Patada a la toponimia

Hace ya años un Tweet (en una red social que se llamaba Twitter, que hoy poca gente recordará…) de nuestro amigo JOF, gran aerotrastornado y eminente viajero y cosmopolita nos advirtió de un gazapo en «La voz de Galicia».

Parece ser que se nos olvidó escribir el artículo, pero hoy me he encontrado la imagen que guardé del tweet de JOF y me ha dado la curiosidad de seguir el enlace.

Tweet de JOF

No sé si me ha sorprendido que más de diez años después el error persista. No debería sorprendernos: la ignorancia es contumaz.
Como premio al esfuerzo por perseverar en el error y la tenacidad en patear la toponimia nos permitimos humildemente recordar que Francfurt no existe y que el aeropuerto (código IATA: FRA, código ICAO: EDDF) donde ocurrieron los hechos que se relatan es el que se encuentra próximo a «Frankfurt am Main«, el área metropolitana formada por «Frankfurt»y sus localidades satélite, frecuentemente nombrada solo como como «Frankfurt» y que puede escribirse en español como Fráncfort.

Y aquí queda, para generaciones venideras, la muestra del gazapo. La noticia, apareció en el periodico el 13/03/2013, y la imagen que veis aquí (el resaltado amarillo canario es nuestro) ha sido tomada de la web hoy, 24/01/2024.

Si en algún momento alguien vuelve a pasar por la web de «La voz de Galicia» y advierte que lo han corregido, por favor, que lo diga en los comentarios, estaremos encantados de la enmienda de esta burrada aeronáutica-toponímica.

Tweet de JOF

Nota: este artículo escrito por mí, fue publicado por primera vez en el Blog «Burradas Aeronáuticas» el 24/01/2024

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Alrededor de las estilográficas

Hoy es el Día Internacional de la Pluma Estilográfica. Pensando en como podría celebrarlo he llegado a la conclusión de que hay un tema interesante y curioso sobre el que quería escribir: todas esas cosas que usamos en nuestra afición por las plumas, pero que no son plumas.
Cuando empezamos con las plumas también usamos cartuchos, ya que normalmente es la forma más limpia de recargar la tinta. Quizás en algún momento pensamos en comprar un tintero, porque sale más barato y hay más variedad de colores. Para entintar la pluma con a tinta del tintero necesitaremos un convertidor en la propia pluma si esta no lleva integrado un sistema de carga, por émbolo o al vacío.
La alternativa es recargar los cartuchos. Para hacerlo es recomendable limpiarlos y estos estrechos recipientes de plástico no son fáciles de enjuagar. Se puede usar una jeringuilla de las que venden en farmacias y después de dejarlos en remojo meter con ella agua a presión para eliminar todos los restos de tinta.
Una vez seco, el cartucho puede recargarse de nuevo con la jeringuilla, con la que tomaremos la tinta del tintero para introducirla en el cartucho. Con el tiempo nos daremos cuenta de que las afiladas agujas de las jeringuillas de farmacia conllevan un cierto peligro de pincharse y elegiremos comprar unas jeringuillas industriales con agujas de punta roma.
La operación de entintado desde el tintero también implica un cierto peligro de que la tinta salpique o se desborde en algún momento así que hay que tener previsto un trapo o papel poroso para limpiar o recibir esos excedentes indeseados de tinta. Yo tengo siempre encima de la mesa un rollo de papel higiénico, pero si a alguien le parece un detalle «poco fino» puede sustituirlo por pañuelos, servilletas o toallitas de papel o a lo grande, por papel de cocina.
Tarde o temprano es la propia pluma la que necesita una limpieza. Quizás queremos cambiar el color de la tinta o nos parece que hay restos de tinta seca que pueden estar dificultando el normal funcionamiento, quizás solo queremos investigar o cambiar el plumín.
Desmontar una pluma la primera vez es siempre inquietante. No hay (normalmente) manual de instrucciones y no sabemos cuanta fuerza aplicar. ¿Se puede romper si aprieto mucho? ¿No se desenrosca porque no hago fuerza suficiente? Usar herramientas metálicas puede dañar a preciosa superficie de la pluma o romper incluso alguna pieza. ¿Como solucionarlo?. La herramienta mágica para esta delicada operación es un trozo de caucho. Yo suelo usar un pequeño rectángulo de unos 4×2 cm. recortado de una vieja cámara de bicicleta aunque a veces uso otros tamaños como 6×1 cm. depende del tamaño de a pluma y de los dedos del artista, el caso es que permite hacer un agarre firme y desenroscar lo desenroscable o agarrar el plumín y el alimentador, que suelen entrar a presión en el interior de la sección o boquilla. A veces la tinta seca bloquea las piezas y es necesario dejar el conjunto en un baño de agua tibia antes de volver a intentarlo Necesitaremos una serie de recipientes para dar estos baños a las piezas. Yo normalmente uso la base de botellas de plástico recortadas a la altura pertinente o envases plásticos reciclados para ese uso.
Algunas plumas requieren una pequeña llave que el fabricante incluye (o no) con la pluma nueva para desmontarla.
Una vez extraído el alimentador pude considerarse desmontada la pluma si es de carga por cartucho con convertidor. Los mecanismos de émbolo o vacío juegan en una liga suprior y hay que ser más atrevido para meterles mano. Aunque todo llega.


