La prensa no existe

A la prensa le encanta el «entretenimiento». Cuando encuentran un tema para un gran titular, no lo abandonan y nos machacan día tras día con los más mínimos detalles de un apagón u de la elección de un payaso como presidente de un país grande,  un líder religiosos o las desgraciadas circunstancias de una guerra, llevando sus reportajes a la anécdota irrelevante o a lo absurdo, como preguntarle a un padre «como se encuentra» después de perder un hijo (seguro que no tan bien como tú, HDLGP…) y obviedades o salvajadas similares.

Temas que cuando se pasen de moda o surja otro titular, se abandonarán: La función tiene que continuar.

Pero la prensa no debería ser entretenimiento, sino información, veraz, comprobada, neutral y de interés público.
Por ejemplo, saber a donde va nuestro dinero me parece importante. El intento de golpe de estado en Cataluña se financió con dinero de todos los españoles, se apoyó desde los chiringuitos de acólitos financiados por la generalitat, se forjó en una educación sectaria y sesgada pagada, pues si, con los impuestos de todos.

Pero eso, ¿Sale en la PRENSA?, No. Porque la prensa no existe, son folletos pornográficos que dejan a la altura del Pullitzer al la prensa rosa del franquismo. La «voz de sus amos», basura para entretener nuestras mentes. Como el «Panis et circenses», pero sin pan, solo circo.

Eso si, los vendedores de papel se quejan de que no leemos periódicos, no contribuimos a su riqueza, basada en vendernos entretenimiento para atrofiar nuestras mentes.

Y aquellos que nos ofrecen una información de interés para nuestro bolsillo, que exigen mejores normas de transparencia y sobre todo, que se cumplan, tienen que hacer equilibrios financieros porque nuestras mentes dormidas no encuentran entretenido que nos cuenten la verdad. La prensa no existe, viva el entretenimiento.

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La luz

 

Se te va la luz y a pesar de ser pleno día, tu vida queda llena de incertidumbres. Mi refugio habitual frente al ordenador, donde no llega la luz del sol, queda a oscuras. Siempre que pasan estas cosas pienso que debería poner un SAI que me permita hacer un apagado controlado. Hoy por suerte no he perdido nada que tuviera a medio hacer y no hubiera guardado.
La comida queda a expensas de una recuperación de la energía eléctrica que alimenta la cocina y flota en el aire la esperanza que los alimentos de la nevera no sufrirán un asedio prolongado, pero hay que hacer la nota mental de no abrir demasiado la puesta para que el frió se conserve o mejor dicho pare que el calor no se propague en su interior.
Naturalmente la Wifi también ha caído y la avería debe ser grave porque el teléfono se ha quedado sin datos.
Esto podría ser el principio de una obra literaria postapocalíptica y como la televisión tampoco funciona no sé si ahí fuera hay realmente un apocalipsis en marcha y el 80% de la carga de la batería que me queda es el último vestigio de vida del teléfono, que al morir se llevará consigo estás palabras que estoy tecleando digitando el teclado, porque para poder dictarlas, que es como me gusta escribir en este aparato, también necesito conexión a la red…
Parece que ya vuelve a haber conexión a los datos por lo menos tengo dos rayitas y esto lo estoy dictando.
Voy a levantarme del sillón en el que estaba esperando el retorno de los voltios y si no han regresado iré a buscar un libro de papel y empezaré a leer, seguro que en cuanto lo haga, vuelve la luz. Si no al contador, al menos a mí cerebro.

Takarabune

Allí estaba yo, sentado en el sillón del salón, leyendo Takarabune, la novela de Sabino Cabeza y embarcando con el en una inmensa nave espacial cuando Mercedes ha vuelto de la calle y ha dicho que el corte era en toda España y Portugal.
Me he quedado un poco raro, pensando en mis elucubraciones apocalípticas, pero como es su cumpleaños nos hemos ido a comer fuera con los últimos 40€ en metálico que teníamos. Si ha de venir el fin del mundo, que nos pille divirtiéndonos y con la tripa llena. Hemos comido bien, ensalada y butifarra esparracada a la brasa y hemos hecho unas risas.
De vuelta ha casa, la luz ya había vuelto y la TV había encontrado otro monotema con el que marearnos, así que me he echado la siesta. Ahora me despierto y veo que el mundo se va a acabar, si, pero es poco probable que sea hoy.

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Ofertón

Siempre digo que no soy un coleccionista de estilográficas y muchos se extrañan, porque tengo más de 85 plumas. Pero todas las he comprado para escribir con ellas o para probarlas.
Me gustan las plumas económicas y nunca compro ninguna por más de 30€ (pero acepto que me las regalen).

