Felicitación de Navidad

Felicitar las navidades, y hacerlo a tiempo nunca se me ha dado bien. Siempre he sido bastante irregular en esta costumbre que resulta un poco perjudicada por mi natural despiste.  Eso me fastidia, pues aprecio mucho a mis amigos y en general del trato humano y me satisface tener esos pequeños detalles que suelen hacer felices a los demás.

Navidad 2019

Hace tiempo me creí en la obligacion de felicitar, desde mi cargo a una serie de personas que habían trabajado en la unidad que yo dirigía. Me pareció lo mas natural del mundo completar las felicitaciones impresas con una felicitacion breve pero escrita a mano personalmente. Aquel detalle, que para mi era algo natural y sin importancia tuvo una excelente acogida y fueron muchos los que me agradecieron que hubiera tenido con ellos esa atención que personalizaba un detalle más allá del protocolo.
Comprendí entonces la importancia de las pequeñas cosas que hacemos por los demás, la importancia de que aquel a l que te diriges sepa que te has implicado personalmente en la relacion, que has dedicado una parte de tu tiempo a hacer algo tu mismo con cariño más allá del poder del dinero, del poder de los encargos o de transmitir la orden al personal sobre el que ejerces autoridad.
Más adelante en mi vida profesional, cuando ya dibujaba de forma intensa en mis ratos libres y en algunos actos oficiales a los que asistía y en los que el protocolo me lo permitía, mis habilidades se fueron conociendo por las personas con las que me relacionaba y al llegar la Navidad pensé que más allá de una postal impresa, todos agradecerían algo más personal.
Como no podía contentar a todos, hice una seleccion de las autoridades más representativas, pero tambien de aquellas personas a las que por razones profesionales o personales quería manifestar una especial adhesión.
El primer año cifré el numero de las felicitaciones personalizadas en unas diez, pero al final fueron más y en años sucesivos han sido unas veinte.
Para simplificar el procedimiento de realizar veinte felicitaciones a mano, hice lo siguiente.  Primero hago el boceto a mano y cuando tengo el dibujo definitivo lo escaneo y después de corregir el tono y limpiar el fondo en el ordenador con GIMP, lo imprimo en un papel de acuarela con un tono gris claro para las lineas que se asemeja a un boceto hecho a lápiz. Sobre ese dibujo impreso, pinto con las acuarelas y luego hago las lineas usando tinta indeleble con la pluma estilográfica.
De esta forma puedo hacer 15 o 20 dibujos más o menos iguales, aunque todos tienen pequeñas diferencias, con menos dificultad de la que supondría repetir todos los pasos desde el primer dibujo.
El dibujo que ilustra este artículo es uno de ellos y quiero que dirva de felicitación a todos los que leeis este blog ya que aunque no tengo constancia de cuantos ni quienes sois os agradezco profundamente vuestra atención a estos escritos con los que a veces me desahogo otras expreso mis opiniones o dejo constancia de mis intereses y tambien de esos momentos en lso que se te va la pinza y a la creatividad le da por agarrar el teclado y escribir un poco.  Gracias a todos por estar ahí.

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Escribir con pluma estilográfica

Siempre me ha gustado escribir con pluma. Nunca he conocido las clases con pupitres con tintero y palillero con plumín, la pluma no estilográfica. En el parvulario pasé del lápiz al bolígrafo.

Tuve algunas estilográficas en mi época de estudiante. Pero abandoné la escritura con pluma debido a algunos problema logísticos: vertidos de tinta en el bolsillo, manchas en los dedos, plumines secos que no escribían… la necesidad me llevó al bolígrafo, económico, fácilmente reemplazable, práctico y de escritura más rápida que la de la pluma.

Sin embargo llegó un momento que intenté recuperar la escritura con pluma, al menos para firmar. Y tuve otros problemas: la pluma permanecía sobre la mesa, se usaba poco y se secaba. No todos los documentos que tenía que firmar se podían firmar con pluma (Papeles de copia, papeles poco adecuados para la tinta de pluma…) Así que por segunda vez abandoné la escritura con estilográfica.

Más allá de la oficina, en el campo de la escritura lúdica y creativa, el ordenador fue muy pronto un gran competidor. Desde los años 80 he usado con regularidad el ordenador para escribir. Desde Word-Star a este blog, la ventaja del reordenar párrafos, repasar la ortografía, recomponer frases o párrafos cortando y pegando, sin olvidar el útil «deshacer» me convencieron de que no hay otro método mejor para escribir textos largos.

