Maletas Perdidas

En la lista de correo «Aerolineas» un compañero ciertamente acostumbrado a viajar con frecuencia por todo el mundo en numerosas aerolíneas confesaba haber sufrido un robo en su maleta por primera vez.
Al hilo del comentario, otros contertulios, conocedores del mundo aeronáutico vertieron opiniones diversas sobre el tema. Un antiguo trabajador de handling comentaba que en otros tiempos los robos eran frecuentemente perpetrados por grupos de delincuentes organizados que se reparten las tareas para perpetrar el delito, protegidos por el anonimato entre un grupo mucho más numeroso de trabajadores evidentemente honrados.
En cualquier aeropuerto del mundo puede haber un grupo de desalmados similar, con procedimientos similares. Hay alguien que se encarga de desviar las maletas golosas. Otro la recoge y la lleva a otro lugar en el que se abre para robar lo que de valor pueda contener. Si la víctima tiene suerte, la maleta volverá al circuito una vez «saqueada». Si no, será arrojada en cualquier parte. Las precintadas son, evidentemente «golosas».
Un procedimiento muy habitual es hacer «el látigo» con el tren de carritos. Se toma una curva pronunciada a más velocidad de la que el convoy debería desarrollar y algunos equipajes se caen, el conductor «no se da cuenta» y sigue su camino. Otro vehículo va detrás y aparentemente la recoge, pero el destino es el desguace.
También se apuntaba que las maletas precintadas son más «golosas», pero en ese extremo no había acuerdo, pues si bien es cierto que las medidas de seguridad pueden revelar la presencia de algo valioso que proteger, la ausencia de las mismas ofrece la posibilidad de actuar más rápida y cómodamente, dando más garantías de impunidad al bandido. Un contertulio afirmó haber leído estadísticas en el sentido de que las maletas forradas con plástico eran asaltadas más frecuentemente, al tiempo que otros arremetían contra el coste de esta protección que constituye además un testimonio de la impotencia de compañías y autoridad aeroportuaria para proteger los bienes de sus clientes. Además de pagar su billete y una cantidad por tasas aeroportuarias, el pasajero se ve obligado a realizar un desembolso adicional para proteger sus bienes de los ladrones y de la incompetencia de los custodios.
No obstante en cualquier robo la víctima suele lamentar más el valor sentimental de algunos objeto desaparecidos que su valor económico, rara vez restituido por los 20 dólares que de forma estandarizada se obtienen de las compañías después de lo que a cualquier expoliado le han de parecer largos y tediosos trámites.
No es que los guardianes del orden sean corruptos o incompetentes. La policía realiza con cierta frecuencia operaciones infiltrando agentes en los centros de trabajo donde se pueden producir los robos. Según comentaba haber presenciado otro componente de la lista esto ha llevado en mas de alguna ocasión a poder detener a los delincuentes también infiltrados entre los trabajadores que se conforman con el sueldo que honradamente perciben.

Y en definitiva, se apuntaba que el objetivo final de cada uno es preservar su equipaje del saqueo y en caso contrario minimizar los daños de este sobre el resultado del viaje. Una opción apuntada es la de viajar con poco equipaje y bastante dinero para poder solventar las situaciones de necesidad que surjan y por supuesto, el dinero siempre encima de uno y los objetos valiosos o imprescindibles (ordenador, cámara de fotos…) en el equipaje de mano, en cabina y siempre a la vista de su propietario.
Yo, a mi maleta, le pongo un candado, más que nada, para notar la manipulación si la ha habido y nunca la plastifico, porque me parece que una película fina de plástico no es una excesiva protección y para no llamar la atención… aunque mis maletas son casi todas viejas y baratas porque de esa forma supongo que no anima a los amigos de lo ajeno que deben preferir las caras y nuevas.
Como para confirmar esta suposición en una última intervención que dio por clausurada la parte más interesante de la conversación electrónica, nos contaron un chascarrillo muy jugoso.
En un vuelo Madrid-Montreal le perdieron su maleta nada menos que al que fue Presidente ejecutivo de Iberia, Fernando Conte . Siendo presidente de Iberia, nada pudo hacer: solo esperar y la dichosa maleta nunca apareció. Realizaba el viaje para asistir a la IATA World conference y no sé si plantearía el problema ante tan alta instancia del transporte aéreo.
En cualquier caso, todo sigue igual: cuando facturas equipaje, el momento más emocionante del viaje es en la sala de las cintas a la espera siempre impaciente, siempre incierta, de tu maleta, de tus cosas, de la esperanza de seguir tu vida sin contratiempos.
NOTA 30/06/2010 : Escrito sobre la marcha durante el viaje, he editado este articulo para añadirle el video y aun tendré que hacerlo para añadir alguna foto.
NOTA 11/02/2021 : El video original de este artículo ha desaparecido de Youtube, por lo que lo he cambiado por el que ahora aparece, del canal de Iberia con consejos para hacer el equipaje y un seguimiento del recorrido de la maleta en el Aeropuerto de Barajas.