Obviamente, tengo muchas plumas sin entintar y alguna sin estrenar, y por eso procuro reprimirme cuando me entran ganas de comprar una pluma nueva. Pero hay ocasiones que no se pueden dejar perder y si hay alguna pluma que me llama la atención y la oferta es atractiva…
Hoy estaba viendo un vídeo de «BeastMade Reviews» que os incluiré al final y en el que compara una serie de plumas económicas con mi amada Lamy Safari. Una de estas plumas es la Ferry Wheel Press «Carrousel» y ha dicho que la tenían en su página web por 11.00 USD cuando su precio habitual son 25 USD.

Me ha llamado la atención y he mirado en Amazon, donde está por 25.02€ con envio incluido si eres ‘prime’.  Así que he ido a la página de la marca y alli sí estaba de oferta. Un precioso color gris verdoso al que se le podía perdonar que llevase un plumín M. Su precio final son 11.95$.
Como la web es la de la casa matriz que está en estados Unidos, he pedido que me calculase los portes, porque igual subís un poco más. Bueno, no era un poco, hasta esta esquina de España donde vivo, 68 dolares por correo ordinario, 92 por certificado. Adiós oferta. Gracias a Ferry Wheel Press por ayudarme a contener mis impulsos consumistas.

Y aquí el vídeo prometido, con algunas de las plumas estilográficas económicas con prestaciones más que sorprendentes.

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Anzuelo

Compramos cosas o las introducimos en nuestra vida y luego nos damos cuenta que son como un anzuelo, que provoca un dolor y una angustia que nos arrastra al lado oscuro pero resulta imposible desprenderse de el sin provocar inmenso dolor y una carnicería que también tendrá sus consecuencias.
Yo llevo ya unos ocho años con un anzuelo dentro procurando moverme con cuidado para que no me moleste sin conseguirlo demasiado y pensando en acudir al cirujano para que me lo extirpe, o por lo menos recorte la punta para que no sea tan molesto.

Mi anzuelo se llama Xaomi y tiene varias puntas. Una es MIUI, la cáscara pegajosa de android, impertinente y molestona que estorba todas las acciones que quieres realizar con el teléfono. Otras puntas son las aplicaciones integradas, incansables anunciantes de mil basuras irrelevantes de las que no puedes desprenderte porque no se pueden desinstalar.
No cabe duda de que otra de las puntas es Android. Aunque lo consideremos un mal inevitable es bastante insufrible como pseudo-sistema operativo.
¿Por qué no hay teléfonos y Tablets con Linux?. Pues por lo mismo que los pescadores no van al río a alimentar a los peces.
Tú te acercas al anzuelo para comer información, comunicarte o entretenerte y de pronto eres la entretenida merienda del pescador.
Después de estos años, el otro día el teléfono tuvo una serie de espasmos, cuelgues y reinicios sucesivos sin control con muy mala pinta.
Aunque solo tenía sin respaldo diez días de fotos y un par de archivos de texto, tenía interés en rescatarlos. Estaba axfisiándome y todavía quería paladear un poco más el cebo.
Después de un comportamiento errático, al encenderse solo aparecía en la pantalla la palabra «FASTBOOT», me sonaba que eso era como un SOS del gusanito del anzuelo y pensé en rescatarlo.

fastboot
Tuve que investigar, porque nunca he sabido mucho de Android ya que lo odio por ser un software enigmático en el que hay que caminar por un campo de minas para leer los letreros con las instrucciones.
Siguiendo un rastro de guijarros por el bosque de páginas web, deduje que tenía que instalar Android Studio una especie de entorno de desarrollo de Arduino para disponer de una de sus utilidades que incluye: adb que significa «android debug bridge» y que permite dar órdenes al teléfono desde el ordenador.
Conseguí que arrancase. Las fotos, según la galería, habían desaparecido, pero para el explorador de archivos, seguían allí. Al conectar el teléfono al ordenador pude recuperar las fotos y los archivos que quería.
Decidí que era el momento de acudir a la cirugía y extirpar el MIUI y todo rastro de Xiaomi que pueda de mi teléfono.
Como intuí que la duración del proceso podía alargarse pensé que lo inmediato era restituir el teléfono al estado «de fábrica» y luego ir trabajando.
Creía que ese sería el final de un proceso que había sido angustioso, y la solución a mis problemas, pero realmente solo fue el principio de un mayor dolor genital.
Sigo con el dolor en mis partes. Me devano los sesos temeroso de pisar una mina y con sorpresas a cada paso.
Cuando era pequeño, muy pequeño, gastaba mi insignificante «paga» en «tebeos» que era como entonces se llamaba a las revistas de cómics. De ellos solo odiaba la palabra «continuará». Me permito está divagación para que comprendáis que a mí me duele tanto como a vosotros dejaros a media historia, pero es ahí donde estoy: sin saber si sobreviviré a la extirpación del anzuelo y resultare ser el prota de la historia o moriré en el intento como un secundario prescindible cualquiera. Lo sabremos en el capítulo que viene.