Estilograficas
De izquierda a derecha: Kaweco «Sport», Pilot MR «Retro Pop», Tres plumas caligráficas del Tiger-Stores, Faber-Castell «Loom Piano», tres Lamy «Safari», Sailor «Fude DE Manen», dos Pilot «Paralell» (2,6 y 3,8 mm), Tachicawa «School-G» (F) y «School» (EF) negras y Tachicawa «School-G» sepia, Hema negra.

Sin embargo, hace unos años, cuando retomé la costumbre de dibujar de forma intensiva, me volvía a interesar por las plumas estilográficas. Primero quería practicar la técnica del «lavado» consistente en diluir la tinta del dibujo realizado para «sacar» las sombreas desde las líneas. Muchos urbansketchers usaban estilográficas con tinta indeleble para dibujar y luego poder pintar con acuarela encima sin que las líneas se diluyeran.

Además del dibujo, volví a disfrutar de la escritura con pluma. Me comentó un compañero cuyos hijos fueron a la escuela en Alemania, donde él estaba destinado, que los niños en la escuela aprenden a escribir con pluma, porque consideran que el ejercicio de la escritura con pluma mejora la caligrafía. Es cierto que, mientras el boligrafo permite que la mano vaya loca en cualquier direccion, la pluma requiere que las letras se tracen adecuadamente y eso deriva en una letra más legible.

Para dibujar tenía que disponer de varias plumas y me lance a la búsqueda de las que resultarían más económicas o con una mejor relación precio-calidad. Nunca me han interesado los objetos valiosos que pueden perderse o dañarse con una caida u otro accidente. Las plumas como joyas o signo de posición y status no me interesan en absoluto. Solo me interesa su funcionamiento práctico, como herramientas de escritura o dibujo.

Me dí cuenta de que existían pluma realmente económicas, tanto por internet (básicamente chinas) y en el mundo real. Compré bastantes plumas, para probarlas, y llegué a interesantes conclusiones, que quiero compartir  aqui, dejando claro que no soy un experto, y que baso mis conclusiones en mi propia experiencia.

La necesidad de mantener un cierto numero de plumas en funcionamiento me llevó a escribir frecuentemente con ellas, para evitar que se secase la tinta dentro o para detectar los posibles problemas. Precisamente he tardado bastante tiempo en empezar a escribir esto porque es muy fácil llegar el primer dia y escribir ilusionado sobre tu pluma nueva, pero solo el uso prolongado nos ofrece un criterio fiable sobre sus prestaciones.

Este escrito, hecho con el ordenador, no con la pluma se había extendido y llevaba camino de convertirse en un libro, así que lo he fraccionado y con esta primera parte he pensado en abrir otra seccion en mi blog, que no sé bien como llamar, pues además de las plumas estilográficas me interesan las tintas para las mismas, las tintas de dibujo, la escritura con plumin o las plumas artesanales, y de paso la caligrafía  la rotulación, eso que los modernos llaman «lettering», pero que yo me resito a nombrar con ese barbarismo. De todo eso tratará esta seccion que inicialmente llamaré «dibujando letras», aunque podria llamarse «El placer de dibujar letras para expresar ideas» o «Letragrafia» que seria algo así como «El arte de la escritura como expresión plástica». Pero de momento no quiero titulos largos ni expresiones quizás demasiado originales y me quedaré con lo de «Dibujar letras».

Espero que os guste y sea útil.

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Cuaderno, cocina y amistad en la red