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Seguratas

Son oficialmente conocidos como «agentes de seguridad privada» o vigilantes jurados pero popularmente se les denomina por su nombre auténtico: seguratas.
Aunque como muy acertadamente indica la Frikipedia, existen diferentes tipos de Segurata, el tipo de «persona racional» está en extinción. Básicamente por que si a cualquier persona racional le pusieran a hacer un trabajo que le denigra, le pone en ridículo o sublima sus más bajos instintos, dejaría de hacerlo inmediatamente, por pura dignidad personal. Unos pocos idealistas se empeñan en nadar contracorriente en medio del torrente de la cloaca, sin darse cuenta de que la visión idealizada del guardián de la seguridad al servicio del público y la sociedad es solo una alucinación de su mente bienintencionada. Por citar la opinión de uno de ellos, «Es en definitiva una profesión acoge a los desperdicios currelas de aquí y de allá. No es algo vocacional, eso esta claro» (sic)
Es el tipo de trabajo sin formación que confiere autoridad sobre el resto del genero humano, aderezado con un uniforme, a veces armas y siempre instrucciones surrealistas e incompletas, a veces incluso claramente ilegales. Es la miel (¡o la mierda!) a la que acudirían todas las moscas sedientas de sentirse algo en la vida que nunca consiguieron por sus propios méritos, espécimenes violentos, sádicos, matones, engreídos y cobardes de diferentes especies.
Hay principios básicos para tratar con los seguratas: No discutas, no te entiende; no razones, ni puede ni le dejan; no chilles, denúncialo; no te quedes a solas o en desenfilada de las cámaras, necesitas pruebas; no provoques su violencia, está deseando desahogarse con cualquier excusa vanal.
Así dicho parece que un segurata es material peligroso. No se pueden hacer una idea de cuanto. Como los perros de la jauría, los seguratas son explotados por las grandes empresas a las que el márketing y los buenos modos impiden poner alambradas electrificadas y orcos con látigos para manejar al rebaño de clientes. Les proporcionan instrucciones escasas y simples ya que la poco capaz mente del empleado tampoco sabría bien como interpretarlas. Así cuando un segurata dice «no se puede» quiere decir «me han dicho que no se puede». Cuando dice «eso está prohibido» quiere decir «me han dicho que lo prohíba», cuando dice «no se lo puedo permitir» quiere decir «me juego las habichuelas si se lo permito». Traspasado este triste umbral de raciocinio, el segurata no tiene más razón que la violencia. La violencia verbal en forma de amenazas más o menos veladas, la violencia social en forma de procedimientos dilatorios, de aquellos de «se va usted a a enterar, porque seguro que tiene prisa, pero a mi me quedan seis horas de turno», …y llegado el caso violencia física.
Y detrás el sistema. Los dueños de los perros, el dinero, los abogados de las compañías …toda una organización desproporcionadamente dimensionada con el único fin de pisotear la más mínima noción de derecho, sustituyéndolo por el interés del que paga.
Todo esto me vino a la mente en el vuelo de vuelta desde Madrid. Llegué al aeropuerto dispuesto a tomar el primer vuelo del Puente Aéreo y al llegar al mostrador vi que salía uno en quince minutos. Me hicieron el billete y me fui al control de seguridad. Allí había una cola desproporcionada al número de gente que intentaba acceder a la zona de embarque.
Me dio la impresión de que el arco pitaba más de la cuenta. De hecho le pitaba a todo el mundo. La gente se quitaba zapatos, mostraba los bolsillos sacaba objetos de magnetismo imposible y el arco pitaba. Y el segurata se dedicaba a hacer registros concienzudos de aquellos potencialmente peligrosísimos pasajeros.
Llegado mi turno dejé en la bandeja y en mis bolsillos exactamente lo mismo que había dejado en Barcelona por la mañana y que allí me había permitido pasar el arco sin el menor indicio de sonido. Pero el arco madrileño pitó hasta desgañitarse y el segurata me indicó que ‘tenía que registrarme’. Me lo tomé con resignación. Quedaban unos minutos para la salida del avión, pero supuse que al expedir mi billete siendo este de business no vendría de un minuto y opte por lo más fácil que era no discutir con el segurata. Después de descalzarme y enviar mis zapatos a hacerse una radiografía me indicó que me pusiera con los brazos en cruz. Las compañías se suelen ahorrar esos aparatitos detectores de proximidad que dilucidarian donde llevo el objeto metálico que ha hecho saltar el arco, pero lo cierto es que la mayoría de los seguratas, y más en una situación en la que es evidente que el arco está mal tarado, harían un registro superficial. Aquel tipo se entregó a fondo y me pegó un manoseo que me dejó anonadado. Al llegar a la cintura me levanto la camisa y me palpó la entrepierna con tal interés que no pude por menos de tirar de mis pantalones, que me vienen anchos y se me caen sin cinturón y decirle «¿quiere mirar dentro también?». Se apartó y llamó a los agentes de la guardia civil diciendo que le había faltado al respeto, el agente se acercaron disciplentes -él y ella interrumpidos en su animada cháchara- y le dije que no era cierto, a lo que el segurata dijo «está grabado», ¿grabado? está claro que las cámaras no detectarían la presión ni su interés anómalo por mi anatomía. El guardia civil con cara de fastidio y poco convencimiento dijo «caballero, está cumpliendo su obligación». Ante la presencia de ‘la autoridad’ el segurata seguía dando instrucciones «dese la vuelta» yo por supuesto me la di, y nuevo manoseo. Al llegar de nuevo a la cintura debía seguir interesado en ese área por que casi me baja el pantalón a lo que yo protesté de nuevo ante el guardia civil: «¡oiga!, que me está bajando los pantalones!». Yo estaba entre indignado, pero tan sorprendido que ni siquiera me dio tiempo a cabrearme. el guardia debía saber, tan bien como yo, o incluso mejor, que yo tenía toda la razón del mundo, pero una cosa es lo que dice el Artículo 153 punto 2 y otra entretenerse en probarlo. Yo tenia muy claro que no podía cometer un desliz porque no quería perder el avión, pero el toqueteo de aquel energúmeno me tenía asombrado, ¿le daría algún tipo de placer el manoseo?. Ante mis protestas y porque el trámite no daba para más, se escabulló y me dejó recogiendo mis cosas. Yo me fui al avión pensando que debido a serias limitaciones psicológicas e intelectuales, la culpa no la tenía el pobre diablo sino este estúpido sistema que multiplica los controles vejatorios para los pasajeros, inútiles para la detección de peligros auténticos y cuya única finalidad es mantener una seguridad ficticia en la que nadie cree pero que nadie se atreve a racionalizar o que no se racionaliza porque unos cuantos están haciendo el agosto con ella.
Sobre los «agentes de seguridad privada», la ley dice cosas muy bonitas, como que tienen que tener una formación y un titulín, y tal y tal. Pero lo cierto es que el nivel es lamentable, que las consecuencias las paga el público y que los perjudicados son los derechos de los ciudadanos y muchas veces sus bolsillos porque cada vez más muchos lugares públicos dejan su seguridad en manos de compañías con sustanciosos contratos a costa de nuestros impuestos.
Si cualquier ‘agente de seguridad privada’ que se considere un profesional formado y responsable considera que las opiniones aquí expresadas son ofensivas, que no se moleste en comunicármelo. Si es un profesional responsable, no me refiero a él. Pero los dos sabemos que lo malo del sector es que desgraciadamente, lo que más abunda son seguratas de mierda.