 

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Obra abandonada

Suelo dibujar de forma compulsiva. Lo he hecho desde niño, diría que desde que recuerdo. Durante toda mi vida he llevado encima, casi de forma constante, un lápiz, un bolígrafo o una pluma, cuando me aburría o cuando quería concentrarme o evadirme, dibujaba. Lo sigo haciendo.

Grua en servilleta Cafeteria Lesseps

No siempre llevo encima el cuaderno pequeño que suelo tener ‘en activo’ para llevar en el bolsillo. Entonces dibujo en cualquier papel o superficie que tengo a mano: sobre un mantel o una servilleta de papel, en el programa del acto al que asisto, en la entrada, la invitación o en un folio. Suelo guardar esos dibujos, pero a veces quedan abandonados, aunque si puedo, les echo una foto.

mariachi con trompeta mariachi con guitarrón mexicano

Y me ha ocurrido que me encuentro con algún compañero del que apenas me acuerdo, no solo porque desgraciadamente me cuesta recordar caras y nombres, sobre todo de quienes hemos coincidido en pocas ocasiones, y me dice: «Sí, nos conocemos. Yo tengo un dibujo tuyo». Normalmente se me pone cara de bobo con muy poco esfuerzo y mascullo algo como «Ah!, ¿si?». Suelen tener la amabilidad de recordarme aquel evento que yo, en mi imperdonable despiste, he olvidado: «Estábamos en … comiendo con… y después (o durante) la comida dibujaste sobre el mantel. Ibas a dejar allí el dibujo, pero yo lo recorté y me lo llevé. Y aún lo tengo». A mi la cara de bobo se me transforma en la de bobo emocionado. Me sorprende que alguien le haya dado tanto valor a algo que yo hice de forma descuidada, quizás solo para evitar la somnolencia de la sobremesa.

Recuerdo de una comida de amigos

Todo esto me vino a la mente porque archivando y organizando las fotos del teléfono me encontré la foto de un garabato que hice sobre el mantel en la cena de los dibujantes del Sketchcoffee antes de navidad.
Además de una celebración por las fiestas próximas, se trataba de conmemorar el primer aniversario de este grupo, que se reúne cada miércoles por la tarde en un café de Girona o alrededores para dibujar el local, a los otros dibujantes, a los camareros o el café y el cruasan. A Carme, la promotora del grupo, le gustó el dibujo del mantel y se lo llevó de recuerdo. Yo le hice una foto.

Sketchcoffee Farola en mantel

Hice una búsqueda entre mis dibujos guardados o publicados en Flickr y tenía este artículo a medias, pero este fin de semana fuimos a Barcelona al evento de dibujo «Barcelona Sketch-Fest» y el primer día me ocurrió un episodio como el que he relatado. Fue en un bar casa de comidas a donde solíamos ir cuando vivía en Barcelona y ahora voy cuando estoy de visita, porque además de los deliciosos bocadillos calientes de pierna de cerdo que ponen los jueves por la mañana, la comida es buenísima, sencilla y bien preparada, el precio es económico y el personal muy agradable.
Se llama Restaurante Casabella y el viernes cuando llegamos a Barcelona pasamos a ver el menú del día antes de ir de compras. No estaba aún expuesto en la calle y pasamos al interior a verlo. Nada más entrar, Mercedes fue a la caja a preguntar, y la muchacha de la barra con una sonrisa y una expresión alegre me dijo: «Eres tú !» yo puse la cara de bobo reglamentaria porque no sabía de que me hablaba, dije,…bueno, no sé lo que dije, estaba muy sorprendido y extrañado ¿me confundía con alguien? y la chica decía «Si!, eres tú, ¡mira!». Y señalaba la pared de enfrente. Yo solo veía una pared un reloj y debajo, algo oscuro, dije «¿El menú?» y pensé, «Pues vaya sitio raro para poner el menú, y que pequeño…», la chica insistía «¡es tuyo!», yo cada vez entendía menos. Mercedes que debe tener mejor vista que yo, o se lo explicó la de la caja me dijo: «es un dibujo tuyo». ¡Cielos! la chica me lo acabó de explicar: «si, lo dibujaste tú!». Yo no tenía ni idea. Le dije, ya con la cara de bobo emocionado: «ah!, no sé,… no me acordaba…» Me acerqué a mirarlo y obviamente, si, era un dibujo mío y solo me acordaba remotamente de haberlo hecho, pero no sabía cuando y desde luego no recordaba el hecho de que lo hubiera abandonado.