Desde hace varios años, cuando se acerca la navidad, Mercedes participa en una iniciativa conocida como «AIG», que significa «Amiga Invisible Gastronómica». Se trata de un grupo de blogueras que se conocen a través de la red con la común afición a cocinar más allá de la necesidad de alimentarse.
Como en otros eventos del tipo «amiga/o invisible», la organizadora empareja a las participantes de forma que cada una prepara un paquete con regalos para otra de las participantes y a su vez recibe el o los regalos de una tercera.
En casa veo a Mercedes disfrutar doblemente y supongo que esto es extrapolable a las demás. Por una parte está la confección del paquete que han de enviar. Mercedes busca en la red con toda ilusión cuáles son las aficiones dentro del tema culinario de la que ha de recibir su paquete y busca pequeños objetos que piense que le van a hacer ilusión. El valor económico es irrelevante porque lo que prima es la originalidad, la sorpresa y el descubrimiento, mostrar que te has tomado el interés suficiente para acertar con los deseos de tu nueva AIG.
En los paquetes viajeros suele haber algunas constantes: pequeños utensilios de cocina, productos locales, algo exótico y algo de confección propia: unas galletas, mermelada, unos agarradores, servilletas o otra labor de costura. Todo personalizado según los gustos de la receptora.
La segunda ilusión la experimenta al recibir su paquete de regalos, desenvolver cada uno como un tesoro y sorprenderse del esfuerzo e ilusión que si utra AIG de ese año ha puesto dentro de la pequeña caja para complacerla y sorprenderla.
Aún hay una tercera satisfacción: la desvirtualización de algunas de estas AIG. Durante nuestros viajes no es extraño que Mercedes se ponga en contacto con alguna de sus AIG, remisoras o receptoras de los paquetes de la ilusión y queden a tomar un café, a comer o simplemente a charlar.
A mi personalmente, además de ser feliz viendo disfrutar con la operación a mi amada esposa, me toca con frecuencia contribuir, algo que hago encantado, pues suele tratarse de algo relacionado con mis aficiones y así a veces le rótulo etiquetas o mensajes, otras ha incluido algún dibujo o felicitación navideña y este año un cuaderno de recetas reencuadernado.
Se trata de un cuaderno en blanco procedente de alguna promoción de unos conocidos grandes almacenes. Mercedes tenía guardado un papel con motivos culinarios y forrar el cuaderno con este resultaba un poco burdo para un regalo, así que desmonté las tapas y el lomo, le puse una nueva cabecera y le añadí una cinta de señal, forré las tapas y lo encolé todo con unas guardas nuevas.

cuaderno abierto Cuaderno cerrado

El resultado puede verse en la foto, y espero que sea del agrado de la AIG2019 de Mercedes y lo llene de exquisitas recetas.
Hay quien crítica la red porque según ellos aísla a las personas y despersonaliza las relaciones. Cada uno es libre de vivir su vida como quiera, y la red puede que te permita aislarte, pero sobre todo te permite abrirte al mundo y hacer amigos y contactar con personas de cualquier lugar, a veces con aficiones minoritarias, sobre las que te resulta muy difícil charlar o compartir experiencias en tu entorno físico.
Internet no es un «mundo digital», solo existe un mundo: el nuestro, y la red es un medio de comunicacion. Como lo usemos, es cosa nuestra.

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Artefacto en la playa

Hace tiempo que no publicamos nada, pero es por falta de tiempo, no por falta de material. Hoy no puedo resistir compartir con los lectores una burrada, que quizás solo es parcialmente aeronáutica.
Ayer todos los medios dieron la noticia de que mientras se bañaba en la playa de Barcelona, un guardia civil fuera de servicio vio un extraño objeto que podría ser un proyectil de artillería o una bomba de aviación antiguos.
Una inspección posterior determinó que efectivamente podría tratarse de un artefacto de la guerra civil y ante la posibilidad de que pudiera estallar y causar daño a los bañistas se desalojó la playa.
Una noticia así es como un regalo en un domingo de agosto: una verdadera bomba. Pero por lo visto les pilló con los periodistas de raza de vacaciones y los becarios, hicieron lo que pudieron.
Muchos de los medios repitieron que el artefacto tenía 80 cm. de diámetro. Para la mayoría de la población, que poco sabrá de artefactos militares, puede que el dato no le llame la atención, los que hayan hecho la mili pensarían: «vaya pepino», y a los más ilustrados en temas militares, se les hará difícil imaginar que artefacto puede tener esas medidas, salvo una mina marina, aunque se decía que era «un proyectil».
Sin embargo la primera vez que oí esa medida, acompañaba a unas imágenes cedidas por la Guardia Civil en las que se veían las manos de un buzo. A simple vista se veía que por comparación el objeto de forma aproximadamente cilíndrica tendría un palmo como mucho de diámetro. Para mas detalle unos fotogramas más adelante se veía al buceador pasar una cinta métrica alrededor del proyectil.
La conclusión es obvia: se refieren al perímetro y no al diámetro, un perímetro de 80 cm. implica un diámetro de 25,47cm. (Recordemos, el perímetro es pi, o sea 3,14, veces el diámetro) , algo que concuerda más con las imágenes.