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El moscardón

Cuando llegué a la habitación por la noche, había un moscardón en el cuarto de baño.
Cerré la puerta y lo dejé allí encerrado, horrorizado por la posibilidad de que se pasase toda la noche importunándome con su zumbido o dándome pasadas rasantes sobre la oreja.
El moscardón quedó allí encerrado. Unas cuantas dudas me asaltaron. ¿Que duración tendría la vida de un moscardón? ¿Podría volar en la oscuridad del cuarto de baño? ¿escaparía por debajo de la puerta?
Estas dudas me ocuparon solo un momento.Me metí pronto en la cama pues al día siguiente tenía que madrugar.
Por la mañana, cuando sonó la alarma de la PDA, me levanté sin pereza. Nunca me ha costado levantarme de la cama cuando tenía algo que hacer.
Entré en el cuarto de baño para asearme y mientras u¡intentaba verme en el espejo y procuraba ordenar los pensamientos me vino el recuerdo del moscardón a la mente. No había aparecido. Quizás se habría muerto o encontrado una escapatoria.
Pero al conjuro de mi pensamiento, el característico zumbido precedió solo en unas décimas de segundo a una pasada del animal entre mi cara y el espejo, seguida de un rápido giro a noventa grados de alabeo para iniciar dos rápidos virajes a mi alrededor.
Eché mano de la toalla y sacudí el aire alrededor del cuerpo para amedrentar al acosador que fue a posarse en un azulejo de la pared para examinar la situación. Sin darle tiempo a encomendar su alma al gran espíritu de los moscardones, le sacudí un trallazo con la toalla que dio con el bicho en el suelo y que casi hace volar todos los frascos de mi neceser como daño colateral.
Tranquilo y relajado al verme libre de la amenaza, pensé en lo poco que me habría costado el día anterior emprender aquella acción rápida y resolutiva que había ejecutado de una forma casi instintiva.
Este pequeño y trivial incidente muestra que muchas veces hacemos con los problemas lo mismo que con el moscardón: los encerramos a oscuras en el cuarto de baño esperando que el sueño y el tiempo los haga desaparecer solos, conservando la incertidumbre y las dudas en la mesilla para reencontrarlas al día siguiente hasta que finalmente nos damos cuenta de que si enfrentamos el problema con decisión lo resolveremos muchas veces sin gran esfuerzo porque la dimensión y gravedad que percibíamos no era producto de su entidad sino consecuencia de nuestras dudas, miedos e indecisión.