Prueba en CasabellaDespués, pensando y mirando el dibujo con más detalle pone que es la prueba del bolígrafo de gel blanco Sakura Gelly Roll que había comprado en Casa Piera y cuando llegué a comer y vi que habían puesto mantelillos de papel negros, no resistí la tentación de probarlo.
Pues allí, lo tenéis, colgado en la pared como si fuera una obra de arte. Y yo, alucinado, sorprendido y feliz de que valoren tanto algo como para tenerlo en exposición permanente, y que además se acuerden de mí, algo que siempre me sorprende, a mi, que me resulta tan difícil recordar caras y nombres y me descoloca mucho cuando alguien me recuerda. Me parece algo excepcional, una muestra de afecto agradezco mucho.
Al medio día fuimos a comer. Todo estaba buenísimo, como siempre, y antes de salir le eché una foto al dibujo, que creo que de este, ni foto tenía. No está ni firmado ni tiene fecha. Suelo firmar y poner la fecha siempre, aunque solo hace unos quince años que comprendí la importancia de poner siempre la fecha en los dibujos. Tengo muchos dibujos anteriores sin fecha y son como recuerdos perdidos. Los dibujos con fecha y anotaciones me llevan de una forma intensa a ese momento del pasado que evocan.

El domingo comimos en la cafetería del Museo Marítimo de Barcelona. Desde la última vez que habíamos estado, habían cambiado muchas cosas: mejor menú, mejor ambiente y mantelillos nuevos. También los estrené, con la pluma Tachikawa School G que había comprado en Casa Piera. Y allí se quedó también el dibujo que hice mientras esperábamos la comida y entre plato y plato. Y aquí está la foto que le hice.

Cafeteria MMB

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Gusanos de seda

Ayer, después de haber llovido durante un par de días, salió el sol. La luz brillaba en las ramas de la morera que hay frente a nuestra puerta y me di cuenta de que ya estaban brotando las primeras hojas. Recordé que cuando era pequeño esperaba impaciente este momento para poder recolectar las hojas con las que alimentar a los gusanos de seda.

morera morera morera

No recuerdo cómo empecé a criar gusanos de seda. Alguien debió regalarnos a mí hermana y a mí los primeros huevos, unos diminutos puntos amarillo ocre pegados en un cartón.
Los gusanos salían de esos huevos al final del invierno, casi siempre antes de San José, que era la fecha «oficial» en la que debían aparecer las primeras hojas en las ramas de las moreras.
Esto provocaba una pequeña crisis, pues los diminutos animales necesitaban imperiosamente alimento para crecer y al no estar disponible su forraje estándar había que suplirlo con hojas de lechuga, que al parecer era el único sucedáneo que admitían estos minúsculos gourmets. Mi madre aceptaba actuar de proveedora, intentando que les diéramos las hojas desechadas en lugar de las que iban destinadas a la ensalada familiar.
Mi hermana Maite, cuatro años mayor que yo recuerda que «fue mamá la que nos aficionó y nos hacía que buscáramos las hojas de morera para que no se murieran«.
Y recuerda que recogía hojas de morera al salir del instituto, de donde deduce que quizás tuviera once o doce años. A mí me parece que empezamos antes y creo recordarla cuidando a los bichos con el uniforme del colegio de monjas.

En cualquier caso está claro que ella fue la pionera en la cría de gusanos de seda y yo debía prestarle tanta atención a su «granja» que pronto tuve la mía propia. Estás «granjas» eran las típicas cajas de cartón donde venían los zapatos. Mi hermana me recuerda que un año ella tuvo una caja de camisas que tenía en la tapa una ventana con un plástico transparente, lo que convertía la vida de estos insectos en un espectáculo apasionante.
Nos encantaba observar cómo crecía día a día y como mordían las hojas dejando señales apreciables a cada bocado.
Cuanto llegaba su momento, suspendido entre algunas ramas que pequeñas que introducíamos en su hábitat, empezaban a confeccionar el capullo de seda.
Era una fecha señalada. El proceso de crecimiento nos había entretenido y llegaba el espectáculo del tejido del capullo que ocultaría a nuestros ojos la metamorfosis en crisálida.
Mientras nuestros lepidópteros se iban encerrando en su capa de seda, surgía año tras año el comentario de que, para salir del capullo, la mariposa tenía que romper la seda inutilizando está para su uso industrial. Para evitarlo había que hervir los capullos, matando, obviamente a la crisálida.

capullo >  mariposa
(Imágenes del artículo de Wikipedia)

Nunca nos planteamos tal crueldad, el interés por observar la última parte del proceso era mucho mayor, y nuestra «producción» era sin duda irrelevante en términos económicos y comerciales. Aunque lo hubiera sido, nuestra motivación no era en absoluto pecuniaria: nunca hemos sido una familia de comerciantes. La curiosidad por la ciencia y la naturaleza era una fuente de diversión en aquellos años sesenta en los que en mi casa aún ni siquiera había televisión.
Hoy en día no sé si podría competir con el imperio de las pantallas, pero estoy seguro de que a la mayoría de los niños les seguirá pareciendo apasionante poder observar en una caja de zapatos el proceso de la vida.
Y siempre se puede recurrir a la wikipedia para saber más de este «Bombyx mori» que es el nombre científico del gusano de seda doméstico.