Lo sorprendente es que casi 24 horas después una lista innumerable de medios han repetido este error, en sus ediciones digitales, en twitter… copiar y pegar parece ser lo único que se le exige hoy a un periodista, sin comprobaciones ni razonamiento, los errores se arrastran y extienden.
¿Fake news? No hace falta extender bulos ni tramar complejos engaños, la mentira se extiende por la prensa porque al parecer nadie tiene criterio suficiente para deducir ni tan solo las verdades elementales. O no saben cuanto son 80 cm. o no saben que es el diámetro o, probablemente, ninguna de las dos cosas.
La imagen que he tomado es de La Vanguardia, pero como digo esta burrada la han extendido numerosos medios.

Nota: Este artículo lo he publicado en el blog «Burradas Aeronáuticas» en el que con otros amigos nos dedicamos a destacar cuantos errores, por desidia, desconocimiento y falta de profesionalidad hay en las noticias que se publican sobre aviación.

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Óleo

AGA

Este es mi primer y único cuadro pintado al óleo. Lo pinté en San Javier, probablemente en 1981 y representa el monumento a los caídos en acto de servicio que se encuentra en una placeta junto a la avenida principal de la Academia. Pueden verse también los edificios de alumnos. En aquellos tiempos el que aparece a la izquierda, frente a la placenta era el edificio de primer curso.

Cuando la Armada construyó la Base como sede principal de la Aeronáutica Nava, los edificios eran los alojamientos de la marinería. Los edificios, seis en total, rodean la Plaza de Armas, cerrada al fondo por el edificio del Escuadrón de Alumnos frente al cual se alzaba la famosa palmera.

No he vuelto a pintar al óleo porque me parece una técnica que requiere excesivo espacio y tiempo. Necesitas un sitio donde tener montado el caballete, con luz adecuada, sitio para un despliegue de pinturas, pinceles disolventes, paleta, trapos… y es necesario poder mantener ese despliegue durante el tiempo que dure la confección del cuadro, que pueden ser más probablemente semanas o meses que días.

No añadiré nada sobre el desagradable olor de los disolventes ni las esperas para que sequen las partes que deben hacerlo antes de volver a trabajar en la obra.

Obviamente cada técnica tiene sus ventajas y sus inconvenientes, las ventajas del óleo son sin duda sus posibilidades expresivas, solo hay que recordar las obras de los grandes maestros, que en su mayor parte eligieron el óleo.

Yo tengo la inmensa ventaja de no ser un gran maestro ni pretenderlo, así que para mí entretenimiento uso técnicas quizás menos nobles pero más transportables, rápidas y dicharacheras, como corresponde al deseo de entretenimiento que me motiva a usarlas.

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Saint-Exupéry desapareció hace 75 años

Saint-Exupéry Hoy se cumplen 75 años de la desaparición de Antoine de Saint-Exupéry, y no puedo evitar dedicar un pensamiento a este hombre que de alguna manera ha marcado una parte de mi vida.

Mientras pensaba en la fecha, sentado esta mañana en mi despacho, la mano se ha deslizado al hilo de mis pensamientos sobre el papel y ha trazado el garabato que acompaña estas letras, algo que también comparto con Saint-Exupéry, que adornaba sus cartas y escritos con expresivos y sencillos dibujos que muestran algo del niño ilusionado y a veces melancólico que albergaba dentro.

Apenas nos conocimos en la primera mitad de los 70, cuando yo estudiaba bachillerato y no atendía en las clases de francés. Creía que no necesitaba atender porque estudiaba francés desde los 7 años y soslayaba mi ignorancia gramatical con una comprensión y una dición del idioma notable, al menos en comparación a mis compañeros.

En una de aquellas clases la profesora nos puso a leer en voz alta «Le Petit Prince». Pero me pareció una estupidez y no le presté atención. No sé en que momento, tiempo después, retomé la lectura de El Principito. Pero lo leí. Y me quedé asombrado. ¿Como podía haberme obcecado de tal manera en la falta de sensibilidad que suponía ignorar aquella maravilla?.  Hoy, El principito es uno de los pocos libros que he leído más de una vez. Con mucha diferencia el que más veces he releído, en castellano y en francés; Lo sigo leyendo a veces, y todavía encuentro claves que había pasado por alto, ideas inspiradoras, sencillas y maravillosas.