Si el agua tibia no disipa las incrustaciones de tinta podemos pasar a frotar las piezas con un cepillo de dientes viejo o comprado al efecto. El interior de la sección o del capuchón si se manchó de tinta pueden limpiarse con un papel de cocina o higiénico enrollado, con palillos con algodón (de los que los médicos aconsejan no usar en las orejas) con escobillas de limpiar pipas o el papel antes citado enrollado en un palo de brocheta o un listoncillo de madera, como un palillo de restaurante chino.
Si las incrustaciones siguen aferrándose a nuestra estilográfica hay que pasar gradualmente a medidas más contundentes. Se puede añadir jabón neutro (sin aditivos) al baño de agua y unas gotas (hasta el 10%) de amoniaco del que se compra en disolución en las droguerías para limpieza. Hay que tener cuidado en la reacción que puedan tener estos productos con el material del que están hechas las plumas. Un último recurso es el liquido desincrustador que se vende específicamente para estos usos. Normalmente no habrá problema, pero las plumas de celulosa pueden literalmente en un baño de limpieza con según que productos. La información es la primera herramienta que hay que utilizar.
Por último un recurso definitivo es el uso de un baño de ultrasonidos. Es un recipiente donde se pone agua y se puede regular para que vibre con frecuentas ultrasónicas a diferentes intensidades durante un periodo de tiempo. Después de lo que nos parece una limpieza a fondo, introducir las piezas en este baño y ver somo desprende nubes filamentosas de tinta, es una inmensa satisfacción. Aunque hay algunos de estos elementos que son muy caros yo compré el mío en un conocido vendedor chino de internet por unos doce euros puesto en casa.
Después de tanto baño nuestra pluma despiezada necesitará un secado. Las partes externas pueden frotarse suavemente con el socorrido papel poroso que estemos usando, mejor si no es muy rígido o si no suelta muchas pelusas o restos de fibra. Pero el interior de las piezas es conveniente dejarlo secar y escurrir. Puede hacerse sobre una cama de papel, pero yo me he fabricado un «escurridor» para plumas, agujas, cartuchos y otros elementos.
Al volver a montar las plumas las que tienen mecanismos interiores como émbolos o roscas que deban ser estancas como aquellas cuyo cuerpo es el propio depósito de la tinta, pueden requerir un cierto engrase. Para este fin se usa una vaselina especial que se vende para pequeños mecanismos o grasa de silicona. Las cantidades que se usan son testimoniales, así que un pequeño frasco puede durar muchos años. Otro producto de uso escaso y esporádico es la goma laca. Es un adhesivo que se usa en algunas plumas antiguas como sellador o para fijar e montaje de algunas piezas Al desmontarlas, una pequeña presión basta para separarlas de nuevo. Es tan extraño que una vez que lo necesité le pedí una gota a un amigo y le devolví el frasco (sin hacerle foto, lo siento).
De nuevo con la pluma en servicio habrá que hablar de tintas. Supongo que habrá mucha gente que use pluma para escribir y simplemente vaya a la tienda y pida tinta «azul» y use la que le den. Pero no creo que haya ningún entusiasta de las plumas que no haya probado varios colores y use colores diferentes según las ocasiones. Vas comprando tinteros y llega el momento en que te ves comprando un frasco de tinta de medio litro. Yo lo hice. Es una tinta maravillosa, la Jaques Herbin «Azul Nomeolvides» (Bleu Myosotis), caso es que no es un frasco como para andar moviéndolo, así que trasvasé tinta a un tintero vacío para desde allí ir recargando la pluma. Me hizo falta ademas de frasco limpio de tintero un pequeño embudo. Y aunque me veo capaz de acabar con el medio litro de tinta, es mucha tinta, y da para compartir con los colegas que a lo mejor les hace ilusión probar esta tinta excelente. Así que de nuevo en mi amigo chino de internet, compré unos frasquitos de muestras y para hacer trasvases de pequeñas cantidades, unos cuentagotas de cristal.
Los plumines son piezas de precisión. La experiencia de escritura de la pluma depende mucho del plumín: si se seca, rasca el papel, tiene poco o mucho flujo de tinta… Cuando pasa algo de esto es fácil desesperarse y difícil encontrar e valor para tomar medidas. Pero a veces hay que hacerlo y poco a poco, con el sabio consejo de colegas más expertos te vas atreviendo. Por ejemplo, a separar los gavilanes con una galga. Las galgas son unas láminas de diferentes grosores que en mecánica sirven para comprobar que el espacio de separación entre dos piezas muy juntas es el adecuado. No están hechas para hacer fuerza, así que introducir una de las más finas en el canal por donde fluye la tinta entre los dos gavilanes es una operación delicada.
Otro problema muy desagradable es que el plumín ‘rasque’ el papel. Un papel de lija finísimo, de varios miles de numeración como los que se usan para dar brillo a las uñas puede ayudarnos a solucionar el problema con las maniobras adecuadas.
A pesar de lo dicho sobre las herramientas tradicionales, el uso de unas tenacillas o alicates puede ser necesario en algún momento. Según lo que vayamos a agarrar conviene protegerlo. He visto en el mercado alicates especiales con presa «blanda» y otras para desmontar piezas de plástico en juegos de construcción hechas también de plástico, que no he probado, pero no descarto que en algún momento tengan entrada en mi repositorio de herramientas.
Tuve una experiencia en la que tenía que desmontar una pluma en la que alimentador y plumín estaban metidos a presión. Para poder sacarlos se me ocurrió construir una pieza a medida con un taco de madera, de forma que agarrando la boquilla en un tornillo de banco y el conjunto del plumín y el alimentador con la pieza fabricada , y golpeando esta con suaves golpe de martillo conseguí extraerlo. Este extractor no es la única pieza que he fabricado: Para reposar sobre la mesa o para fotografiarlas se usan unas piezas que llamaré «reposa plumas» de las cuales hay bonitos y delicados ejemplares en cerámica, metal o madera. Yo he hecho alguna con madera y otras con piezas de Lego.
Y hasta el momento, que yo recuerde este es el conjunto de cosas que no son plumas pero que uso en mi pasión por las plumas estilográficas.
Feliz Día Internacional de la Pluma estilográfica a todos los frikis de las estilográficas a los amantes de la escritura con pluma …y a los que aún no lo sois, pero pronto os aficionareis.

