Hoy es mi cumpleaños. Cumplo cincuenta años. Mi hijo me ha preguntado ¿Como te encuentras?. «Igual» le he dicho «¿igual que ayer?», -«Igual que a los 20», le he contestado. Nos hemos reído.
El seguro que piensa que no es verdad, yo sé que he sido mayoritariamente sincero. Porque igual que cuando cumplí veinte años hay una extraña sensación de pasar un hito importante, que entonces era un cambio de decena y un sentimiento de abandono de la niñez, casi de la juventud, al menos de la parte mas alegre e irresponsable de esta.
Entonces empezaba a ser consciente de la extraña forma en que percibimos el paso del tiempo y treinta años después sigue siendo un misterio asombroso como percibimos el tiempo y el efecto de su paso en nuestro cuerpo y nuestro ánimo.
Mientras que numerosos efectos físicos, de los cuales mi hito más próximo y aun recordado fue el latigazo de la ciática en Nueva York, parecen ir anunciando unos saldos por derribo, otros hacen sospechar una lucidez en la comprensión de determinados temas asociados al funcionamiento de la vida para los que para mi desesperación no siempre dispongo de una elocuencia paralela con la que expresarlos. Y por otra parte, quizás como un traicionero aviso de la llegada inexorable de la segunda niñez, me embarga una alegría vital y una ilusión y curiosidad por muchos temas que muchos no dudarían en calificar de «poco serios» sin que yo pueda afirmar categóricamente que están equivocados puesto que su efecto principal en mi ánimo es, precisamente, el de la diversión y la alegría.
Alegría que llega a situarme muy próximo de ese estado de perfección al que llamamos felicidad cuando me rodea mi familia. Hoy nos hemos ido a comer al «Motel Empordà «, sin duda uno de los mejores restaurantes de España y cuando hemos vuelto a casa me han dado sus regalos: Un pulpo rosa, un helicóptero en miniatura radio-controlado y las aventuras completas de Tintín. Acierto completo. Más contento que un día de Reyes Magos cualquiera, algo que sitúa la magia como un fenómeno muy próximo a nosotros.
Y los amigos. Recordarlos a todos alargaría excesivamente este articulo que tendría que ser breve para evitar una falsa apariencia de egocentrismo -que sería algo así como si este blog hablase de mi- pero por otra parte es necesario hacerles un hueco en este o en cualquier repaso de mi vida porque los amigos son para mi algo muy importante. Como la mayoría leéis este blog, aprovecho para agradeceros que estéis ahí.
No os preocupéis si no sabíais o no os habéis acordado de que hoy era era mi cumpleaños, cada kilómetro hay un hito y no está claro que uno sea más importante que otro, ni tan siquiera que el metro de carretera donde ponemos el mojón importe más que el anterior o el siguiente, todos forman el camino y eso es lo importante.
¡FELIZ CUMPLEAÑOS!
Menudo regalazo… Ya lo puedes decir… Más contento que el día de los Reyes Magos… Que por cierto, tampoco se quedaron cortos.
¡ENHORABUENA!
Segunda niñez, segunda niñez… a mi nadie me ha informado de haber superado la primera !!! Pensaba que tu, hermanito, estabas en las mismas que yo !!! Un besito pa’ to’s.
Muchas Felicidades, Roberto.
Un hecho así no pasa todos los días. Aunque te sigo atentamente a trarves del Log, te debo una llamada.
Un abrazo para todos, en especial para tí
Xavi
De haber estado en los madriles hubiera llegado a tiempo de felicitar :D
Llego tarde, pero felicidades. Lo celebraremos en Oxford :-)
Gracias a todos por vuestras felicitaciones. Saber que «estais ahi» ya es de por si un regalo excelente.
Siento que no llegaseis a tiempo a la tarta que hizo Mercdes, excelente como siempre y de chocolate y naranja que es lo que más me gusta. Os deja aqui como epílogo gráfico un testimonio fotográfico.