Una de las que me enganchó en la primera lectura es la referencia al zorro que hace el protagonista cuando dice «No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo».

Esta idea sobre la amistad y que los amigos, no son seres excepcionales, si no que son como los demás, pero al conocerlos, al dedicarles el tiempo y el esfuerzo de comprensión cariño que les dedicamos como amigos, los convierte en algo excepcional, porque de esta forma vemos a la persona que hay dentro de ellos, única en el mundo, con sus virtudes y sus defectos. Yo he dicho muchas veces que no necesito que mis amigo sean perfectos. Si solo buscase la amistad de los perfectos, tendría escasas posibilidades de tener amigos.

Y así la literatura de Antoine Saint-Exupéry se convierte en filosofía y da para innumerables descubrimientos. Ese entramado de literatura poética y filosofía se teje sobre una vida dedicada apasionadamente a la aviación. No en un momento cualquiera, sino en uno de los que con razón pueden considerarse los más extraordinarios de la historia aeronáutica: el periodo entre las dos guerras mundiales, cuando la aviación es tecnología punta, aventura, descubrimiento, conquista de rutas y de récords.

Los hombres que rompen los límites se convierten en legendarios y su testigo es Saint-Exupéry, que los eleva a través de los personajes inspirados en ellos, al rango de seres míticos.

Entre todos, yo destacaría a Rivière, el jefe de la linea aeropostal en «Vol de Nuit». Un hombre duro al que le es indiferente parecer justo o injusto, porque hace lo que cree correcto y cuya recomendación, «amad a aquellos que mandáis, pero sin decírselo» he recordado muchas veces en mi vida. Saint-Exupéry se inspiró en Daurat, el jefe de pilotos de Latécoère, para crear su personaje de Rivière. Este hombre real,  tan severo como virtuoso, a la vez inflexible y extremadamente humano cuya capacidad de liderazgo fue la clave del éxito de «La ligne». Titulado en la prestigiosa escuela de la Administración pública, participó en la primera guerra mundial, siendo herido como soldado de infanteria en la batalla de Verdún, y recibiendo diversos ascensos antes de pasar a aviación, donde se distinguió como piloto. Termina la guerra con el rango de capitán,  la Legión de Honor y la «Croix de Guerre» con ocho citaciones honoríficas. Es él quien decide, en 1927, enviar a Antoine de Saint-Exupery, cuya inteligencia y don para las relaciones humanas ha notado, como jefe de escala en Cabo Juby, donde sabrá negociar con los moros el apoyo y los rescates de los pilotos caídos o extraviados en el desierto.

Breguet XIV

En Cabo Juby convivió durante dos años con la guarnición española y comenzó a escribir su primer libro, «Correo del Sur», a partir de sus recuerdos y de sus notas de vuelo, narra de forma épica, las primeras entregas de correo aéreo desde Francia hasta Dakar, a través de España, Marruecos y Mauritania.

Y es Saint-Exupery quien introduce Figueras en el campo de la literatura y la aeronáutica, cuando en uno de sus libros relata el paso de los Pirineos y como desde el avión se observa la capital ampurdanesa.

Seria largo detallar, aunque fuera someramente, los convulsos avatares de su biografía, sus aventuras aéreas, su amor apasionado por Consuelo, su esposa de origen salvadoreño, que lo recordaría en el libro «Memorias de la rosa». Las consultas al buscador o la visita a una biblioteca, ofrecen abundante información sobre su biografía y su obra.

El Principito se publicó en 1943. Ese mismo año, se reincorpora a su escuadrón aéreo francés en el norte de África. Debido a su edad, se le prohíbe volar pero insistió Para poder realizar misiones de guerra. El 31 de julio de 1944, salió de Borgo, Córcega, en una misión de reconocimiento en la que debía a sobrevolar la Francia ocupada. Nunca regresó. Su desaparición estuvo envuelta en la leyenda hasta que un pescador encontró en el mar, en 1998, una pulsera que se identificó como suya y mas tarde fueron hallados los restos de un avión, que en 2004 se confirmó que se trataba del P-38 Lightning que pilotaba Saint-Exupéry.
Nota: Este artículo se empezó a escribir el día del aniversario, pero para darle forma y que saliera completamente a mi gusto, he ido retrasando su publicación hasta hoy.
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Yo estaba allí

Mentiría si dijese que recuerdo el día. No soy bueno recordando fechas y otras cosas que pueden consultarse fácilmente, en un libro, en Wikipedia o en Google. Internet no ayuda a hacer el esfuerzo para recordar esos datos, pero sin embargo guardo clara e intensa la memoria de la noche en que llegamos – nosotros, la humanidad- a la Luna.

