La primera vez que me enseñaron un mechero de usar y tirar, era apenas un niño. La gente de Lérida hacía turismo de fin de semana en Andorra y mis compañeros se traían «joyas» como esas para enseñar en el colegio el lunes por la mañana. Entonces existían ya los mecheros baratos recargables y yo no entendía como algo tan práctico como un mechero podía tirarse cuando se le acababa el gas.
Hoy la conciencia de que el planeta es finito y la preocupación por una economía sostenible hace aún más extraño el concepto de usar y tirar. En el campo de las estilográficas resulta bastante absurdo que una pluma «desechable» cueste el doble que las más baratas del mercado que pueden recargarse con cartuchos. Además la estilográfica es un adelanto sobre las plumillas de tintero porque «puede recargarse» de tinta.
La estilográfica desechable, a mi modo de ver es una aberración de la tecnología y el consumismo.
Y este es mi principal argumento en contra de las plumas de «usar y tirar», y por eso no he comprado ninguna. Hay que aprovecharlo todo y tirar lo menos posible, o la basura inundará el planeta.
La pluma mide 13 cm. cerrada, abierta con el capuchón encajado sobre el cuerpo 14,8 cm. y sin capuchón 11 cm. El diámetro de la zona de agarre es de 1 cm. u el máximo del cuerpo 1,1 cm. Se presenta con diseños en los que predomina el gris o el blanco y con extremos del color de la tinta que lleva cargada. Al ser todo el cuerpo su depósito, esta carga de tinta es más generosa que un simple cartucho o convertidor.
Dicho esto, voy a contaros mis impresiones sobre esta estilográfica desechable Pilot V-Pen, comercializada en Japón y en otros países como Varsity.
La probé por primera vez en Madrid, donde un compañero del trabajo la usaba a diario. Me habló maravillas de esta pluma y cuando la probé me sorprendió la facilidad con la que se deslizaba sobre el papel. Yo entonces estaba usando una Maped, que me había costado seis euros y con la que estaba muy contento. No me tentó ni por un momento pasarme a las desechables, pero aquella pluma VPen escribía muy bien, con una línea gruesa y regular, un flujo ininterrumpido de tinta, era cómoda en la mano y se la veía robusta.
En ese tiempo yo buscaba plumas para dibujar y el trazo grueso y uniforme no me gustaba mucho. Me fijé que en Youtube había varios vídeos nacionales y extranjeros que explicaban como convertir las plumas «desechables» en «rellenables». Ahora he vuelto a buscar esos vídeos para contarlo aquí y he descubierto que hay dos sistemas básicos.
El primero consiste en retirar el conjunto de plumilla y alimentados con unas tenacillas y un poco de cuidado y rellenar el depósito de la tinta que queramos.
El otro sistema consiste en encajar la pluma en una jeringa modificada o usar un trozo de tubo como adaptador para hacer el vacio dentro de la pluma con la jeringa (medio llena de tinta) y luego dejar que el vacio hecho se rellene con la tinta de la jeringa. Se puede ver en este vídeo del usuario Kenneth Lee. Este mismo usuario, en otro vídeo nos muestra como reemplazar la plumilla y el alimentador de una VPen por el de una Lamy Safari.
En uno de los vídeos, aprovechan para limpiar la pintura del cuerpo y queda este casi transparente, añadiendo a mi forma de ver un atractivo a la pluma, que se ve del color de la tinta de la que se rellena. La operación puede realizarse con un poco de acetona o bien con una lija fina micro-mesh.
Como puede verse, la VPen da mucho juego para los amantes de los experimentos y de hackear los productos industriales.
Los motivos para rellenar una V-Pen pueden ser diversos, el urbansketcher Teoh Yi Chie lo hizo para poder usar la pluma con tinta indeleble en sus dibujos a la acuarela. Puede ser un buen sistema para probar mezclas de tinta sin arriesgar una pluma más cara, aunque, insisto, hay plumas más baratas que usan cartuchos. Otros, supongo que animados como yo por la idea de no tirar lo que aún sirve, lo harán para aprovechar el plástico utilizado y cuidar el planeta.
Si decidimos conservarla, hay que tener en cuenta que es un producto fabricado para durar lo que su carga de tinta, el plástico puede degradarse y por ejemplo, el cierre del capuchón, tras un tiempo de uso puede perder su estanqueidad.
El usuario Master Shake de Youtube, también nos muestra en un video como usar un alimentador y plumilla de una VPen (Varsity) para sustituir la original de una Platinum Preppy, una pluma que no se vende por ahora con plumines de trazo tan ancho como la VPen.
La segunda VPen que he probado, ha sido un regalo. Carlos, un buen amigo de Girona, me la trajo un día y le agradecí el regalo porque me permitía comprobar el comportamiento de la pluma durante toda su vida útil sin comprometer mi intención de no comprarla. He podido comprobar que el trazo uniforme y el flujo constante pero adecuado de tinta sigue siendo una característica positiva, la hermeticidad del tapón es buena y la pluma siempre responde a la primera aunque lleve bastante tiempo sin usarse. La he llevado en el estuche con otras plumas y la pintura que adorna el cuerpo no se ha deteriorado ni borrado.
El clip de plástico del capuchón es efectivo y más resistente que el de otras plumas. Su diseño puede parecer algo tosco pero es muy efectivo.
No sabría decir cual es la duración de la tinta, en algunas ofertas la detallan en ‘kilómetros’ pero eso seguramente es algo difícil de comprobar fuera de una laboratorio de pruebas.
Mi opinión sigue siendo que el desempeño de la VPen como instrumento de escritura es muy adecuado, con un buen diseño y fabricación.
El trazo es un M grueso y yo prefiero el trazo fino. Por supuesto, sigue sin gustarme su filosofía de «usar y tirar» y aunque existe la posibilidad de recargarla, el procedimiento para ello es demasiado complicado, teniendo en cuenta que existen otras plumas, a precios muy similares que directamente se recargan con cartuchos, de forma que ni la economía ni la ecología aconsejan su compra, aunque técnicamente es un producto de una calidad muy buena y una relación calidad-precio, aceptable.