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Plataforma voladora

En Tendencias 21 se hacen eco de la presentación del Distributed Flight Array, que es una plataforma de vuelo consistente en múltiples vehículos autónomos de una sola hélice que son capaces de acoplarse con sus compañeros y volar de una forma coordinada. Una vez unidos en vuelo se mueven de esa forma durante unos minutos, y luego caen al suelo, sólo para repetir el ciclo de nuevo.

DFA dibujo:R.Pla

Se trata de un proyecto del Instituto de Sistemas Dinámicos y Control del Instituto Federal Suizo de Tecnología (ETH) de Zurich, en Suiza.
Cada vehículo individual dispone de una hélice que podría levantarlo del suelo, pero su vuelo sería inestable y errático. Se requiere la acción coordinada de varios rotores para mantener la estabilidad del conjunto.
La capacidad de coordinarse para mantener la estabilidad de una matriz de elementos es el aspecto novedoso de este proyecto. Los elementos intercambian información y la combinan con la de sus propios sensores para determinar la cantidad de empuje que necesita la matriz para el despegue y para mantener el nivel de vuelo. Si el vuelo nivelado de la matriz se altera, cada vehículo individual determina la cantidad de empuje necesario para corregir la perturbación en función de su posición en la matriz y el movimiento de la matriz.
Puede que en base a estas investigaciones en un futuro puedan desarrollarse vehículos modulares que puedan unirse para transportar pesadas cargas pero resulta igualmente interesante el trabajo realizado en las técnicas informáticas que permiten la coordinación de los vehículos individuales para conseguir un objetivo común que podemos imaginar como aplicable también, por ejemplo, a un enjambre de vehículos aéreos no tripulados (UAV) lo que multiplicaría las posibilidades de estos ya de por sí versátiles vehículos.

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Armonía fractal

El pasado sábado asistí a un coloquio organizado por el Museu de la Técnica en las instalaciones de ‘La Farinera’ una sección del Museo de Tecnología de Cataluña ubicada en Castelló d’Empuries.
Mi buen amigo Juan Jesús está empeñado en la realización de estos diálogos ‘multidisciplinares’ y en diferentes temporadas ha reunido a gente ‘de ciencias y de letras’ para hablar de temas diversos bajo la presunción de que los diferentes puntos de vista tienen que producir una visión más enriquecedora del tema tratado.
Yo soy escéptico en este aspecto ya que frecuentemente la gente va a los diálogos a oírse más que a oír y en el mejor de los casos cada uno va a lo suyo y tú si quieres cocinas los ingredientes en casa, igual que si los hubieras comprado por separado. Como consecuencia de esta opinión, voy a pocos de estos coloquios.
Sin embargo esta vez el tema me resultaba interesante ya que los fractales son para mí un entretenimiento muy próximo a mis aficiones: matemáticas, gráficos, diseño, plástica…

El eje de la actividad es la presencia de la exposición «Armonía fractal de Doñana y las marismas» patrocinada por el CSIC y realizada por Héctor Garrido como fotógrafo y Juan Manuel García Ruiz como director científico. La exposición puede visitarse en el centro de visitantes del Parque Natural de los «Aiguamolls del Empordà» conocido como ‘El Cortalet’.
La charla, en la que participaron Francesc Mauri -el ‘hombre del tiempo’ de TV3- el ornitólogo Jordi Sargatal y el pintor Daniel Lleixà fue interesante, aunque según lo previsible, cada uno nos contó una película diferente con escasa interrelación entra las mismas.

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Francesc Mauri nos mostró una presentación con unas interesantes fotos de nubes, Jordi Sargatal unas fotos de aves y Daniel Lleixà, sin duda el más interesante de todos, nos habló de sus cosas, de su pintura y de su punto de vista personal y particular, de artista, sobre el tema.
El público abarrotaba la sala de forma que hubo que poner más sillas y participó en el diálogo y la organización nos obsequió con una copa de cava y unos canapés que en absoluto es cierto que tuviera algo que ver en la locuacidad del personal.