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Genocidio

¿Alguien puede imaginarse que el mundo hubiera tenido información diaria y detallada de las atrocidades y crímenes nazis en los campos de exterminio mientras estaban ocurriendo? ¿Que el propio ministerio de propaganda hubiera difundido las fotos de los asesinatos masivos que más tarde nos horrorizaron?.
Pues eso está pasando ahora. El genocidio criminal de Gaza se retransmite en directo, con pruebas evidentes de crímenes de guerra, de genocidio, de asesinatos masivos e indiscriminados. Y, ¿Que pasa?. El mundo mira hacia otro lado. Los judíos son los nuevos nazis.

 

Y las llamadas «democracias occidentales», como los países «Revolucionarios», «En desarrollo», «Emergentes» o con «Repúblicas Populares», ¿Que hacen?: Lo mismo que hicieron los partidarios del «apaibolement» durante nuestra guerra civil: bailarle el agua al poderoso, tratar de apaciguarle hasta que les mordió los huevos y tuvieron que revolverse para sobrevivir.

En este caso, Israel cuenta con un amplio apoyo para «defenderse» de aquellos a los que echó de sus tierras, porque el dios de los judíos se las había prometido a sus ancestros. Y con carta blanca para cometer todo tipo de crímenes. Por repugnantes que sean. Civiles, niños, hospitales, refugiados, alimentos, agua, medicinas, electricidad,… todo vale con un único fin: exterminar a los palestinos, sin distinción. Ocupar toda la «tierra prometida» para el «pueblo elegido».
Goebels y Himler estarían felices al ver la aplicación de sus alumnos judíos, seguramente a nosotros nos dirían: «No habéis aprendido nada».

Gaza, Octubre de 2023

Publicado en Mastodón el 02/11/2023, Día de los difuntos.
https://masto.es/@rpla/111339913240978442

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Barcelona Dibuixa

Los próximos días 28 y 29 de octubre se celebra, con el titulo de Barcelona Dibuixa, un interesante evento de dibujo en Barcelona, organizado por el Institut de Cultura de Barcelona y el Museu Picasso de la ciudad, apoyados por 27 organizaciones culturales de Barcelona. La primera edición tuvo lugar en 2010, y desde entonces se ha desarrollado con una vitalidad que ni siquiera la pandemia pudo detener. así que este año se celebra la catorceava convocatoria.

En ella se formulan 33 propuestas para dibujar durante todo el fin de semana, noche incluida, con el fin de que jóvenes, adultos y niños se sientan atraídos por esta provocadora invitación a dibujar y a aproximarse al mundo del arte.

Las actividades programadas comprenden laboratorios de experimentación creativa, proyectos colaborativos, sesiones introspectivas individuales, talleres lúdicos… propuestas diversas guiadas por grandes artistas e ilustradores.

la información me ha llegado a través de la Asociación de Urban Sketchers de Barcelona y puede encontrarse en la web del evento donde se detallan todas las actividades en un archivo pdf.
Tantas actividades en dos días diferentes en diversas localizaciones por todo Barcelona y con diferentes horarios son mucha información y elegir a que eventos acudir no es fácil. Para organizarme mejor he trasladado la información a un mapa. Además de las ubicaciones está el horario y actividad de cada evento de forma que espero me permita tomas decisiones sobre a donde acudir en cada momento. Podéis encontrar el mapa en la web o aquí mismo:

He agrupado los eventos como hace el folleto de la organización en tres grupos según su horario: los que tienen lugar el sábado, los que se desarrollan tanto el sábado como el domingo y los que solo tendrán lugar domingo. Cada grupo tiene colores diferentes y puede ocultarse de la presentación para poder prestar más atención a los de un horario determinado.