Desde niño, yo era un auténtico entusiasta de los viajes espaciales. Seguía con atención cualquier cosa que hablase del programa Apolo o de la carrera espacial. No había muchas fuentes de información en los años sesenta: TVE, la única televisión de España, la Prensa y Radio del Movimiento, la biblioteca de La Caixa y alguna colección de cromos. Esas eran mis fuentes de información.

Para compensar, disfrutaba de una imaginación muy productiva.  Y mis dibujos. Dibujaba naves espaciales, batallas de naves espaciales …y soñaba con ir al espacio y ser astronauta.

Como prestaba poca atención a los estudios, con unos once años, mis padres decidieron hacerme un test psicotécnico. Para ver si era tonto de remate o un listillo con mucha geta. Me lo hizo mi pediatra de toda la vida, que además era un pionero en temas de psicología infantil, El Dr. Cambrodí.  Durante varias tardes asistí a su consulta y rellené test de diversos tipos. El último día, me dijo: «Roberto, hoy no rellenaremos test, te voy a hacer una pregunta, es importante que no contestes enseguida, sino que la pienses muy bien. Quiero que me digas una cosa que deseas muchísimo, que sea factible, pero que sabes que tú no podrás conseguir». A pesar de las indicaciones del médico, casi no había acabado de hablar cuando la respuesta salió disparada de mi boca: «ser el primero en llegar a la Luna».

Saturno V Modulo Lunar Un gran paso

El buen doctor se quedó con una cara de asombro, meditó un momento y anotó algo en su hoja. Muchos años después cuando se encontraba a mi madre por la calle siempre le preguntaba por «el astronauta». El diagnóstico de la evaluación no me dio por tonto, pero esa es otra historia.

El caso es que para mis padres, que ya sabían de mis aficiones astronáuticas quedó patente mi interés por el espacio. Cuando unos meses después el módulo del Apolo XI aterrizó en la Luna, los astronautas permanecieron dentro durante unas horas antes de pisar la Luna. El momento histórico se tenía que producir a altas horas de la noche en horario de España, y a esas horas los niños estábamos durmiendo. Sin embargo mi madre me despertó para que pudiera verlo. Me levanté y me senté en el sofá, con los ojos fijos en la pantalla en blanco y negro de la TV, que ofrecían unas imágenes borrosas, y pude ver como Neil Amstron descendía hasta decir su frase histórica y pisar la Luna. Recuerdo la emoción del momento y como comentaba con mi madre que aquello que presenciábamos era, realmente, un momento histórico. Arrebatándome mi codiciada hazaña, el primer hombre estaba caminando por la superficie de la luna. Y yo estaba allí, viéndolo todo en directo. Un gran paso para la humanidad.

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Lamy Experience

Lamy es una marca de plumas estilográficas alemana. Las plumas Lamy son conocidas por si diseño ergonómico y gran calidad, pero sobre todo por sus modelos más económicos que ofrecen una fantástica relación precio calidad, en mi opinión, sin competidor próximo en el mercado.
Tengo varias plumas Lamy y en las redes sociales sigo a personas relacionadas con la marca en España, así como a algún urbansketcher que usa plumas de esta marca para dibujar.
A través de las redes sociales, me enteré de la convocatoria de un evento en Barcelona al que llamaron «Lamy Experience». Lo que ofrecían era básicamente tres talleres de dibujo con desayuno, comida y fin de fiesta con música y copas, además de un paquete de bienvenida que incluiría una pluma Lamy.  El precio era de 100€.
Así de primeras dices 100 euracos y escuece. Yo no había ido nunca a un taller pagando. Los que he visto oscilan entre 25 y 70 euros sesión y he llegado hasta aquí de forma autodidacta, aflojando muy poco dinero en clases de dibujo, a base de libros, fijándome en como lo hacen los demás y preguntando cuando hay ocasión.
Los talleres los impartían dos urbansketchers de Barcelona, a los que conozco desde hace bastante tiempo: Santi Sallés y Swasky. Ambos tienen un estilo que me gusta mucho y sin duda alguna muchas cosas que enseñar. El tercer interviniente era Hugo Barros Costa, al que no conocía. Hugo es arquitecto y da clases en la escuela de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Valecia.