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Al día siguiente fuimos a ver la exposición que nos pareció de una gran belleza tanto en las impresionantes fotos de las marismas de Doñana mostrando sus sorprendentes formas como en la parte expositiva en la que se proponían diversas estaciones interactivas para acercarse al concepto de fractal.
Este último vídeo no es material de la exposición, pero lo he encontrado en Youtube y me ha parecido interesante al coincidir en el tema, que explica de forma bastante clara. Hay otros vídeos en Youtube con vídeos sobre fractales.

Nota (03/03/2021): He sustituido el anterior video expuesto en este punto al actualizar el código del artículo para que use la instrucción «iframe» en lugar de la obsoleta «object«. El video que aparecía antes tiene una incordiante pantalla inicial advirtiendo de «contenidos inapropiados», una estúpida mojigatería a la que obliga la ley porque en el video se ven cuerpos humanos desnudos. Lo he sustituido por este en el que matemático Mandelbrot nos habla de su descubrimientos sobre los fractales.

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Construcción de la catapulta

Al observar los componentes del diseño que proponía la imagen del libro aprecié varios inconvenientes. Las pinzas de la ropa en casa son mayoritariamente de plástico y aunque quizás hubieran servido, la estabilidad de mi matrimonio tiene una ley no escrita que dice «no jugarás con las pinzas de tender la ropa en vano». Así que decidí buscar soluciones por otro sitio.

materiales calidad aeronautica

Como componente básico de la estructura decidí usar listones cilíndricos de madera procedente de China. Es decir, palitos de brocheta. Son mucho más ligeros que las pinzas de ropa usadas en el diseño original, y sin duda aportarían esbeltez a la estructura. No me cabía la menor duda de que, adecuadamente situados, resistirían el esfuerzo necesario para tensar la goma que proporcionaría la fuerza de impulsión.
Pero era necesario encontrar un sistema de unión de los diferentes elementos. Recordé un artículo, «Cómo construir una Kon-Tiki en miniatura». En un libro que había en casa cuando era pequeño: «Mundo Juvenil de Selecciones» (Selecciones del Reader’s Digest, Madrid, 1965, pp. 85-89). Esta referencia la he encontrado en la red gracias al magnífico artículo de Mario Vallejo, que reproduce el tema del original, la construcción de una maqueta de la Kon-Tiki. El caso es que en aquel artículo se describían detalladamente los nudos a realizar para montar una balsa primitiva peruana.
En mi estructura el hilo no me pareció muy adecuado y también pertenecía al negociado de mi esposa, así que a pesar de los tiernos recuerdos infantiles, lo deseché por completo.

corte preciso Base
Tirantes de la Base pilares del portico

Ya se sabe que la llamada Cinta Americana es «como el amor» porque «mantiene el mundo unido». No sé si además de este detalle sentimental que me proporcionó mi hija Beatriz se sabe que está formada por fibras de carbono un material cuya resistencia es casi 3 veces superior a la del acero, y su densidad es 4,5 veces menor.
Pensé que aplicada sobre las juntas con una técnica mixta entre las ataduras de la Kon-Tiki y los vendajes, les daría la fuerza necesaria. Para las primeras juntas simples usé trozos demasiado cortos que aunque cumplían su funcion eran algo escasillos, pero enseguida decidi tomar un trozo de cinta de unos 20 cm y cortarlo en tiras de unos 5mm de ancho a lo largo. Las largas tiras resultantes se podian enrollar en los listones a unir y rodear la junta de forma diagonal varias veces lo que ha dado como resultado las juntas sólidas y resistentes que pueden apreciarse en las fotos.

Junta Brazo
Refuerzo puntal

Para la cazoleta y la palanca lanzadora decidí usar una sola pieza: una cucharilla de plástico. Además resulto ser de «calidad aeronáutica» pues se trata de un recuerdo de nuestro viaje a Estados unidos con Delta Airlines.
Inicialmente pensé en crear un sistema de madeja de gomas retorcidas que mediante la fuerza de torsión para volver a su posición original harían girar la palanca de proyección hasta que hiciera tope con un travesaño. Pero encontrar un anclaje lo suficientemente fuerte para soportar de forma casi continua la tensión de la madeja de gomas no era sencillo y si a eso añadimos la necesidad de tener un sistema para dar tensión a las gomas girándolas resulta que el numero de complicaciones excedía con mucho el alcance del proyecto, por lo que decidí acudir al método tradicional que podríamos denominar de ‘tirachinas’ con una pequeña modificación: la de introducir la palanca expulsora en una gaza de la goma para que simplemente mediante el rozamiento esta permaneciera fija en el punto de apoyo de la palanca expulsora.
Por suerte había colocado un travesaño doble en el frontal de la base y usé el superior como eje de la bisagra de la palanca expulsora. Esta bisagra la hice con un trozo de cinta americana que rodeaba el eje al tiempo que sus puntas abrazan el extremo de la palanca expulsora (cucharilla) y que a su vez aseguré mediante otra pieza más pequeña alrededor el brazo de la palanca expulsora.