El cartel y este vídeo son obra de Fito Conesa artista y programador, licenciado en Bellas Artes y Siddharth Gautam Singh, nativo de la India y cineasta de formación.

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III Trobada del Mediterrani

El III Encuentro del Mediterráneo que ha tenido lugar en Valencia los días 23 y 24 de septiembre, organizado por los Urban Sketchers de Valencia, ha sido un éxito de participación y un evento a tener en consideración en los próximos años.
Todo empezaba el sábado en la sala Grau, en la calle Mariano Cuber 17, donde la organización nos había convocado a las 10:30 de la mañana. Allí debían formarse los grupos que irían a dibujar cada uno con uno de los seis dibujantes que encabezaban los seis grupos de dibujo organizados.
La asignación a los mismos se había elegido en el momento de la inscripción con dos opciones, porque las plazas se asignaban por orden de inscripción. Yo fui madrugador y me correspondió lo que había elegido en primer lugar, el taller con Jaoaquin Gonzalez Dorao, los demás jefes de los grupos eran figuras tan atrayentes como Julián Gonzalez de Montaña, Raquel Herranz, Alfredo Ugarte Urumo, José Galarzo y Mario Álvarez.
Allí mismo nos encontramos algunos compañeros habituales de las reuniones de nuestro grupo de Girona, otros conocidos de Barcelona y urban skechers de Madrid, Málaga, Cáceres, Zaragoza, Pamplona y otros lugares de España y, claro, mucha gente de Valencia y Castellón.
La distribución de la documentación aportada por la organización y los obsequios proporcionados por los sponsors fue rápida eficaz, mientras los que ya habían recogido su ‘kit’ charlaban animadamente con viejos y nuevos amigos. Después de la lógica espera para que los últimos participantes se presentaran, cada grupo partió hacia el lugar en el que se desarrollaría su actividad. Un voluntario de los USK de Valencia acompañaba al grupo para servir de guía y apoyo y en los casos previstos, facilitar el transporte. En nuestro caso, por ejemplo, hubo que tomar un tranvía cuyo importe corrió por cuenta de la organización.

Los talleres no se anunciaron como talleres, la actividad se llamaba «Dibuja con…» me parece bien, porque puede ser en un taller tienes unas expectativas de aprendizaje que piden una atención del tallerista que en los grupos un poco más numerosos puede ser difícil de proporcionar. Para mí fue muy difícil elegir a qué grupo quería apuntarme, porque hubiera querido poder ir a dibujar con todos ellos. Finalmente me decidí por Joaquin Gonzalez Dorao y como fui madrugador con la inscripción, pude ir en su grupo.
Hombre agradable y sencillo nos hizo sentir como auténticos compañeros y atendió a nuestras preguntas, hizo sus sugerencias y a todos nos contó muchas cosas que yo al menos no sabía. Por último, como siempre ocurre en estos casos, difundió mucho arte y mucha técnica y aprendí unas cuantas cosas de uno de los mejores dibujante de libros de viaje.


Después de la exposición de los cuadernos y la foto de grupo nos fuimos a comer. Muchos de los participantes habían reservado en el Restaurante Llevant, en el Paseo Marítimo de la Patacona, la playa donde se realizaría la actividad de la tarde. Ésta empezó a las 17:30 y consistió en dibujar en la playa.
La fundación Sorolla nos había proporcionado unas pegatinas con personajes sacados de cuadros del pintor y muchos de los participantes los integraron en sus dibujos.
A las seis y media, con unos vales que nos había proporcionado la organización tomamos una horchata con «fartons». La luz, la gente y los edificios del paseo nos dieron una gloriosa tarde mediterránea y la foto de grupo fue su apoteosis.


Todavía nos quedaba la mañana del domingo, pero creo que todos estábamos felices, habíamos visto a muchos viejos amigos y habíamos hecho algunos nuevos: sentiámos en nuestro ánimo que la Trobada había triunfado y que la mañana del día siguiente sólo sería una confirmación inevitable.
Mi mujer y yo cenamos con unos amigos en un hotel del centro. Como ellos no dibujan no sé si supe explicarles muy bien lo que hacíamos allí, pero teníamos muchas cosas que contarnos y entre una cosa y otra, cuando nos fuimos a la cama ya era domingo.
Sin embargo, nos levantamos pronto e impacientes por invadir el centro de Valencia. Ser madrugadores nos ayudó a encontrar un lugar en el parquing de la misma Plaza de la Reina y tener tiempo para dar un paseo por los alrededores, explorando el lugar que quería dibujar. Me decidí por el arco que une la catedral con la Real Basílica de Nuestra Señora de los Desamparados, sobre el Pasaje de Emilio Aparicio Olmos. Después volví a la plaza e hice un apunte rápido de una procesión de falleras que no tengo muy claro a qué evento o acto se dirigían pero cuyas vistosas faldas, los colores alegres de la vestimenta y los elegantes peinados y complementos merecían ser reflejados en el cuaderno de acordeón que estaba entre los regalos incluidos el día anterior a la ‘bolsa del participante’. Usé durante los dos días ese cuaderno llenando por completo una de sus caras.