 

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Falsos amigos

El sábado estuve dibujando con los Urban Sketchers en Espolla, un pueblo del Alt Empordà cerca de donde vivo. Hablando con Bárbara, una mujer que trabajaba para el ayuntamiento en la organización del evento, me pareció que no era originaria del pueblo y se lo pregunté.
Me dijo que era italiana, de Milán. Hablamos de Milán y de Torino, donde mi hijo estuvo trabajando un año, lo que motivó que hiciéramos varias visitas a esa preciosa ciudad.
Hablábamos en catalán y la conversación nos llevó a comentar la facilidad de entendernos entre catalanes bilingües e italianos, por la afinidad entre los idiomas y eso me llevó a comentar los errores comunes que cometemos al confiar en exceso en esa afinidad.
Los llamados «falsos amigos» son palabras o expresiones en un idioma que tienen aparentemente una traducción directa en otro, pero esa aparente traducción es falsa.
Bárbara me sorprendió al decirme que a ella la expresión que más gracia le hacía era «bocata di cardinale» ya que en italiano «bocata» no significa nada, es una palabra inexistente, mientras la inmensa mayoría de los españoles que desconocemos el italiano pensamos que se traduce por ‘bocado’, y todos sin distinción sabemos que se refiere a un «bocado exquisito», algo que antiguamente solían degustar solo los príncipes de la iglesia.

Mi dibujo

Curiosamente el traductor de Google hace la traducción popular, «bocado de cardenal» pero otros traductores en linea tienen un comportamiento curioso: invierten la traducción pensando que hemos introducido el texto en español para traducir al italiano y traducen «bocata» por «panino».
Investigando un poco he encontrado «boccone» para referirse a una porción de comida,  «morso» es el mordisco de comida que te metes en la boca y el español «delicioso bocado» y la exquisitez que queríamos definir como «bocata di cardinale», es en realidad un «spuntino delizioso».
Hay otros falsos amigos: «burro» en italiano no alude al popular animal cuadrúpedo, sino que significa «mantequilla» en italiano; la «gamba» no es marisco, sino una pierna y la «pasta» aunque también quiere decir masa, se refiere a la pasta alimenticia y no coincide con otros significados que tiene en español, como «dinero» o «sustancia blanda».
Estos falsos amigos tienen en muchas ocasiones un doble filo y de la misma forma que nosotros, un italiano podría pensar que comer gambas es comer piernas o estar constipado es tener estreñimiento que en italiano se dice «costipato». Y por último uno de los que me parece más peligroso socialmente, por su capacidad de provocar situaciones «embarazosa» es precisamente el caso del embarazo. «Embarazada» podría ser confundido con «imbarazzata», que en español no se traduciría por «embarazada», sino por «avergonzada» o «incómoda».
Espero que a aquellos que como yo os guste hablar e intercambiar ideas, que normalmente os esforzáis por entender a todo el mundo, os sirvan estas ideas para no «excederos» en la comprensión más allá de vuestro conocimiento del otro idioma y no hagamos como aquellos estudiantes de Salamanca que por su desconocimiento de la gramática y el vocabulario del latín clásico, hablaban el «latín macarrónico» o «salmantico» y casi inventan una nueva lengua romance.
Por otra parte, la lista de los falsos amigos entre el español y el italiano es larga. Lo aquí comentado es la punta del iceberg y al que le interese el tema o aquellos que conviven con él, seguro que tienen muchos más ejemplos que aportar y alguna que otra anécdota.

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Los barracones Quonset

Los habremos visto en numerosas películas de guerra, quizás sin prestarles demasiada atención. Los hemos visto en nuestras instalaciones militares como material procedente de la ayuda americana o formando parte de las instalaciones americanas en España, aunque hace ya un tiempo que están en desuso.
Se trata de unos barracones de chapa ondulada y forma semicilíndrica, con el acceso en su extremo plano semicircular y algunas veces dotados de ventanas rectangulares en los laterales curvos y ventilación en la parte superior.

Yo los había oído nombrar como barracones tipo «conset» o «Konset», pero la grafía correcta del nombre es Quonset, que aunque en principio pensé que era el nombre de la empresa que los diseñó, resultó ser el de la «Quonset Naval Air Station«, la base militar de la marina norteamericana donde se instalaron los primeros barracones de este tipo.

Al equipo de diseño inicial se le indicó que tomase como punto de partida el barracón británico «Nissen», una estructura de acero prefabricada hecho de una superficie semicilíndrica de acero corrugado. Diseñado durante la Primera Guerra Mundial por el ingeniero e inventor británico de origen estadounidense Peter Norman Nissen, teniente coronel del Real Cuerpo de Ingenieros Británicos. El barracón «Nissen» podía utilizarse para una variedad de funciones y era algo más impermeable a la lluvia que una tienda de campaña. Aunque simple en concepto, su construcción requería más trabajo del que era práctico en ocasiones.

