Tolerancia

En el nº 292 de la Revista Tierra, Mar y Aire, de mayo-junio de 2008, aparece un artículo escrito por Ignacio Martínez Eiroa, Teniente General del Aire. El titulo del artículo es «Tolerancia, Autoridad y Orden» y dado que por la composición de la página, presenta algunas dificultades para su lectura, me he permitido hacer una copia en formato texto para facilitar su lectura.

El artículo me parece una excelente reflexión sobre un problema muy interesante y vital para la convivencia: la diferencia entre «no discutir«, «pasar por tonto«, «dar la razón» (como a los locos) o «comulgar con ruedas de molino«.

El autor expone que el significado de la palabra tolerar es «Permitir algo que no se tiene por lícito, sin aprobarlo expresamente» y que por tanto semejante actitud no puede ser considerada como una virtud tal y como hoy en día se ensalza sino como una falta de honradez y una abdicación de los propios principios.

Sin embargo no estoy completamente de acuerdo con el planteamiento. A la argumentación del General Eiroa yo haría dos consideraciones.

La primera es que al permitir algo que consideramos inapropiado -ser tolerantes- por una parte reconocemos la posibilidad de estar equivocados y por otra esperamos que los que piensan diferente de nosotros nos correspondan. Tolerar no implica cambiar nuestro concepto de lo cierto y lo falso, sino reconocer que no somos perfectos y por tanto podemos estar equivocados y admitir que pueda haber otros que tengan otro concepto de lo cierto y lo falso diferente del nuestro y que a su vez nos consideren equivocados con el mismo derecho que nosotros a ellos.

La segunda seria decir que una vez hecha esa consideración hay que encontrar una formula que permita convivir y decidir cual de varios puntos de vista diferentes será el que se aplique. Y la fórmula está clara cuando se habla de «Democracia» y de «Estado de Derecho» que tiene sus normas y establece como han de tomarse las decisiones. Como esa es la piedra angular de la convivencia, la clave que permite no solo la «tolerancia» sino la propia convivencia en busca del bien común, ahí no hay transacción posible y se debe ser radicalmente beligerante con el que no respete las normas del juego. Por que los que se comportan así tampoco cumplen nuestra primera expectativa ya que nunca serán tolerantes con nosotros.

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2 respuestas a Tolerancia

  1. Jaume Canals dijo:

    Ahora entiendo.
    Por eso hay ¿17 autonomías? que legislan y cambian las normas de juego para que al final el tolerante no sepa que le están tomando el pelo con eso de “democracia” y además le pasen la mano por la cara con el “estado de derecho”.
    ¡Un buen considerando!.

  2. Roberto Pla dijo:

    Hombre, las normas básicas del juego no dependen de la forma de administración aquí hay diecisiete autonomías y en Alemania o los Estados Unidos un montón de estados federales y en Bélgica dos regiones que se tienen bastante ojeriza. Todo ello no quita para que con sus defectos, por numerosos que sean, no apreciemos las virtudes de la democracia (el peor sistema de gobierno, si exceptuamos todos los demás, según W. Churchill), sobre todo al compararlas con aquellos que le pegan un tiro a la gente porque piensa diferente, lapidan a las pecadoras, queman los libros que no les gustan o hacen jabón con las razas inferiores.
    Asi que, con sus defectos, me quedo de este lado del intento donde la imperfección permite, sin embargo, seguir intentándolo.

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