Después de la despedida y la foto final, nos quedamos con ganas de más. La mayoría debía marcharme, pero yo hice uso de mi privilegio de jubilado para disfrutar sin ninguna presión de mi tiempo y nos quedamos por la tarde en Paterna, evitando los atascos propios de un domingo por la tarde.
En Paterna todavía encontraremos algunas cosas por dibujar, la impresionante torre de vigilancia y el barrio de «las cuevas de la torre» que le rodea. Estas casas lacustres muestran en la superficie sus originales chimeneas, formando un paisaje peculiar y de gran belleza.
Al día siguiente, lunes, con tranquilidad y algo de añoranza de las horas vividas volveríamos a Figueres.

Nota: Este artículo se publicó por primera vez -en catalán- en el blog de los Urban Sketchers de Girona el día 05/10/2023

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Nativos digitales y alfabetización

Escribí este artículo en 2013, a petición de un amigo, para ser publicado en un medio de papel. No sé si llegó a publicarse, pero al releerlo me doy cuenta de que muchos de los vicios introducidos por el concepto de «nativos digitales» y la interpretaciones erróneas del mismo siguen, diez años después, igual de vigentes, y por eso he decidido compartirlo aquí.

 

Es frecuente oír hablar de «Nativos Digitales» para referirse a los jóvenes nacidos a partir de los años ochenta o noventa, del pasado siglo y que han crecido en medio de la expansión de las tecnologías de la información. Sin embargo esta denominación con frecuencia se usa fuera de contexto, como un adorno del parloteo sobre las bondades y paradojas del «mundo digital».
Quienes lo usan se quedan en los aspectos superficiales y frecuentemente desconocen el origen de esta expresión que fue acuñado por Marc Prensky para postular que aquellos niños que habían
crecido usando la tecnología digital son no solo más hábiles en el uso de estas tecnologías sino que han desarrollado capacidades peculiares a la hora de atender a múltiples fuentes de información, prefieren la información gráfica al texto y potencian la búsqueda de información al azar sobre la metódica y lineal.
La designación de ‘nativo’ es por analogía a los habitantes de un país que desarrollan el lenguaje del mismo y lo conocen desde el momento en que aprenden a hablar a través de la imitación instintiva.
Esta adoración por las capacidades de la «generacion N«, me recuerda en cierta medida la idolatría de la juventud que surgió en los años 60 y de la cual esta nueva fe es descendiente directa. Ambas tienen el valor de las corrientes sociales que pretenden explicar las causas de fenómenos sociales y el devenir histórico, pero distan mucho de ser teoremas sobre el comportamiento humano, si tal cosa pudiera existir.

Para empezar quienes denigran el papel  de los ‘inmigrantes digitales‘ olvidan que fueron  precisamente estos quienes dieron a luz a la ‘digitalización’ y al usar el paradigma de nativos por analogía al uso de una lengua no hay que olvidar que muchos parlantes de su lengua nativa son incultos o incluso analfabetos. Creo que también sería inexacto denominarnos ‘Pioneros digitales’, porque un apelativo adjudicado a toda una generación sin un estudio demográfico que lo avale no tiene valide como argumento. En la misma época conviven los pioneros y los tecnofóbicos, los «Apocalípticos e integrados» de la cultura digital.
El progreso de la humanidad viene determinado por su rechazo al esfuerzo. Todos los grandes inventos sirven para trabajar menos, para aumentar la producción con menos esfuerzos o menos recursos. Vivir en la opulencia sin trabajar ha sido considerado expresión del éxito y la autentica aristocracia social atesora tiempo y dinero para poder disponer de él libremente.
Históricamente, aquellos que no tenían el nivel de riqueza suficiente para disfrutar de una vida ociosa, consideraban que si se esforzaban en sus quehaceres, frecuentemente en beneficio de la vida ociosa de los ricos, podrían ascender en la escala social y llegar al estadio superior que comportaría como principal recompensa, esa vida ociosa.
Como el acceso universal a este estadio es evidentemente imposible para la mayoría de la  humanidad, la promesa de un vida mejor en la que como premio a un comportamiento laborioso y resignado en esta vida terrena, se concede el ocio y la felicidad eterna, ha ganado muchos adeptos, determinando el éxito de las religiones.
En el campo intelectual, la sabiduría es la riqueza y el reconocimiento la recompensa. Como en realidad hay una relación directa entre la capacidad propia, el esfuerzo realizado y el conocimiento obtenido, la dinámica del camino hacia la sabiduría se rige por leyes muy parecidas a las de la física. Si las manzanas caen hacia el centro de la tierra y la entropía del universo aumenta, también podemos habar de una mecánica y una termodinámica del conocimiento, expresada algunas veces de forma sucinta y aproximada en la relación entre ‘inspiración y transpiración’ y que yo traduzco en la afirmación de que la serendipia no existe, porque el descubrimiento casual requiere que el hallazgo sea observado por una mente preparada para interpretarlo. «Al saber le llaman suerte», cuando en realidad es fruto del esfuerzo previo de estudio y observación.
Esta realidad lleva a la potenciación de los aspectos superficiales que exigen poco esfuerzo, a la recreación en la contemplación de las imágenes y a la vanalización de los textos, que no es sino una depreciación del conocimiento para ponerlo al alcance de la mayoría. No para un objetivo noble, que sería aumentar su sabiduría, sino para que pueda creer falsamente que ha llegado al estadio superior sin esfuerzo, como si se le hubiera descubierto el movimiento perpetúo.
Se destaca lo irrelevante y se enfatiza el aspecto lúdico de la cuestión, como si cuidar de la granja en Facebook1] o jugar a Apalabrados tuviera el mismo valor que luchar por erradicar el hambre en el mundo o tener una capacidad oratoria fluida y expresar ideas coherentes en sede parlamentaria.
El error es frecuente en muchos campos y radica en confundir el medio con el fin.
El factor auténticamente significativo en la digitalización no es la cuestión de los nativos o inmigrantes digitales, sino el grado de alfabetizacion digital. Quienes se entusiasman con los avances de la mítica ‘sociedad de la información‘ olvidan que la digitalización no es global, que el fenómeno de la ‘brecha digital‘ separa a los países pobres, sin acceso a la red y a las tecnologías de la información y computación de los países ricos. Aun dentro de estos últimos la digitalización es un sarcasmo para los que debaten por la supervivencia en medio de la pobreza.
Aquellos que tenemos el privilegio de la ciudadanía digital, que tenemos acceso a la red y nos desempeñamos con soltura en el uso de las tecnologías de la información, tenemos la gran responsabilidad de luchar para que estas tecnologías sean un auténtico factor de progreso, un elemento revolucionario y transformador de la sociedad. Esto solo será posible si la alfabetización digital y las ventajas de la sociedad de la información son un derecho universal inalienable tal y como propugna la cultura hacker que no es otra que la expresada por el principio de que «el acceso libre a la información y la informática puede mejorar la calidad de vida de las personas» y de esa forma quizás tendremos, como expresaba Enrique Dans en su blog allá por 2008: una generación de «nativos digitales» capaces «no sólo de usar las máquinas, sino también de entenderse directamente con ellas, de crear aplicaciones en lugar de limitarse a utilizar las que han creado otros, en un mundo cada vez más caracterizado por las libertades que proporciona el uso de software de código abierto«.