Goma Vista lateral

Por último coloqué el travesaño que detiene el recorrido del brazo de la catapulta y aseguré todo el pórtico frontal apuntalándolo con dos listones. Estos listones han quedado bastante largos sin que esto tenga otra razón que la estética, aunque no pueden recortarse del todo para que hagan de tope de las gomas impulsoras.
Las primeras pruebas, realizadas con un proyectil de circunstancias dan un alcance a la catapulta de 287 cm sobre el plano de su base y medidos a partir del pórtico frontal.
Sin embargo ya se ha programado un amplio calendario de pruebas balísticas con diferentes tipos de munición del que se dará cumplida cuenta en este blog aunque por ahora todo ello pertenece al más estricto secreto militar.

Ensayos

Los planos en 3D están realizados con SketchUp por mi hija Beatriz que es una verdadera artista con este programa y pertenecen a la fase de post-producción del prototipo ya que los planos originales se realizaron al mismo tiempo que se construía la máquina.

catapulta

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La catapulta

A veces hay extrañas situaciones difíciles de imaginar, pero cuando conoces el proceso que te ha llevado a ellas, comprendes que el natural devenir de la vida te llevaba a ellas de forma natural y difícilmente evitable.
Las mujeres suelen decir que los hombres somos como niños grandes. En mi caso tengo que discrepar en una parte sustancial de esa afirmación: Creo que sobra por completo la palabra “como”.
Reconozco que en muchos aspectos soy como un niño, disfruto como un niño y me siguen gustando los juguetes como cuando era un niño con la diferencia que ahora puedo hacer las pruebas y experimentos que entonces me estaban vedados. Si uno sabe como controlarlo, es mucho más divertido, y si no sabe como controlarlo, frecuentemente no es consciente de ese pequeño detalle.
Creo que soy una persona afortunada y no entiendo como otros renuncian a divertirse y eligen vivir solo la parte más aburrida de ser mayor. Quede claro que para mi se trata de un paquete completo: Las responsabilidades, el trabajo, la familia, los achaques,…pero también la libertad, la curiosidad, la diversión, algunas respuestas y nuevas dudas. Es la vida.
Filosofía aparte, voy a intentar haceros seguir el recorrido que nos va a llevar a experimentar con una catapulta en miniatura.
Pep es un colega de Twitter. No le conozco personalmente, pero le sigo en Twitter por lo que se sigue a la gente en Twitter: cuenta cosas interesantes o divertidas o ambas o apunta direcciones o eventos que me sirven de advertencias para leerlos o seguirlos.
Parece ser que algo tiene que ver con una web que se llama “No puedo creer que lo hayan inventado” y que se dedica a descubrir curiosidades y los artefactos más inverosímiles, esos que , precisamente, te hacen pronunciar el nombre de la web.
El otro día Pep estaba exultante porque ahora tienen una tienda para vender todas esos juguetes frikis típicos que venden en ThinkGeek y otras tiendas de ese estilo, casi siempre allende los mares. A mi me gustó la idea porque muchas veces he visto cosas -juguetes- maravillosas pero la distancia, los gastos de envío y el lio de si pasa o no la aduana me han echado para atrás, aunque cuando he comprado algo en Estados Unidos normalmente me ha llegado muy rápido y bien. De todas formas creo que ThinkGeek no hace envíos a España. Debe ser por si transferimos la tecnología a Cuba.

Mini Weapons of Mass Destruction

Me puse a comparar sus productos con los de esa tienda americana y así llegué a libro Mini Weapons of Mass Destruction. Y me quedé prendado. Sobre todo por el diseño de la portada, una catapulta en miniatura hecha con material de circunstancias, pero también por las fascinantes promesas de artilugios ingeniosos y divertidos cuya construcción y uso debe proporcionar horas y horas de diversión. .
Si se me permite el inciso y ahora que me acuerdo, hoy es mi santo, así que si alguien tiene capricho por hacerme un regalo, este libro sería un detalle muy celebrado.
No disponer de un libro no iba a privarme del placer de desarrollar una mini-arma de destrucción masiva (o quizás debería decir mínima) así que me puse manos a la obra.
Una vez explicado el proceso, espero que el lector comprenda que la extraña situación de la que hablaba al principio no es tal, sino simplemente algo inevitable, consecuencia de las circunstancias y que mi condición de adulto responsable no podía evitar, sino que debía acometer a conciencia. Y así lo hice. Pero los detalles técnicos, los contaré mañana.