Los requerimientos de diseño eran que el edificio tenía que ser económico en el uso de materiales y tenía que ser portátil, una cuestión importante para la logística de transporte militar.

Planos de los primeros modelos

Las primeras cabañas Quonset se fabricaron en 1941, cuando la Marina de los Estados Unidos necesitaba un edificio liviano y de uso múltiple que pudiera enviarse a cualquier lugar y ensamblarse sin mano de obra calificada. Los fabricó la constructora George A. Fuller, y el primero se produjo dentro de los 60 días posteriores a la firma del contrato.

Con la entrada de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial tras el ataque a Pearl Harbor la producción de barracones se desarrolló con la economía de guerra y al finalización de la contienda unos 153.000 barracones habían viajado a todo el mundo con las fuerzas militares norteamericanas que les habían dado más de 86 usos diferentes.

Quonset en la Segunda Guerra Mundial
Briefing de misión en la Segunda Guerra Mundial ante un barracón Quonset

Después de la Segunda Guerra Mundial, las cabaña Quonset se convirtió en un fenómeno arquitectónico inesperado. Los Estados Unidos se convirtieron durante las décadas de 1940 y 1950, en una nación en rápida expansión. Tras su uso militar y fabricación masiva durante la guerra, los barracones Quonset respondían a la necesidad de construcciones baratas, rápidos y fáciles de construir.

Abandonadas Espaciosas

Según el libro «Quonset Hut: Metal Living for a Modern Age«, un «Quonset fue responsable del nacimiento del «sonido Nashville» hasta la sede de la campaña de Gerald Ford para el Congreso en 1948, pasando por una infinita variedad de encarnaciones que incluyen bares, cines, aulas, supermercados, restaurantes y lugares de culto».

A España estas construcciones llegaron con el establecimiento de bases norteamericanas en los años cincuenta y actualmente quedan muy pocos de estos barracones, que ya empiezan a formar parte de la historia y se debería pensar en preservar alguno, incluso aunque hubiera que restaurarlo o rehabilitarlo, para que pueda ser admirado en un museo. No solo por su interés en el marco de la historia militar, sino también en la historia del diseño o la arquitectura efímera.
En el Escuadrón de Vigilancia Aérea número 4, ubicado en el collado y en el monte Paní, entre Roses y Cadaqués, hubo, al menos, tres barracones de este tipo. Habían servido de alojamiento a la tropa española mientras se construía para ellos un edificio de acuartelamiento, ya que las instalaciones construidas por los norteamericanos, las ocupaba el personal de la USAF.

Probablemente hacia 1978, cuando se decidió construir una valla perimetral en la Colonia de Aviación de Figueres a fin de dar seguridad a las viviendas del personal de Aviación frente a la amenaza de los atentados de ETA, se estableció en el recinto una guardia de seguridad. A fin de alojar al personal que prestaba ese servicio, se instaló en la Calle del Aviador Collar, a continuación de la cochera, uno de los barracones Quonset.

Quonset en Figueres

El Quonset de la Colonia de Aviación en 2014

Años después cuando la guardia de seguridad fue suprimida el barracón se destinó a diversos usos, entre ellos y según yo recuerdo, el último fue el de aula para las sesiones de catequesis de la parroquia de Nuestra Señora de Loreto.

Interior del Quonset en 2022

Interior del Quonset de Figueres en 2022

De los dos que quedaron en el asentamiento, uno de ellos quedó  destruido al quemarse en un fuerte incendio forestal en 1986. Su compañero se alzaba en una ubicación paralela y era utilizado como almacén de material en desuso. Allí había mangueras, bombas de agua y otros útiles para la lucha contra incendios, una máquina amasadora que había prestado su servicio en la cocina y otros trastos. Durante un vendaval de viento en el que se calculó que la velocidad del mismo había superado los 180 Km/h y que destruyó una de las torres de comunicaciones, el barracón se levantó por los aires y fue a parar, con todo su contenido, a unos ochenta metros de su ubicación, al otro lado de la valla perimetral. El soldado de puesto en el control de subida pudo observarlo y fue tal la impresión que cuando al relevarlo le preguntaron que por qué no había dado novedades al sargento de guardia, dijo; «si hombre, para que piense que estoy bebido!».

Destruidos los dos barracones del asentamiento en el «coll de Peni», el último que se conserva es el de la antigua colonia de Aviación en Figueres. Se encuentra en un estado que todavía es recuperable y está amenazado por las reformas previstas con la reordenación urbanística de la zona. Como parte de nuestra historia, y por su interés cultural y arquitectónico, es un monumento que debería ser preservado.