[1] Recuerde: escrito en 2013. En aquella época había un juego -bastante alienante- en la red social Facebook en el que había que cuidar, cultivar y hacer crecer una granja. Requería atención y dedicación que es lo que pretendía Facebook: una legión de atentos usuarios.

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La excavadora

Ya ha llegado septiembre y los profesores vuelven al cole antes de que sus alumnos empiecen el curso. Hay que tenerlo todo preparado el primer día. Mi hija da clases en un instituto y mis nietos, que aún no han empezado las clases, para no quedarse solos en su casa, pasarán las mañanas de estos días de transición en la nuestra.

Eso son muchas horas que si nadie lo impide acabarán consumiéndose en la lectura de cómics o viendo la televisión. Hay que buscar tareas que les sean atractivas, así que esta mañana hemos desmontado un camión articulado de Lego para construir el modelo alternativo un niveladora tipo ‘bulldozer’. Cuando estábamos acabando se me ha ocurrido la idea, ¿Por qué no hacemos un «timelapse»?.

He comentado que el cine o los vídeos que vemos tienen 25 imágenes por segundo, y que las animaciones se hacen combinando imágenes fijas en películas. Como hacer veinticinco fotos para cada segundo de animación resulta ser bastante trabajo los timelapse pueden utilizar entre cuatro y quince fotogramas por segundo (fps).

Encima de la mesa del comedor hemos montado un escenario con un delantal de un color discreto como fondo. La cámara (mi Canon M-100) sobre el trípode a la altura necesaria y un pequeño guión negociado verbalmente antes de empezar a ‘rodar’. ellos querían acompañar la excavadora con varios vehículos más y piezas de lego esparcidas por la mesa que irían recogiendo….hemos convenido que al principio hay que ir poco a poco y para aprender los principios del «stop-motion» era mejor empezar por un proyecto sencillo. Algo como simples movimientos de la excavadora de un lado a otro de la pantalla.

El escenario no nos permitía grabar, desde una posición fija maniobras muy complejas, así que hemos pensado en fotografiar la excavadora atravesando la pantalla en diferentes sentidos.

En la segunda escena, hemos pensado que sería divertido que acabase estrellándose en la cámara. Como es difícil ir moviendo con precisión el vehículo paso a paso para que acabe en un lugar preciso, lo mejor es hacerlo al revés, empezar con la excavadora pegada a la cámara y hacerla retroceder a su posición inicial, para luego montar las imágenes en el timelapse en sentido inverso.