Pluma Pluma Pluma

El «regalo» de una pluma Lamy no era una cuestión determinante, pero si una cuestión a considerar: entre el precio de la pluma, el desayuno comida y copas por la tarde, es cierto que los talleres salían a un precio bastante razonable. Y a mi me apetecía disfrutar de la experiencia e iniciar así mis ‘regresos’ a Barcelona, después de haberme trasladado de nuevo a mi casa en Figueres.
Me decidí y la experiencia fue bastante satisfactoria. Un ambiente de camaradería muy agradable con gente muy motivada e inspiradora.
El evento era en un restaurante, y después de recoger nuestra identificación y el kit de bienvenida, empezamos con un desayuno bien surtido. Allí sobre mesas estaban algunos de los productos Lamy. Lo que más me llamó la atención fueron los nuevos colores de tinta. bueno, si no eran nuevos, yo no los había visto y poder escribir con ellos fue muy agradable. También me llamaron la atención las plumas caligráficas, de las que en varias ocasiones he estado a punto de comprar una, cosa que no he hecho debido a que aún tengo un buen surtido de las plumas caligráficas del Tiger-store.
Otro elemento del kit era un cuaderno de dibujo en acordeón. Es el primero que he usado de este tipo. Es muy sencillo pero cómodo y práctico. Me enteré de que los habían hecho con sus propias manos los instructores que impartían los talleres.
Los talleres fueron muy interesantes. Siempre se aprende algo.  Quizás el que menos me gustó fue el de perspectiva, que daba Hugo. Puso mucha voluntad, pero yo no estaba receptivo, el dibujo arquitectónico me aburre y conozco los principios de la perspectiva, pero cuando se trata de una perspectiva complicada, el dibujo reclama mucha atención, yo me aburro y acabo metiendo la pata y trazando una inconsistencia, lo cual me molesta muchísimo: estar prestando atención, para al final meter la pata.
La calle
Si quisiera hacer dibujos de perspectiva, usaría reglas, escuadras y cartabones, o aun mejor; un programa de CAD. Y si es así ¿por que sigo dibujando estas cosas?. Pues pienso que para mejorar tenemos que salir de nuestro circulo de confort. Si dibujamos lo que nos sale «bien» y lo que nos hace sentir cómodos, no evolucionamos. Yo me fuerzo a dibujar lo que me resulta más antipático para controlar la mano y el dibujo, y si, también la atención.  Aunque espero que Hugo me disculpe la falta de interés que puse en su taller en el cual había que dibujar una calle por la que bajaban unas escaleras y que era, a mi modo de ver, horrorosa. Yo solo jamás me habría puesto a dibujar aquello.
El taller de Swasky me gustó bastante, pero creo que le habría sacado más partido si no hubiera elegido un motivo vegetal para ejercitar la linea.
Y por la tarde , después de una comida que resultó muy agradable social y gastronómicamente, sin tiempo para recrearnos con el café y la sobremesa, fui al taller que impartía Santi Sallés, en el que pude disfrutar de la pluma que nos habían entregado. Aunque inicialmente supuso una decepción que el plumín fuera ‘F’ en lugar de ‘EF’ como yo esperaba, la verdad es que disfruté bastante haciendo varios dibujos algo más sencillos para finalmente dar un toque de color con acuarela líquida para resaltar el volumen.

amarillo Musicos

No pude quedarme nada más que un momento a las copas y la música, lo suficiente para hacer un dibujo rápido de los músicos y tomarme un gin-tonic con poco gin, como a mi me gustan.
El resumen es que fue una experiencia enormemente positiva. Me habría gustado que nos contasen más cosas técnicas de como se hacen las plumas, los diferentes plumines, como limpiarlas y cuidarlas, pero un día se hace muy corto.
Como anécdota diré que he usado mi nueva pluma Lamy (la quinta que he tenido de esa marca) en mis dibujos in situ, …lo cual tiene su peligro, pues el día 28 de junio, en un acto oficial, fue la ultima vez que la vi. No sé si se me cayó, la dejé olvidada saltó de mi bolsillo,.. El papel con los últimos dibujos que hice con ella volvieron a casa, pero la pluma no ha aparecido.  Espero que quien la haya encontrado la disfrute. Tiene un color horroroso, pero es una pluma excelente.

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