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El negocio de los libros

En 1982, mientras compraba el diario en un pequeño kiosco de La Coruña, me sorprendió ver la revista “Archives d’Architecture Moderne” que había estado buscando sin éxito por todo Madrid y se lo comenté al kiosquero que con un deje gallego inconfundible me dijo: “Es que en Madrid, ¿Sabe usted?, hay muchos negocios que venden papel”.
Y tenia razón aquel hombre, en Madrid y en muchos sitios hay negocios que solo venden papel. Sus propietarios o trabajadores lo ignoran todo acerca de los libros, la literatura o los autores. Venden libros como podrían vender calcetines o electrodomésticos.
A mi, como lector, el tema me interesa y como observador de los cambios que la tecnología digital introduce en nuestra sociedad, también.
Al hablar de los derechos de autor todo el mundo parece acordarse de la música y el cine. El universo entero, excepto los gestores de derechos de autor y las discográficas entienden perfectamente que el modelo de negocio ha cambiado y que hay que buscar nuevas fórmulas de remuneración de la tarea creativa porque el negocio de cobrar por las copias cada vez será más inviable. Se apuntan como soluciones a los conciertos, al valor añadido de las copias como editar CD,s y DVD,s con libros sobre los autores y su obra, abonos a servicios de reproducción o tiendas de canciones…Unos y otros sistemas ya se han probado y el mercado se está ajustando. Los industriales tienen que entender que no pueden ahorrarse los costes y seguir cobrando el mismo precio, el mercado todavía tiene que estabilizarse en unos márgenes que sean aceptado s por clientes y vendedores.
Pero ¿Y los autores de libros?. Miguel Ángel lo apuntaba la semana pasada en una animada charla delante de unas tapas: ¿De que van a vivir los autores de libros si se hunde la venta de libros como consecuencia de la copia de los libros electrónicos?. La pregunta quedó en el aire para volver a resurgir de nuevo esta semana entre los calamares y la empanada gallega.
Aunque no hubo conclusiones, yo apuntaba el hecho de que como otros sectores, el negocio editorial no está hecho a la medida de los autores, que son la parte productora. El capital se lleva, aquí también, la tajada del león.
Recordaba una conversación con un autor amigo mío hace unos meses. Su primer libro fue un éxito. Sin embargo no quedó contento de la gestión que había hecho de él la editorial. De hecho estaba bastante molesto. Le pidió a su agente literario que buscase otra editorial que quisiera publicar su segundo libro. Dada la acogida del primero cabía esperar que no sería difícil. Sin embargo, tras uns serie de confusos pasos el agente se comprometió de nuevo con la editorial del primer libro. Mi amigo sospecha que lo que primaron fueron los intereses del agente, que la editorial estaba interesada en repetir el éxito y el agente no quería quedar mal con ellos para no cerrarse esa puerta a otros tratos ajenos por completo a los intereses del autor.
En definitiva el libro hay que escribirlo y hay que venderlo, pero el autor solo lo escribe, el negocio editorial es quien hace el negocio. Hasta que se es un súper-ventas no se tiene capacidad de negociación.

El negocio Editorial

¿Y la autoedición? Pregunté yo inocentemente. Mi amigo el autor de incipiente éxito me miró con paciencia y me explicó que en el mundo de los autores la autoedición es el recurso de los desesperados que no consiguen convencer a un editor para que arriesgue su dinero. En el mercado lo que te califica como autor no es la calidad del libro sino la tasación que de él hacen los mercaderes de papel. Eso mueve campañas publicitarias, promoción, ediciones de tapa dura, entrevistas y sesiones de firma de ejemplares.
Como todo en esta vida tiene una cierta inercia, no creo que el sistema vaya a cambiar de la noche a la mañana. Aunque existen las herramientas para una autoedición de calidad, la calidad del libro no la puede garantizar el propio autor y de alguna manera tiene que existir un grupo que avale ante el consumidor la calidad de lo que va a comprar o el gasto que va a realizar, aunque solo sea de su tiempo.
Yo creo que es posible que en un futuro próximo el negocio editorial vea la multiplicación de pequeñas editoriales, quizás agentes editores, probablemente muy especializados que usando las herramientas digitales puedan realizar ediciones en papel mucho más cortas y económicas, al tiempo que ediciones electrónicas comercializables por los canales de la red y que soportando unos costes estructurales mucho menores puedan trabajar con márgenes menores que las grandes editoriales.
El sistema ha de cambiar mucho, es posible que en algún momento llegue al borde del colapso, pero la dinámica de la historia nos enseña que los mercados no desaparecen: se transforman. Los autores pasarán a editar sus libros, solos o ayudados por los agentes editoriales, quizás renazca el mecenazgo o igual que hemos visto aparecer la prensa gratuita financiada por los anunciantes, las grandes empresas buscarán patrocinar autores con fines publicitarios y sin duda alguna el triunfo económico de un autor vendrá de la mano de las adaptaciones al cine o al formato de telenovela, un producto que hace años que se ofrece de forma gratuita por las cadenas de emisión libre sin que eso parezca haber afectado al negocio de las cadenas de pago.
Nota 07/06/2010. Aún no lleva un día en la red y tengo que editar este artículo para llamar la atención sobre la carta abierta de Jordi Adell a los editores de libros de texto, tan clara, tan completa y tan inteligente como corresponde a su autor, que fue en su dia el pionero de la web en España y actualmente se dedica al estudio de la aplicación de las nuevas tecnologías en la educación. Recomendable sin desperdicio: Carta a los editores de libros de texto