Hemos hecho fotos para tres escenas más, conscientes de que la del choque contra la cámara, realizada en segundo lugar, tendía que pasar al final del vídeo. Al finalizar la sesión de fotografías, las hemos cargado en el ordenador. Primero hemos usado Xnview para realizar varias tareas: disminuir el tamaño, para poder manejar mejor las fotos; recortar las fotos, para ajustar su tamaño al formato del vídeo (1920×1080) y renombralas y numerarlas correlativamente, después de dividirlas en cuatro directorios, uno para cada escena. La escena 4 ha requerido reordenar de forma inversa las fotos que habíamos tomado haciendo retroceder la excavadora, retirando una en la que se veía mi dedo empujando el juguete.

Todas estas tareas son sencillas de realizar con Xnview que en su menú de herramientas dispone de las opciones ‘Conversión por lotes’ que perite realizar múltiples trasformaciones y ‘Renombrar por lotes’ que proporciona asimismo muchas posibilidades. Os recomiendo esta herramienta multiplataforma, gratuita para uso particular.

Para montar el timelapse hemos usado ffmpeg desde la linea de comando.

ffmpeg -r 4 -f image2 -i [*]/foto_%2d.jpg -r 25 -s hd1080 [*]/escena.mpg

Son bastantes parámetros para recordarlos de memoria, así que yo tengo anotados los que usé con éxito en anteriores ocasiones y de esa forma abreviar el trance. En la linea de comando de encima de este párrafo solo hay que sustituir ‘[*]’ por el path completo del archivo, ‘foto_’ por el prefijo usado en los nombres de las imágenes y el 2 por el número de dígitos que tiene el numeral de la serie de fotos. Si no se empieza por la foto 01, hay que añadir un parámetro a la linea. después de ‘image2’ sería:  ‘-start_number nn’ donde nn sería el numero de la primera foto.

Para hacer los títulos hemos usado una foto de la excavadora fuera de la serie. Con Inkscape hemos creado un lienzo del tamaño de un fotograma y hemos añadido allí los rótulos. Hemos tenido una controversia sobre este tema porque mi nieto quería poner los créditos al final, pero a mi me parecía que los fotogramas con el ‘FIN’, que ya estaban incluidos en la escena 4, eran un mejor final y poner los autores al principio, no me parecía muy heterodoxo, pero Victor es una persona de orden y he tenido que convencerle.

Después hemos buscado unos efectos de sonido parra nuestra animación. Ya casi nos estaban llamando a la mesa para comer, y hemos tenido poco tiempo para seleccionar. Hemos bajado un ruido de motor y un ‘¡crash!’ de Pixabay. Quizás no son los más apropiados, sobre todo porque el motor solo duraba un segundo y hemos tenido que repetirlo una y otra vez de principio a fin de la animación.


Para editar las escenas usamos Kdenlive que es una auténtica maravilla. «Kdenlive» es un acrónimo de «KDE Non-Linear Video Editor» y es un software que inicialmente era para GNU/Linux pero ahora funciona en BSD, MacOS y en Windows como proyecto GSOC.

Por fin, una vez editado y procesado el proyecto, pudimos disfrutar de la secuencia y atender a la comida. A los postres los subimos a Vimeo para poder compartirlo con vosotros.

Por mi parte, aunque no es el primer timelapse que hago con la técnica ‘stop-motion’, he disfrutado muchísimo, como casi siempre que hago algo nuevo con mi nieto. Está claro que probablemente la parte más satisfactoria de una actividad radica en el ‘descubrimiento’ cuando haces algo por primera vez, la satisfacción de la conquista de unos logros, la autoestima que produce verse capaz de superar un reto y la belleza de lo creado se unen como la mejor recompensa del esfuerzo realizado. Es algo que no desaparece nunca, pero cuando puedes ayudar a otra persona a seguir ese mismo camino de esfuerzo y satisfacción, tu recompensa se multiplica.
A Víctor le interesan muchas cosas, pero creo que le ha gustado y espero que este no será nuestro último timelapse en colaboración.

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Programar es apasionante

En mi circulo social, no conozco a mucha gente apasionada por la programación. Algunos si, claro. Pero no me atrevería a decir que programar ordenadores es un entretenimiento popular.
Yo, sin embargo lo encuentro apasionante. No tendría que ser difícil explicar porqué algo te resulta apasionante, pero por más que he pensado en ello, no encuentro una forma coherente y estructurada de enlazar frases lógicas que expliquen esa pasión. Quizás por eso, porque es una pasión y las cosas que te apasionan se escapan de la lógica.
Creo que los principales motivos que me sedujeron en un principio de la informática eran debidos más a mis defectos que a mis cualidades.

teclado

Se podría decir, y mis maestros lo decían mucho que yo era un muchacho algo vago. La idea de un mecanismo que hiciera el trabajo duro por mi, me resultaba atractiva de una forma natural. También era algo disperso y desordenado, creo que lo principal no es un amor al desorden, sino una cierta dificultad para ordenar. Un sistema que lo puedes ordenar una vez y siempre queda ordenado o incluso, que se ordena él solo es una maravilla. Por último soy, todavía hoy, despistado. Se me olvidan las cosas porque la cabeza bulle de otros pensamientos o le está dando vueltas a algo que en ese momento me obsesiona. Un sistema que recuerde las cosas por ti, te avise y haga las cosas en su momento y de forma ordenada. Suena casi a magia. Me parece lógico que despertase mi interés y excitase mi imaginación cuando era un niño y para mi, y para la mayoría de la gente en los 60 y los 70, los ordenadores eran tan lejanos como la ciencia ficción.
Sin embargo, cuando conseguí acercarme a ellos no me defraudaron. Allí dentro había un orden que permitía crear estructuras. Es cierto que había unas normas unos principios que respetar, una sintaxis, pero todo respondía a una lógica que a mi no me resultaba difícil entender. Se que hay personas que al leer un programa de ordenador solo ven un montón de palabras y números desconocidos y sin sentido, pero a mi, la mayor parte de las veces no me resulta difícil ver un orden y la estructura que subyace entre esas lineas, incluso aunque desconozca el lenguaje en el que está programado.

