nuestras decisiones en el futuro es algo realmente positivo. Nos aparta del ajetreo diario, nos permite dedicar un tiempo a nosotros mismos y sin duda nos ayuda a buscar la felicidad. Ni siquiera me atrevo a decir que a encontrarla, pero desde luego no conozco muchas referencias sobre consecuencias negativas de la meditación.
Y está claro que hay muchas cosas que pueden ayudarnos a meditar. Relajarse, un paisaje agradable, la música… casi cualquier cosa que nos resulte agradable y nos permita evadirnos del bombardeo de nuestros sentidos, nos predispondrá a estar atentos a esa persona a la que queremos tanto: nosotros mismos.
Y puede que unos de esos medios sea el dibujo. Aunque al tratarse de una actividad que requiere un cierto grado de atención, creo que sería más adecuado decir que se trata de un buen sistema para relajarse. Una especie de refugio donde resguardarse de los problemas diarios, el estrés, el ruido y en general ese bombardeo de los sentidos que supone la vida diaria.
Igual que escribir y otras tareas creativas, la mente se abstrae en mayor o menor medida de la realidad para concentrarse en la tarea y si los resultados nos satisfacen, o simplemente nos satisface intentarlo, se liberan esas endorfinas que nos hacen sentir bien.
Este fenómeno puede producirse con cualquier tarea que nos guste hacer. El problema que tiene el dibujo es que mientras que casi toda la humanidad se considera capacitada para hacer actividad física, llamarle deporte y sentirse unos campeones, frecuentemente renuncian a dibujar porque «no saben» o «no se les dá bien».
Hay muchos argumentos para animar a dibujar y desterrar esos prejuicios, pero mostrar que se puede hacer fácilmente es uno muy bueno. Todos sabemos hacer garabatos. Y si no, el aprendizaje está al alcance de todo el mundo. Unas rayas, unas sombras, un garabato. Da igual si es grande, pequeño, gordo o fino, si quedó derecho o torcido si es curvo o recto. Es un garabato.
¿Por que no damos unas pequeñas directrices para garabatear? Quizás eso ayude a la gente a encontrar satisfacción en el dibujo y a descubrir que después de todo, si tenían ciertas habilidades plásticas.
Esta idea de que todos podemos dibujar es la parte positiva que he encontrado en Zentangle, aunque obviamente no la pueden incluir en su patente, es una idea generalizada.
Como no soy negociante, me gusta compartir lo que sé o lo que aprendo, y también respetar las propiedades de los demás, por eso dejaré que los dueños de la marca registrada sigan con su modelo de negocio. Eso si, les recomiendo vivamente a todos que no paguen por el aire que respiran, y que no gasten dinero en hacer ricos a aquellos que dicen tonterías.
Yo os propongo hacer garabatos. No por ninguna razón especial, sino por lo que hacemos todas las cosas: para ser felices. Y voy a hacer unos apuntes, no tanto como un método, sino como un conjunto de ideas que a mi me han sido útiles, y podéis hacerlas vuestras y hackearlas, compartirlas, ampliarlas, podéis incluso venderlas porque hasta el nombre va a ser dominio público. Le voy a llamar Opentangle, la técnica opensource hacer garabatos.
Estas ideas surgen de mi interés por averiguar en que consistía Zentangle. Mientras lo hacía iba tomando unos apuntes que se convirtieron en la definición de Opentangle. Un nombre que a pesar de mi animadversión por los barbarismos, me parece adecuado por su sentido contradictorio ( enredo abierto) y su relación con el movimiento opensource. Y no deja de ser un guiño de humor, que es una de las formas más sensatas de tomarse la vida. Aquí el documento del que ha nacido Opentangle:
Y por último, ¿existe un método para hacer Opentangle?. Sin duda alguna, se pueden hacer muchos comentarios sobre hecer garabatos. Y se pueden adoptar muchas actitudes al respecto. Dejarse llevar, seguir unas normas rígidas, solo usar lápices de colores, nunca usar lápices de colores…en realidad creo que no se deben limitar los estilos ni imponer el orden ni el caos. Cada uno tendrá su punto de vista, habrá quien lo considere un arte y quien lo vea como una técnica o un simple entretenimiento, y sin duda alguien está ya pensando que es una chorrada. Yo tengo mi propio punto de vista al respecto y sin duda lo explicaré. Estoy pensando en un texto sobre Opentangle al que no me gustaría llamar ni método ni manual ni nada que suene a limitación. Creo que me pondré a escribirlo y lo publicaré aquí mismo, bajo dominio público como el reto de mis ideas sobre Opentangle. Y espero que la idea os haya interesado tanto como para leerlo y empezar a hacer garabatos.