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El Microscopio

Los juguetes tecnológicos siempre me han llamado la atención. Cuando tenia doce años barajaba la posibilidad de dedicarme a la biología y Félix Rodríguez de la Fuente era uno de mis héroes. En cuanto la televisión llegó a casa no me perdía ni uno solo de sus programas de «Fauna» y gastaba una sustanciosa parte de mi paga en coleccionar los fascículos del mismo nombre.
Pero la parte de la naturaleza que más me fascinaba era la vida microscópica. Las imágenes de Pasteur o de Santiago Ramón y Cajal inclinados sobre su microscopio y dibujando neuronas me fascinaban. Pedí a mis padres un microscopio y mi padre habló con Juan Mir, un amigo de la familia que trabajaba como representante de este tipo de aparatos. Juan me conocía desde que era un mocoso de apenas un año que pasaba unos días con mi familia en casa de su padre en la Seo de Urgell donde eran propietarios de una conocida empresa de transportes.
«¿Robertito quiere un microscopio?. Pues nada, yo se lo regalo». Ante tan generosa oferta mi padre no pudo ejercer oposición. Pasó el tiempo y cuando yo recordaba el microscopio me decían:»hijo mío, Juan prometió que te lo regalaría y seria una descortesía recordárselo y una afrenta comprarlo sin contar con él». El caso es que pasó el tiempo y no olvidé el microscopio pero comprendía perfectamente los condicionamientos sociales que me separaban de él.
Mi hermano Luis Miguel creció con el mismo interés que yo por los bichos, y todo hay que decirlo, con algo más de tolerancia por parte de mis padres. Llegando a la edad de pedir, también se le ocurrió la idea del microscopio. Mi padre volvió a hablar con Juan y este le dijo. «¿Chicho (así llamaban a mi hermano de pequeño) quiere un microscopio? Pues nada, yo se lo regalé a Roberto y yo se lo regalo a él». A lo que mi padre no pudo resistirse y contestó que si había de ser como el mio que prefería pagárselo o comprarlo en otro sitio. Ante el asombro y azoro de Juan le aclaró el malentendido y compungido por el olvido se presentó en casa a los pocos días con un microscopio escolar más que decente.
Cuando todo esto ocurría yo ya estaba estudiando fuera de casa, la aeronáutica había superado en mis ilusiones a la biología mucho tiempo atrás y en las vacaciones solo eché algún que otro vistazo rápido al microscopio.
Algunos años después, cuando mis hijos tenían edad de ir al colegio, mi hermano me propuso que me llevase el microscopio y que cuando sus hijos fueran mayores ya se lo devolvería. Desde luego mis hijos han jugado poco con el microscopio, a pesar de haberles comprado muestras preparadas y otros intentos de incentivar su interés por la ciencia. Yo sin embargo he disfrutado más de una vez de aquel juguete que tanto deseé en mi infancia.

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En el 2003 y el 2004 estuve experimentando con una webcam, acoplándola al microcopio después de retirar el visor. Dada la calidad de la cámara, los resultados no fueron espectaculares pero yo disfruté de lo lindo. Poco después le devolví el microscopio a mi hermano y poco después encontré por la red un juguete muy interesante. Era una mezcla de webcam y de microscopio, diseñado específicamente para su uso como entretenimiento didáctico de estudiantes, no como mi chapuza de circunstancias. Aquel año no apareció como novedad en las jugueterias españolas y el año siguiente tampoco. EN España siempre es difícil encontrar juguetes científicos o técnicos.
Hoy puede encontrarse a través de la web alguna oferta de cámaras de este tipo en una gama que va desde el sencillo juguete a la herramienta profesional, pero lo más interesante que he encontrado son una serie de artículos en instructables.com con unas cuantas buenas idas. Y aquí hay otra serie de enlaces interesantes:

Algunos de estos enlaces corresponden a catálogos comerciales de empresas, por lo que pasado un tiempo podrían desaparecer. Si encuentras algún enlace cortado, puedes hacérmelo saber a través de los comentarios.

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