Nota: La primera versión de este artículo data de 2014. Desde entonces he recopilado información y buscado fotografías sin acabar de rematarlo. También he intentado que el Ejército del Aire tome medidas para preservar esta parte de su historia, pero en años de restricciones económicas y grandes necesidades, es difícil encontrar fondos para la historia.

Los datos técnicos e históricos generales para este artículo los he encontrado en el libro «Quonset Hut: Metal Living for a Modern Age«, citado en el texto.

El pasado día día 3 de julio de 2024 el semanario «L’Empordà» de Figueres publicaba un interesante artículo sobre el barracón Quonset de la colonia de Aviación, firmado por Sònia Fuentes y titulado «La cabana dels americans Quonset Hut sobreviu a Figueres«, lo que me ha animado a rematar mi artículo y por fin publicarlo en el blog.

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Pilot Plumix

Siempre tengo unas cuantas plumas en mi lista de deseos. No soy coleccionista, pero tengo muchas más plumas de las que utilizo. Cuando compro una pluma no es para acumular, sino por curiosidad. Pero procuro contenerme.
Solo compro plumas cuyo precio sea menos a 30€. Hay plumas que escriben muy bien por debajo de esa cantidad. Y desde luego, si alguien me regala una de esas plumas que me producen curiosidad pero no me compro porque ya tengo muchas plumas, me ilusiono como un niño.
Eso ha pasado esta navidad. Mi hija me ha regalado una Pilot Plumix, una pluma económica de una buena marca que tenía ganas de probar.

Blister

Aunque viene envasada en un blister, es un producto con mucho estilo. La acompañan dos cartuchos de tinta negra y un pequeño folleto que da mucho de si, con unas instrucciones básicas, muy básicas. para iniciarse en la caligrafía. Algo es algo.
El diseño es original y muy curioso. El tapón es mucho más corto de lo habitual en otras estilográficas y tiene un par de aletas que recuerdan las de un calamar. Tienen como objeto ayudar a desenroscar el tapón, que si, va a rosca y evitar que la pluma ruede al depositarla en una mesa inclinada.

Pilot Plumix BB

La sección tiene tres rebajes de forma ovalada que permiten un buen agarre y el cuerpo después de la parte circular donde se enrosca la sección forma una pequeña ‘panza’ de sección ovalada que le da el aspecto de un fuselaje de avión. Unas hendiduras en el cuerpo justo en la parte de esa pequeña panza.
Estos detalles hacen que sea un instrumento de escritura muy ergonómico y cómodo de agarrar y suponen una alternativa muy original al diseño clásico de las plumas de caligrafía que suelen tener cuerpos muy alargados imitando las plumas de tintero antiguas.

Despiece

No pude desmontar el plumín a manos desnudas, pero con la ayuda de un trozo de caucho de cámara de bicicleta, salió fácilmente. El plumín es fácil de colocar en el lugar correcto del alimentador porque este lleva unas canaladuras en las que encaja. Aunque el hueco de la sección donde encaja es cilíndrico y por eso el conjunto alimentador y plumín pueden colocarse en cualquier orientación, yo usé las letras ‘BB’ estampadas en la sección para alinear la parte superior del plumín y así tener las facetas rebajadas de la sección en posición correcta para escribir con la pluma.

Rosca y marca BB   Cartuchos estandar

Los cartuchos que utiliza son del estándar internacional. El punto donde encajan forma como un escalón. Son dos cilindros concéntricos y el pequeño se introduce dentro del cartucho. Pensé que el exterior coincidiría con el diámetro de otro tipo de cartuchos y probé con los cartuchos que usan las plumas Parallel del mismo fabricante, sin éxito. Habría sido una gran idea que la pluma pudiera usar dos tipos de cartucho uno de diseño propietario del propio fabricante y el otro internacional.
Para elegir la tinta con la cual entintarla decidí usar Diamine «Imperial Purple», que me pareció apropiada para hacer las pruebas de caligrafía. Usé un cartucho estándar corto reciclado, después de comprobar que los cartuchos ONLINE de doble estándar (Internacional/Lamy) también se adaptan por el lado internacional y caben dentro del cuerpo.

Plumin BB   Cuerpo aerodinámico estriado

En los primeros trazos de la escritura pensé que el plumín no se deslizaba lo bien que esperaba, pero en cuanto la tinta fluyó correctamente y mi mano se acostumbró al agarre y encontré la inclinación adecuada para su plumín caligráfico de 1.5 mm de ancho, todo fue maravillosamente. Con otras plumas se puede ser más descuidado en la escritura, pero con este tipo de plumines hay que ser preciso con la postura, la inclinación y otros detalles para que den el máximo de sus capacidades.
El tema de la anchura del plumín es muy curioso. Aunque tanto el plumín como la sección van marcados como BB (Doble que B, «Broad»: amplio en inglés) La publicidad y el envase señalan el plumín como «Extra grande» o «XL» y le asignan un ancho de un milímetro, pero mi pie de rey dice que tanto el plumín como el trazo son de 1,5 mm. Medido con el escaner, el ancho del trazo me da 1,43933 mm., ya que la linea, escaneada a 300 puntos por pulgada mide 17 puntos de ancho.