Pero es que cuando estudias un lenguaje de programación te das cuenta de que estás adquiriendo el poder de la predicción: «si hago esto de esta manera, pongo esto aquí y esto otro allá, ocurrirá esto y luego lo otro». Y cuando, después de algún fallo que otro, cada cosa está en su sitio y ocurre lo que querías que ocurriera, la satisfacción es inmensa. Tienes la sensación de haber resuelto un problema fundamental del universo, haber creado algo de la nada y ser inmensamente sabio después de haberte sentido inmensamente estúpido. Supongo que los artesanos, los artistas, los ingenieros o los arquitectos tienen sensaciones similares con sus obras una vez que las terminan.
Me ha pasado frecuentemente que he encontrado un problema tedioso y he pensado: «esto podria solucionarlo con un programa». Pero me he dado cuenta de que hacer el programa para solucionarlo llevaría más tiempo que realizar el trabajo tedioso en caso de hacerlo «a mano». Pero da igual; pocas veces puedo resistirme. Normalmente me digo que una vez hecho el programa, estará solucionado para siempre y si se me presenta otra ocasión, solo tendré que recurrir al programa ya realizado y que además quizás otros que tienen el mismo problema podrán usar mi programa para solucionarlo. La mayor parte de las veces se trata de excusas y el verdadero propósito es esquivar una tarea tediosa y sustituirlo por la apasionante ocupación de desentrañar el problema, convertirlo en un esquema, buscar un algoritmo que lo solucione y plasmarlo en una aplicación que materialice la solución. Da igual que sea ordenar una lista, cambiar unos nombres a unos archivos o escribir el código de una tabla para una página web.

La sensación de programar va acompañada de la misma gratificación que explorar algo nuevo, resolver un acertijo o jugar a un juego de estrategia, invertir o ganar dinero con los negocios. Estás aprendiendo como funciona algo y usando unas herramientas lógicas para resolverlo.
Como ejemplo, el último programa que hecho genera el código HTML de una tabla. Yo suelo escribir el HTML (el lenguaje de marcas con el que se componen las páginas web) con un editor, escribiendo las etiquetas. No me gustan los procesadores de texto que ocultan estas etiquetas o transforman el texto desde su formato a HTML. Suelen introducir mucho ‘ruido’ en el código y a mi me gustan las páginas en un HTML limpio y sencillo que permita inspeccionar el texto y su estructura, detectar fallos si los hay y sea cargado e interpretado por el navegador rápidamente. Pero por mucho que te guste algo, hay partes que siempre resultan más tediosas. Una tabla tiene muchas etiquetas: una al principio y otra al final de la tabla misma y un par así con diferentes contenidos para cada linea y cada celda. Todas ellas forman la estructura que permite que los datos se vean en el navegador como una cuadricula conteniendo datos.

En mi programa le pasas como parámetros el numero de columnas y el de lineas y genera el código para toda la tabla en unas milésimas de segundo. Da igual que tenga solo cuatro celdas o que tenga doscientas. Lo he hecho a pesar de que no codifico tantas tablas, porque estoy aprendiendo Python, el lenguaje con el que está hecho.

codigo Python

Python es un lenguaje tipo navaja suiza. Sirve para casi todo, porque hay mucha gente que ha programado librerias para cosas tan diversas como interpretar los meta datos de una fotografía, realizar operaciones matemáticas o entrenar redes neuronales. Lo usan científicos desarrolladores de aplicaciones, juegos y páginas web, y muchos friquis que como yo quieren automatizar tareas mas o menos tediosas. Como las navajas suizas, es interesante porque es una hertramienta que te puede ayudar a solucionar muchos problemas, y en mi caso, solucionarlo divirtiéndome.
Es muy poco probable que acabe creando una red neuronal, que la tenga que entrenar para algo y mucho menos que soluciones algun problema científico o descubra una fórmula o algoritmo de esos que luego salen en los libros. Pero os aseguro que cuando me pongo a hacer un sencillo programa de unas lineas para hacer cualquier chorrada, pase una tarde entera o unos minutos, disfruto como un niño presenciando un espectáculo fantástico, me abstraigo y me concentro hasta olvidarme de cenar o de ir a dormir y acabo muchas veces cansado pero muy satisfecho. Con ganas de contarle a todo el mundo aquella pequeña chorrada que he hecho como si fuera una gran hazaña.
Por suerte, tengo un blog.

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