Prueba   Comparativa grosor linea

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Tintero de viaje

En un mensaje que leí en Mastodon, preguntaban si alguien sabía de frascos para llevar perfume que no se derramen ni tengan pérdidas e insistía mucho en qué no le interesan las opiniones o las indicaciones no constatadas. Como quizás mi respuesta iba a encajar con sus necesidades, decidí no comentar, pero seguí las respuestas de la conversación porque yo me había planteado una pregunta similar para poder viajar con tinta de repuesto para las plumas que recargo desde tintero.

Luego he perdí la pista del mensaje y con los pocos datos que había guardado y gracias a la ayuda de asturel@tkz.one lo he vuelto a encontrar así como algunos datos interesantes.

Comprar por internet tiene algunas ventajas y también inconvenientes. Uno de ellos es no ver y tocar el producto antes de comprar. Las fotos, a veces, no dan idea incluso de aspectos muy concretos, como el tamaño. Así que sobre otras cosas como la estanqueidad suele ser difícil hacerse una idea.
Tuve que resolver ese problema para transportar tinta, un líquido con el que los experimentos son más arriesgados que con el perfume.
Hay muchos envases que «parecen» o se anuncian como herméticos, pero no es lo mismo el hermetismo necesario en un tintero de sobremesa que el que ha de viajar en una maleta sujeta a las volteretas propias del trasiego en un aeropuerto.
Cuando preparé mi viaje a Argentina tuve en cuenta que dada la duración del viaje, tendría que pensar en reponer la tinta de las plumas.
Para las plumas de dibujo elegí llevar cartuchos. Por suerte hay cartuchos de la misma tinta que normalmente uso de tintero, Platinum «Carbon Ink». Mi pluma es una Sailor «Profit» y por desgracia, no es compatible con esos cartuchos.
Lo solucioné añadiendo al equipaje una pluma Platinum «preppy» sin estrenar, compatible con los cartuchos. Cuando se acabo la tinta de la Profit abrí el cartucho para colocarlo en la «preppy» y le saqué tinta con una jeringuilla para rellenar el convertidor de la otra. El sistema funcionó, no tuve problemas con la tinta negra y usé las dos plumas (diferentes plumines) para dibujar.
Para escribir llevaba una Platinum «Prefounte» entintada con tinta Jacques Herbin «Blue Myosotis». Compré hace un tiempo una botella de medio litro a un precio fantástico, pero necesitaba algo más pequeño para los viajes.

Cuaderno

Estudié el tema con varias pruebas de las que luego guardé testimonio en un pequeño cuaderno (12x12cm) que uso para notas, ideas y dibujos y que es una especie de «cuaderno de temas comunes» más que un cuaderno de bocetos como los otros que uso para dibujar.
Los botes de mermelada diminutos son curiosos. Al cerrarlos con mermelada caliente, se ponen al revés y al enfriarse, la contracción del aire en su interior hace el vacío y sella la tapa. Pero cerrados en seco su estanqueidad puede no ser perfecta y cuando los he usado para transportar agua para las acuarelas me han dado problemas, especialmente si han sido reutilizados varias veces.
Los tubos de muestras los uso para enviar tinta en intercambios con otros aficionados, pero siempre los sello con cinta adhesiva y los envuelvo en papel absorbente para prevenir alguna posible pérdida. Me parecieron pequeños.
El siguiente frasco lo encontré un bazar y compré una caja de 20 a buen precio. Los uso a veces para guardar restos de mezclas de tinta, pero la tapa es poco hermética ya que no dispone de ningún tipo de junta de estanqueidad.
Por último tenía un pequeño frasco procedente de la cocina y que había contenido esencia de vainilla o alguna cosa similar. El tapón de plástico entraba a presión y me pareció seguro.
Después de un concienzudo lavado hizo conmigo -en cabina- el viaje a Buenos Aires y regresó sin incidentes. Y luego me acompañó a Murcia. He recargado un par de veces un cartucho universal que uso con el adaptador en la Prefounte y aún queda tinta.

Yo no tenía ni idea de donde encontrar más frascos como este. Siguiendo la pista del mensaje mencionado, encontré algunas respuestas como la de  que lo mencionaban como «viales» y  la tienda que los vende en Barcelona, Torrero Vidre con lo que finalmente mi curiosidad me ha llevado a una solución concreta y práctica: Este es el tintero de viaje idóneo y la comparto con vosotros, esperado que también os sea de utilidad.

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